miércoles, 10 de octubre de 2007

35 aniversario de la tragedia de Los Andes


Arriero chileno participará en Uruguay en aniversario 35 de la tragedia de Los Andes

Miércoles 10 de Octubre de 2007 23:27 
EFE
MONTEVIDEO.- Los uruguayos han organizado una serie de actos para recordar el accidente de un avión que cayó en los Andes hace 35 años y que transportaba al equipo de rugby de este país, dijo hoy Roberto Canessa, uno de los sobrevivientes.En las actividades participará el arriero chileno Sergio Catalán, quien auxilió a los 16 sobrevivientes y asistirá a una conferencia de prensa y a un programa especial de televisión sobre el accidente y el salvataje de los jóvenes que viajaban en la aeronave.

El próximo sábado, los 16 sobrevivientes ofrecerán una cena en un restaurante de Montevideo, a la que han sido invitados, además de Catalán, los ex jugadores de rugby del Old Boys de Santiago, equipo con el que iban a jugar en Chile los accidentados en 1972.Canessa indicó que el próximo domingo también se jugará un partido entre los equipos de la generación 1972 del Old Christians y el Old Boys, de Chile.

En junio pasado, Canessa y Antonio Vizintín, otro de los miembros del grupo de sobrevivientes, se enteraron que Catalán, de 80 años, estaba mal de salud y que podía caminar muy poco.También supieron que estaba en lista de espera desde hacía un año para que le colocaran una prótesis de cadera.

Los sobrevivientes uruguayos, muchos de ellos que ejercen como médicos, colaboraron para que la operación se realizara lo antes posible.El hecho de que el anciano viaja ahora a Montevideo confirma su recuperación.Canessa informó, igualmente, sobre otro pequeño milagro que ocurrió en las nieves cuando un andinista mexicano encontró en 2005 el saco azul que llevaba Eduardo Strauch cuando el avión se estrelló en los Andes.En los bolsillos había una billetera, además de documentos y el talón para “retirar el equipaje en destino".La tragedia de los Andes ocurrió el 13 de octubre de 1972, cuando el aparato militar cayó entre las cumbres heladas.

Durante 71 días, los sobrevivientes se aferraron a la vida a 5.000 metros de altitud sin alimentos.Un total de 20 personas murió en el accidente y otras diez después.Tras suspenderse la búsqueda, se produjo un alud que mató a ocho pasajeros más, por lo que quedaron con vida y sin comida 19 jóvenes, de los cuales tres fallecieron en los días sucesivos por las heridas recibidas y el debilitamiento por falta de alimentos.Sesenta días después de precipitarse el avión, dos de los 16 sobrevivientes que quedaban decidieron tratar de llegar a zonas habitadas y, tras una caminata de 10 días, dieron con Catalán que avisó a las autoridades y le facilitó la llegada a su domicilio.El 23 de diciembre de 1972, dos meses después del accidente, los sobrevivientes regresaron a Uruguay.


El arriero Sergio Catalán (2º de la der.) posa con varios sobrevivientes de la tragedia aérea de hace 35 años. (EFE).
Asunción, Paraguay, Sábado 13 de Octubre de 2007 Internacionales Recuerdan hoy la tragedia aérea de los Andes de hace 35 años

MONTEVIDEO (EFE). El arriero chileno que permitió el rescate de los sobrevivientes de la “tragedia de los Andes” en 1972 llegó ayer a Uruguay con motivo del 35º aniversario del accidente de aviación sufrido por un grupo de jóvenes deportistas uruguayos.>

Sergio Catalán, el primer hombre que vio a los sobrevivientes del accidente ocurrido el 13 de octubre de 1972 y que alertó a los servicios de seguridad para que los rescatasen, fue recibido por Rodolfo Nin Novoa, vicepresidente de Uruguay, quien le agradeció lo que hizo por sus compatriotas y le entregó una placa conmemorativa. El arriero, de 80 años, fue invitado por los sobrevivientes a compartir con ellos una fiesta que celebrarán hoy, sábado, en Montevideo. 

La acción de Catalán permitió salvar a 16 ocupantes del avión siniestrado, los cuales afrontaron 71 días a 5.000 metros de altitud, en plena cordillera de los Andes, sin más abrigos y comida que los que había en el avión, por lo cual se vieron obligados a recurrir a la antropofagia. En el avión viajaban a Santiago integrantes de un equipo de rugby de Montevideo, el Old Christians, acompañados de algunos familiares, para disputar un partido. Su caso dio la vuelta al mundo gracias a un libro, ”¡Viven!”, que luego inspiró una película.

Uno de los sobrevivientes, Roberto Canessa, hoy de 54 años y médico cardiólogo, afirmó recientemente al diario “El País” de Montevideo que la antropofagia “es algo que impresiona al que no conoce lo que son 30 grados bajo cero y al que no sabe qué es que se muera un amigo, si no se hace algo”.
El milagro de los Andes
En medio de la inmensidad de las nieves cordilleranas quedó el avión que transportaba a los deportistas uruguayos.

"Vengo de un avión que cayó en la montaña. Soy uruguayo. Hace 10 días que estamos caminando, tengo un amigo herido arriba. En el avión quedan 14 personas heridas. Tenemos que salir rápido de aquí y no sabemos cómo. No tenemos comida. Estamos débiles. ¿Cuándo nos van a buscar arriba?. Por favor, no podemos ni caminar. ¿Dónde estamos?."

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En medio de la inmensidad de las nieves cordilleranas quedó el avión que transportaba a los deportistas uruguayos.

El arriero Sergio Catalán leyó dos veces la nota. Por unos instantes pensó que podría tratarse de alguna broma, pero desechó la idea casi de inmediato. La apariencia de los jóvenes era demasiado frágil, para ser mentira. Al otro lado del río San José, las enjutas figuras de Fernando Parrado y Roberto Canessa, apenas si lograban moverse, mientras agitaban sus brazos y gritaban, pidiendo ayuda.

Eran las 09,30 horas del 21 de diciembre de 1972. Habían transcurrido 70 días desde que el avión de la Fuerza Aérea uruguaya, con destino a Santiago, se extraviara con 45 pasajeros a bordo; la mayoría de ellos jóvenes de entre 19 y 25 años e integrantes del equipo de rugby Old Christian. El último contacto del aparato con la torre de control se había producido a las 15,30 horas del 13 de octubre, cuando el copiloto comunicó que la nave se disponía a aterrizar en cinco minutos más. Pero nunca llegó.

Al parecer, el oficial había hecho una lectura errónea de los instrumentos, y al salir de una densa capa de nubes para comenzar el descenso, los pasajeros pudieron percatarse que iban directo hacia una pared de montañas en lugar de la pista de aterrizaje. Protegidos por una parte del fuselaje del avión, los sobrevivientes sólo contaban con algunos chocolates, algo de vino, y muy poca ropa de abrigo para soportar los 30°C de temperatura que se registraban en las noches. Con el sistema eléctrico del aparato, lograron hacer funcionar una radio que traían y a través de la cual se enteraron, al noveno día, que la búsqueda se había suspendido. A esas alturas, los signos de desnutrición comenzaban a notarse: mareos, sensación permanente de frío, piel escamosa y apatía.

Había que hacer algo para alimentarse. Claro que tomar la decisión fue más difícil que llevarla a cabo. Y el rol que jugó en eso el estudiante de segundo año de medicina, Roberto Canessa –nacido en 1953– fue determinante. Fue él quién se atrevió a plantear, por primera vez, lo que ya muchos pensaban: recurrir a los cadáveres de sus compañeros para obtener las proteínas que necesitaban. Para convencerlos les explicó cómo la falta de alimentos iría consumiendo sus organismos. Así, todas las convicciones morales y religiosas entraron en conflicto, y hubo algunos que se negaron a comer hasta que ya no les quedaron fuerzas.

Convencidos de que la ayuda nunca llegaría y que Chile no debía estar muy lejos, al cabo de dos meses cuando las nevazones amainaron, los muchachos optaron porque un pequeño grupo abandonara el lugar en busca de socorro. Los elegidos fueron Canessa y Parrado, en vista de sus condiciones físicas y sicológicas. A las cinco de la mañana del 11 de diciembre, se inició la travesía que culminaría diez días más tarde cuando desembocaron en el sector cordillerano Los Maitenes, a 70 kilómetros de San Fernando. Esa mañana, los jóvenes divisaron a tres arrieros que se encontraban al otro lado del caudaloso río que atravesaba el lugar. Utilizando un lápiz labial, Canessa escribió una carta, se acercó a la orilla y la lanzó adosada a una piedra… En ese minuto, comenzó a conocerse "el milagro de los Andes".

Esta breve crónica que hemos leído más arriba fue publicada en la revista Qué Pasa en el anuario especial de 1996, acompañando una entrevista de Roberto Canessa. Pero para comprender en mejor forma el real significado que esta verdadera proeza de significó queremos a continuación entregar la crónica que en los tiempos del suceso escribió la misma publicación en su edición de 28 de diciembre de 1972.

Lo que no se ha dicho del avión uruguayo

Mientras la increíble historia de los 16 sobrevivientes del avión uruguayo se acercaba a su fin con el regreso de los salvados a su patria Qué Pasa buscó la nota humana y también la técnica del desastre aéreo, así como de los dos meses y diez días de lucha contra la muerte y del sensacional rescate que fue el clímax de la odisea.

El 25, en la Casa Central de la UC, tres sacerdotes (entre ellos el director del Canal 13, Padre Raúl Hasbún) celebraron la última de las numerosas misas ofrecidas en acción de gracias por los rescatados y sus familiares. Dijo a Qué Pasa uno de los concelebrantes, el jesuita uruguayo Eduardo Rodríguez, que estudia Teología en la UC:

"Estos muchachos tienen una fe muy firme, que han madurado a lo largo del tiempo. A muchos los conozco desde hace más de seis años. Esta experiencia nos demuestra cómo Dios se une al esfuerzo humano compartido, a la ayuda mutua. Fortifica nuestra esperanza ver cómo se puede superar situaciones tan al límite".
Para algunos de los asistentes, la misa del día de Navidad debió parecer irreal: ellos mismos, en Chile durante la infructuosa búsqueda de octubre, habían asistido a otra misa, en la iglesia de El Bosque…, pero de difuntos, por el descanso del alma de los ahora "resucitados".

En el curso de la ceremonia del 25, se leyó un mensaje de Paulo VI para los sobrevivientes, enviado al Arzobispo de Montevideo y retransmitido desde allí a Santiago.

Pormenores de la odisea

Los asistentes a la misa –rescatados, parientes, la Embajadora del Uruguay, "Belela" Herrera de Chalone –comentaban aspectos de la aventura. He aquí algunos poco conocidos:

-Allende llamó a la Embajada la mañana de Navidad, transmitiendo un mensaje para todos los sobrevivientes.
-Innumerables regalos recibieron aquéllos en el Sheraton, la Nochebuena, incluso una virgen de Claudio di Girolamo, firmada por él, su mujer y sus hijos.
-Durante las semanas de aislamiento, algunos cegaron por el resplandor de la nieve. Dormían apilados uno contra otro, para paliar el frío. Con el sistema eléctrico del avión –conectado por Roy Halley a la radio que traían– consiguieron hacer funcionar ésta; sí entre ellos hubiese habido un ingeniero, habrían podido armar un radiotransmisor para comunicarse.

-¿De qué se alimentaron? El tema tabú de la carne humana es un fantasma que nadie se atreve a abordar (aunque comerla hubiese sido legal y moralmente permisible). Pero tenían vino, caramelos, mucho chocolate (comprado en Mendoza)… y también, para los momentos extremos, chicle…¡ y hasta gomina y pasta de dientes! Su primera sopa de sobre, recién hallados, fue declarada "la más rica del mundo".

-Pese a la alegría, hay signos de postración nerviosa: "tics", pequeños temblores. Algunos necesitan cojines para poder sentarse; apenas se les ve la carne en los miembros y los huesos se les entierran en la piel. Otros no han perdido excesivamente peso, como el hijo del pintor Páez Vilaró.

Destinos personales

Las distintas suertes de las víctimas del accidente servirían de argumento a una novela. Por ejemplo:
-Metho: (37 años) era el único industrial. Los sobrevivientes recuerdan con afecto a su mujer, verdadera madre para todos, que los animaba continuamente. Murió en el alud.
-Gustavo Nicolich: escribió un diario hasta el día de su muerte. Está ya en poder de sus padres, que mantuvieron siempre la esperanza de hallarlo vivo.
-Canessa: estudiante de segundo año de medicina, debió operar a uno de los sobrevivientes. Fue además el único que no perdió el conocimiento con el impacto.
-El líder indiscutido del grupo fue Parrado. Al volver en sí, halló a su madre muerta. Su hermana falleció a los pocos días. Parrado y un acompañante, con inmenso esfuerzo, trajeron trozos del ala del avión, desde varios kilómetros de distancia, para tapar los boquerones del aparato semidestruído y convertirlo en "casa".
-Guido Magri: debía casarse el 14 de diciembre con la chilena María de los Angeles Mardones. Incluso estaba pedida la iglesia. Un hijo de los Embajadores de Chile, íntimo amigo de Magri, viajó a Santiago en la esperanza de hallarlo vivo. Pero murió con el impacto mismo del avión.

El rescate

Qué Pasa conversó con el comandante Jorge Massa, piloto de uno de los dos helicópteros que, en arriesgada maniobra, salvaron a los uruguayos. Massa, casado, dos hijos, ex Director del servicio Aéreo de Rescate (SAR) y especializado en esta tarea (ha salvado a más de dos mil personas), en un principio se negaba a hablar. Aducía no haber sido el jefe de la misión (lo fue el actual Director del SAR, y piloto del otro helicóptero, Carlos García, hoy en Nicaragua en nueva misión humanitaria) y que ésta no era hazaña personal de nadie, sino un trabajo en equipo. Finalmente, se avino a comunicarnos sus impresiones sobre el rescate.

En primer término, nos hace ver que el SAR no es una institución, sino un servicio que se organiza, automáticamente, junto con denunciarse la pérdida de una aeronave, y en el cual colaboran la FACH, Carabineros, Socorro Andino, Clubes Aéreos, etc.

-Qué Pasa: ¿Cuánto puede sobrevivir una persona en un accidente aéreo?
-Massa: Depende de muchos factores personales: estado físico y psicológico, medios de subsistencia, etc. Lo normal es que no exceda de diez días.
-¿Después de esos diez días se suspende la búsqueda?
-Massa: No hay plazo fijo. En Chile –sobre todo en la cordillera, donde las posibilidades de éxito son limitadas– lo que se estila son, efectivamente diez días. Hay que considerar también los riesgos que corre el equipo de búsqueda.
-¿Por qué no fue hallado el avión uruguayo por el SAR?
-Calculamos con bastante exactitud dónde debía estar. Incluso un teniente de FACH declaró, ahora , haber pasado por encima de él sin verlo. La nieve impidió la ubicación. No existe otro recurso para ello más que la vista. No hay detectores eficientes. Sí algunos aparatos electrónicos, que emiten señales de auxilio en cierta frecuencia, pero este avión no los llevaba. Los sobrevivientes hicieron señas con objetos metálicos, pero no reflejaron de manera suficiente la luz; lo mismo sucedió con las alas del avión, pese a haber quedado en un lugar relativamente abierto. La única señal efectiva habría sido el humo, pero no tenían elementos para hacerlo.
-¿Cómo fue la operación de rescate?
-En verdad , tuvo bastantes riesgos. Salimos de Santiago con condiciones de navegabilidad inferiores a las mínimas, aun para helicópteros. En San Fernando quería subirse el padre de uno de los sobrevivientes, pero por razones obvias no pudimos permitírselo. Fuera de los pilotos y de dos mecánicos por máquina, iban tres miembros del Cuerpo de Socorro Andino y – desde San Fernando – un médico y un cabo enfermero. Con niebla, nos adentramos en la cordillera, hasta la confluencia de los ríos Azufre y Tinguiririca. Allí nos explicaron que los dos sobrevivientes que habían bajado estaban más al interior del Azufre todavía. Siempre con un tiempo pésimo nos metimos por el cajón del Tinguiririca hacia arriba: ni se distinguían las orillas. Finalmente, no nos veíamos de un helicóptero al otro. Decidimos detenernos… y por coincidencia lo hicimos justo en el lugar desde el cual los dos uruguayos habían tomado contacto con el arriero, río de por medio. Ahora estaban con una patrulla de carabineros, al otro lado del río. Seguimos subiendo, después de alivianar los helicópteros de parte de la tripulación, pero embarcando como guía a uno de los sobrevivientes.
-Y éste… ¿tenía mucho miedo?
-Su única obsesión era llegar donde sus compañeros, así que no se daba cuenta del peligro.
-¿Cómo eran las condiciones del ascenso?
-Malas. Había 6 o 7 octavos (sobre un máximo de 8) de nubosidad, y cúmulos, que son las nubes más violentas y que indican fuertes corrientes ascendentes. El descenso en el lugar de la caída, sí que fue una verdadera odisea. Subíamos y bajábamos como hojas secas, por las corrientes de aire. Al fin pudimos posarnos… un patín en la nieve y el otro en la ladera.
-¿Y el despegue?
-Eso fue lo peor. El tiempo siguió deteriorándose. No podíamos salir. El viento nos tiraba para abajo. Los uruguayos que embarcamos se abrazaban unos con otros, creían que ahora sí se iban a matar. Al fin pudimos captar corrientes ascendentes y pasar por arriba de un ventisquero… pero muy al ras, no más de tres metros. El espectáculo más pavoroso era ver sobresalir, entre las nubes – de repente y en forma velada – las agujas de los cerros, sabiendo que no podíamos subir más. Al llegar por fin al campamento, los tripulantes nos quedamos sin decir nada, mirándonos no más, emocionados. Porque repetir el vuelo en las mismas condiciones habría sido un suicidio. Otro instante emocionante fue en San Fernando, cuando junto a padres de sobrevivientes estaban los de otros viajeros que habían muerto en el accidente. Alegría de unos, tristeza y rostros demacrados de los otros. Se me llenaron los ojos de lágrimas.
-¿Ha sido éste el rescate más arriesgado de su carrera?
-Sin duda. Y llevó doce años en helicóptero. He estado en lugares más inaccesibles, pero nunca en condiciones tan terribles. He pasado con el rotor del aparato a treinta centímetros de una pared rocosa… pero con estabilidad. Aquí el viento nos movía a su capricho, no teníamos control.
-¿Seguirá en esta labor?
-Sí, claro. Se siente temor, pero uno se sobrepone porque va a auxiliar a una persona que lo necesita. Pero no es sólo el piloto el que trabaja, es un equipo, con el mecánico y el tripulante… y a veces uno solo figura como héroe.

Y el comandante Massa se despide de nosotros. Nos dice, al partir que escribe sus recuerdos de salvataje. La única dificultad, comenta, ha sido el enojo de su mujer al leer las primeras páginas de estas memorias espeluznantes. Su segundo hijo (concluye) nació el mismo día del accidente del avión uruguayo. El no pudo estar presente: buscaba a las víctimas de la aeronave… que ahora, setenta y un día después, ha cooperado en rescatar. Hazaña que no logró el "mentalista" japonés especialmente traído desde su patria por las familias de los viajeros desaparecidos - por métodos más esotéricos pero menos riesgosos que los del SAR -ubicara el lugar del accidente.

Libros Publicados

* La tragedia de Los Andes ha dado pie para la publicación de una gran cantidad de libros:

"La verdad sobre el milagro de los Andes", de Serge Soiret
"Vivir o morir-El drama de los resucitados de las nieves", de Alfonso Alcalde
"San Fernando, Chile, urgente", de Oscar Vega
"El milagro de los Andes", de Hector Suane
"Survive", de Clay Blair Jr.
"They lived on human flesh", de Enrique Hank López
"Vengo de un avión que cayó en las montañas", de Alfonso Alcalde
"¡Viven!, La tragedia de los Andes", de Piers Paul Read
"Entre mi hijo y yo, la luna", de Carlos Páez Vilaró
"Para que otros puedan vivir", de Rodolfo Martinez Ugarte
"The Place Where the World Ends", de Richard Cunningham
Cabe destacar también que se han filmado dos películas: la primera, en Mexico, en 1975, y se basó en el libro de Clay Blair Junior. La segunda se rodó en Vancouver, Canadá, en 1993, y estuvo basada en el libro "Viven", de Piers Paul Read.

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HISTORIA DE UNA TRAGEDIA
OCTUBRE DE 1972

Jueves 12 : El Fairchild F-227 despega de Carrasco y aterriza en Mendoza.

Viernes 13 : Despegan de Mendoza y caen en los Andes. En el choque mueren trece personas. Durante la noche mueren 3 personas más.
Sábado 14 : Se dan cuenta que Vizintín pierde sangre por uno de sus brazos y detienen la hemorragia. Encuentran al copiloto Dante Lagurara muerto y al mediodía también muere la señora Mariani.

Domingo 15 : Adolfo Strauch inventa el convertidor de nieve en agua. Fernando Parrado recobra el conocimiento y cuida de su hermana Susana que está en estado crítico. Poco después del mediodía ven pasar a tres aviones, pero siguen de largo. Poco después pasa uno demasiado cerca de los restos del Fairchild y mueve las alas, lo que les hace creer a los supervivientes que fueron vistos. Al ver esto quedan seguros de que el rescate vendría de un minuto a otro, pero nada pasa aquel día. Avanzada la tarde, el capitán del equipo Marcelo Perez descubre que alguien se comió parte de la comida que estaban racionando.

Lunes 16 : Canessa construye hamacas para los heridos que son usadas por Rafael Echevarren y Arturo Nogueira. Fito Strauch descubre que si atan los almohadones a los pies no se hunden en la nieve.

Martes 17 : Carlos Páez, Turcatti, Canessa y Fito Strauch salen caminando en dirección a la montaña para buscar la cola y ver que hay del otro lado. Strauch al pasar por una grieta se hunde, pero sus compañeros lo rescatan. Muy cansados deciden volver sin haber encontrado nada.

Sábado 21 : Fallece Susana Parrado en los brazos de su hermano Nando.

Domingo 22 : Se realiza una reunión en el interior del avión y deciden utilizar los cuerpos sin vida como alimento ya que en la montaña no hay vegetales ni nada comestible y las subsistencias que poseen se están acabando. Canessa es quién toma la iniciativa, aunque algunos se rehúsan.

Lunes 23 : A través de una radio que se encontraba en el interior del Fairchild, los sobrevivientes se enteran que el servicio aéreo de rescate ha suspendido la búsqueda en vista a los malos resultados obtenidos.
Turcatti, Maspons y Zerbino suben la montaña siguiendo el camino que dejó el avión al deslizarse por la nieve. Aquel lunes deciden pasar la noche en la montaña y al otro día seguir.

Martes 24 : Siguen la ascensión y encuentran pedazos de un ala, el cuerpo muerto de uno de sus amigos, a tres miembros del “Old Christians” y a dos personas de la tripulación. Finalmente vuelven al avión sin haber hallado la cola.

Domingo 29 : Ya de tarde cuando los sobrevivientes se disponen a pasar otra noche en el fuselaje del avión, una avalancha desciende por la montaña y con toda su furia entra en el Fairchild, sepultando así a los que permanecían acostados. Las personas que son liberadas tratan de rescatar a aquellas que todavía permanecen enterradas bajo la nieve.
Esa noche ocho personas mueren bajo la nieve, quedando así, hasta el momento, 19 sobrevivientes.

Lunes 30 : Le festejan el cumpleaños a Numa Turcatti en el interior del avión ya que no pueden salir debido a que en el exterior hay tormenta y también debido a la capa de nieve que enterró al fuselaje con la avalancha.

Martes 31 : Festejan el cumpleaños de Carlos Páez de igual manera que el de Numa Turcatti.

NOVIEMBRE DE 1972

Miércoles 1 : Mejora el tiempo y acondicionan el avión. También es el cumpleaños de Pancho Delgado. Los días que siguen son de buen tiempo y ya con palas confeccionadas por ellos pueden quitar la nieve del interior del fuselaje y sacan a los muertos fuera del avión.
François e Inciarte escalan 100 metros de la montaña y vuelven. Pocos días mas tarde Turcatti y Algorta suben hasta el ala del avión

Domingo 5 : Páez, Harley y Vizintín salen en una expedición de prueba que dura 2 días. El plan consiste en bajar por el valle para ver el estado físico y mental que tienen los tres expedicionarios y luego seleccionar a uno para acompañar a Canessa y a Parrado en la expedición final.

Encuentran la puerta trasera del avión, dos cacharros de aluminio y otro recipiente que contiene residuos de café. La vuelta se torna imposible. Llegan a los restos del avión después de que el sol se esconde. Finalmente, pese al sufrimiento que reciben Harley y Páez durante esta expedición, Vizintín es el seleccionado para acompañar a Parrado y a Canessa.

Miércoles 15 : Fallece Arturo Nogueira debido a las heridas en sus piernas que se habían inflamado. Los expedicionarios intentan salir para el oeste pero a las tres horas están de vuelta debido a las condiciones climáticas.

Viernes 17 : Parrado Canessa y Vizintín parten hacia el oeste intentando llegar a Chile. En el camino encuentran la cola del avión y a su alrededor, montones de valijas, dentro de ellas encuentran comestibles, ropas y cartones de cigarrillos. Dentro de la cola hallan las baterías. Aquel día duermen allí dentro, en mejores condiciones que en el fuselaje del avión.

Sábado 18 : Los tres expedicionarios siguen su caminata hacia el noroeste y deciden pasar la noche en la montaña. Mientras tanto, en el avión muere Rafael Echevarren.

Domingo 19 : Vuelven a la cola, deciden no llevar las baterías al avión porque son muy pesadas, si no que llevarían la radio a la cola. De allí regresan a los restos del Fairchild, donde se encontraban sus demás compañeros, llevándose consigo lo que encontraron en las valijas

Jueves 23 : Cumple años Bobby François, le regalan un paquete de cigarrillos. Canessa y Parrado despegan la radio del tablero del avión.

Viernes 24 : Vizintín, Canessa, Parrado y Harley salen hacia la cola, llevándose consigo la radio. Harley es quien debe intentar hacerla funcionar. Tardan una hora y media en llegar y encuentran nuevas valijas que aparecieron al derretirse la nieve.

Sábado 25 : Intentan conectar la radio a las baterías, pero fracasan en todos sus intentos.

Domingo 26 : Parrado y Vizintín vuelven al avión ya que se estaban acabando los alimentos que habían llevado. Harley y Canessa quedan en la cola intentando hacer funcionar la radio.

Martes 28 : Parrado y Vizintín regresan a la cola con mas provisiones. Se enteran por la radio a transistores que la búsqueda se reanudaría por C-47 de la Fuerza Aérea Uruguaya.

Miércoles 29 : Los cuatro, (Harley, Canessa, Vizintín y Parrado) regresan al avión sin haber hecho funcionar la radio.
DICIEMBRE DE 1972Sábado 9 : Cumple años Parrado, le regalan un cigarrillo habano que se encontraba en la cola.Lunes 11 : Hacen una gran cruz en la nieve con las valijas para que los aviones los pudiesen divisar. Aquel día muere Numa Turcatti, gran amigo de Pancho Delgado.

Martes 12 : Canessa, Parrado y Vizintín salen en la última expedición rumbo al oeste para encontrarse con los valles de Chile. Esa noche duermen al lado de una gran roca y dentro del saco de dormir, que previamente habían fabricado.

Miércoles 13 : Canessa descubre una línea a lo largo del valle, lo cual hace creer que es una carretera. No lo menciona y siguen ascendiendo. A la tarde llegan a un lugar similar al que habían dormido la noche anterior y deciden quedarse allí. Canessa comenta lo de la carretera y crea una discusión, él por su parte pensaba en volver e ir hacia aquel lugar y Parrado lo consideraba una locura. Finalmente se disponen a dormir sin haber llegado a una conclusión.Mientras tanto en el avión, Zerbino y Fito suben a buscar los cadáveres ya que se les estaban acabando las provisiones. Encuentran uno, pero lo dejan a varios metros del avión porque se sentían cansados.



Jueves 14 : Vizintín y Parrado continúan la ascensión hasta la cima, mientras Canessa se queda en el lugar donde durmieron, admirando lo que el cree es una carretera. Finalmente Parrado llega al pico de la montaña y al mirar del otro lado descubre un cordón de montañas interminables.Aquel día deciden que Vizintín debe dejar su ración y regresar al Fairchild para que a Canessa y Parrado les durase mas el alimento y así poder seguir caminando hasta hallar la civilización en Chile. Esa noche la pasan en el mismo sitio que el día anterior.En el avión Páez y Algorta suben por el valle en busca de mas cuerpos. Encuentran uno y lo tapan con nieve para que el sol no lo pudra.

Viernes 15 : A la mañana los 13 que quedaron en el avión ven que algo se desliza por la montaña. Al principio creyeron que era una roca, pero después se dan cuenta que era Vizintín que estaba utilizando como trineo, uno de los asientos del avión. Al llegar explica a todos que Canessa y Parrado seguirían hacia Chile y que les dejó su parte de la comida.Ese día Fito, Zerbino y Algorta suben a buscar el cuerpo que habían encontrado el día anterior. Al volver se enteran que los demás escucharon por la radio que la cruz construida por ellos fue descubierta por un C-47 de nacionalidad uruguaya.

Sábado 16 : Canessa y Parrado siguen la ascensión hacia la cumbre, lugar donde Parrado ya había estado. Tardaron tres horas en llegar y allí buscaron el mejor camino para descender. Llegada la tarde, habiendo descendido un buen tramo del camino, se disponen a dormir.

Domingo 17 : Los que quedaban en el avión se enteran por radio que la cruz hallada por el C-47 era de un grupo de meteorólogos argentinos.Parrado y Canessa al mediodía llegan a la base de la montaña y siguen andando por el valle que habían acordado cuando estaban en la cima. En una de las paradas que hacen para descansar ven un pequeño arrollo y a su lado descubren musgo y juncos. Era el primer signo de vegetación que veían desde el día del accidente. Canessa a pesar de su cansancio va buscar algunas hierbas y se las come.

Lunes 18 : Siguen la marcha por el valle. Parrado se pone impaciente por ver que hay al final del camino y acelera el paso, dejando a Canessa varios metros atrás. Finalmente el valle de nieve se termina y lo que ven es extraordinario, ya no hay nieve, sino que hay cantidades de flores, arbustos y un río por el cual el agua baja en dirección oeste. Allí ven animales, descansan un buen rato y después siguen por el lado derecho del caudal. Después de un rato Canessa se da cuenta que ha perdido los anteojos para el sol, por lo cual debe retroceder a buscarlos, ya que si no lo hacía podría quedarse ciego debido al reflejo del sol en la nieve. Luego, para continuar su marcha se ven obligados a cruzar el torrente. Finalmente se disponen a pasar la mejor noche desde que salieron del avión.

Martes 19 : En la mañana de aquel día Canessa ve un grupo de vacas, lo que los alienta a seguir caminando. Mas adelante encuentran el primer signo de civilización, una lata vacía de sopa. Luego encuentran la herradura de un caballo. Mas tarde vuelven a ver las vacas y algunos árboles talados, lo que aseguraba la presencia de civilización. Después de esto se acuestan para dormir, estando seguros de sus salvación.

Miércoles 20 : Se despiertan y no ven a las vacas. Se deshacen de las cosas que creen que ya no van a necesitar, como el saco de dormir. Siguen andando por el valle, pero no encuentran mas signos de civilización, lo que los hace alarmar. Canessa comienza a sentirse enfermo, por lo cual Parrado debe llevar las dos mochilas. Finalmente llegan a un lugar donde descubren un corral con paredes de piedra y una puerta. Pasan la noche junto a unos árboles cerca del lugar. Antes de echarse a dormir, Parrado se da cuenta que el río que estaban siguiendo se junta con otro, lo cual les impide el paso para continuar. Cuando él se va a buscar leña, Canessa reconoce un hombre a caballo del otro lado del río y empieza a gritarle a Parrado para que vaya a su encuentro, ya que él no podía caminar. Parrado corre hacia el río en busca del jinete, pero no lo ve y regresa junto a Canessa quién también lo ha perdido de vista. Mas tarde oyen un grito y esta vez ven a tres hombres del otro lado. Los dos piden socorro desesperadamente y hacen gestos de súplica. Uno de los tres hombres se acerca a la orilla del río y grita algo, de lo cual Canessa y Parrado solo pueden entender “mañana”. Finalmente se acuestan a dormir felices por lo acontecido.

Jueves 21 : En el avión, Carlos Páez y Daniel Fernández tienen el presentimiento que los dos expedicionarios llegaron a Chile y encontraron ayuda. En la mañana de aquel día Parrado y Canessa ven a los tres hombres al lado de la cabaña. Parrado se acerca al río y grita a las personas. Uno de ellos baja hacia la orilla y en un papel escribe que ha mandado a un hombre a verlos y que es lo que desean. Luego de escribir esto envuelve el papel en una piedra y se lo lanza a Parrado. Este escribe lo siguiente:


“Vengo de un avión que cayó en las montañas. Soy uruguayo. Hace 10 días que estamos caminando. Tengo un amigo herido arriba. En el avión quedan 14 personas heridas. Tenemos que salir rápido de aquí y no sabemos como. No tenemos comida. Estamos débiles. ¿Cuándo nos van a buscar a arriba?. Por favor, no podemos ni caminar. ¿Dónde estamos?”.

Cuando termina, utiliza el mismo método para devolver el papel. El hombre lo lee e indica que ha entendido su problema. Antes de irse, este arroja un pan al otro lado del río y Parrado lo recibe. Unas horas después llega un hombre a caballo al lugar dónde están Canessa y Parrado. Brevemente le explican su aventura al arriero, este les da pan y luego los lleva a la cabaña, donde comen sin cansancio. Allí, junto al tercer jinete, los nativos les explican que la persona que los había descubierto fue a llevar la carta a los carabineros. A la tarde llega al lugar un grupo de carabineros y Sergio Catalán, el arriero que los descubrió. El jefe de arrieros pide a Santiago tres helicópteros para el recate de los demás sobrevivientes.
Aquel día los muchachos que todavía quedaban en el avión sintonizaron la radio y lo primero que escucharon fue la noticia que un arriero había hallado a dos sobrevivientes del avión uruguayo perdido el 13 de Octubre pasado.

Viernes 22 : Cuando los dos se despiertan en la cabaña de los arrieros, se encuentran entre la niebla, lo que los desilusiona ya que en esas condiciones el rescate no podría llevarse a cabo. Después de desayunar se encuentran con una multitud de periodistas de todas partes del mundo. Ellos responden con gusto a todas sus preguntas, salvo las que se basaban en la alimentación, para las cuales trataban de evadirse. Mas tarde llegan los helicópteros a Los Maitenes (lugar dónde se hallaban). Parrado decide ir en uno de ellos para indicar el camino. El viaje hacia los restos del Fairchild fue duro, pero consiguieron con gran esfuerzo superar la montaña que daba al valle donde se encontraba el avión. Allí descubrieron a los 14 sobrevivientes restantes, que agitaban sus brazos saludando a los helicópteros y agradeciendo a las montañas por el rescate. Finalmente aquel día 6 de los sobrevivientes que quedaban son rescatados. Los demás quedan con equipo médico y andinistas ya que es peligroso volver con los helicópteros aquel día.Cuando las 6 personas bajan en Los Maitenes, todo es alegría. Los sobrevivientes se abrazan entre si y se revuelcan por el pasto, festejando su salvación. Horas después son transportados al hospital de San Fernando “San Juan de Dios”.

Sábado 23 : A las 10 de la mañana los helicópteros vuelven a rescatar a los 8 sobrevivientes que quedaban en el avión. De allí regresan hacia Los Maitenes, donde la fiesta del día anterior se repite. Luego van al regimiento de Colchagua y por último aterrizan en la terraza del hospital del Servicio Nacional de Salud, llamado “Posta Central” en Santiago.Inciarte y Mangino, que estaban en San Fernando también van a Posta central, mientras que los otros 6 van directamente al Sheraton. Los médicos, no permiten esto a Harley y a Methol por su salud. Finalmente acomodaron a estos cuatro en un salón. A las 7 de la tarde, todos los supervivientes menos Harley, Methol, Inciarte y Mangino se encuentran en el Sheraton de San Cristobal.

Domingo 24 : Los cuatro restantes se reúnen con los demás en el Sheraton. Aquel mismo día François y Daniel Fernández regresan a Montevideo. A la noche los demás sobrevivientes festejan la navidad.

Martes 26 : Parrado se traslada a una casa en Viña del Mar. Algorta se va a una casa en las afueras de Santiago.El diario “El mercurio” de Santiago publica en primera plana una fotografía haciendo mención a la antropofagia. Con esto los sobrevivientes se ven obligados a realizar una conferencia de prensa al llegar a Montevideo.

Jueves 28 : Los sobrevivientes regresan a Montevideo y dan una conferencia en la cual explican todo lo vivido durante los 70 días. Harley queda en Chile porque se encuentra muy débil, aunque pocos días mas tarde regresa a Montevideo.



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EDICION ESPECIAL 60 AÑOS: SOCIEDAD: 22-12-1972 CHILE / EL RESCATE EN PLENA CORDILLERA



LA FOTO DEL RESCATE. LOS JOVENES URUGUAYOS SON FINALMENTE SALVADOS. (Foto: Archivo Clarín)
Héroes de la supervivencia Setenta y dos días después de que cayera el avión que los llevaba a jugar a Chile, fueron rescatados los dieciseis rugbiers uruguayos. Lo que se llamó "El Milagro de Navidad". Fue en verdad una gesta de la solidaridad y la disciplina, que debió revisar incluso el tabú de la antropofagía.
Daniel Leyba.
El símbolo de lo que significó la tragedia del avión uruguayo en los Andes vive y se llama Fernando Parrado. Tres días antes de la Navidad de 1972 escribió en un papel que, atado a una piedra, un arriero le había arrojado desde la otra orilla del río: "Vengo de un avión que cayó en las montañas (...). No tenemos comida. Estamos débiles. ¿Cuándo nos van a buscar arriba? Por favor, no podemos ni caminar. ¿Dónde estamos?". La noticia estremeció al mundo. El avión llevaba desaparecido setenta y dos días. La frontera de lo que un ser humano puede soportar se había corrido más allá del límite de la razón. Junto a 40 amigos y familiares del club Old Christians, Parrado había despegado desde Montevideo el jueves 12 de octubre. Mayoría de veinteañeros, iban a Chile a jugar un partido de rubgy. Con ellos viajaban además cuatro tripulantes del Fairchild F-227, un avión de la Fuerza Aérea Uruguaya. Por problemas climáticos tuvieron que hacer noche en Mendoza. A la tarde siguiente el avión se estrelló en un valle de la cordillera.Luego del espanto, el primer balance: trece muertos. A la noche morirían otros tres. Era el principio de la pesadilla. Parrado estuvo tres días inconsciente y perdió a su madre y a una hermana en el accidente. Los demás sobrevivientes, en tanto, todavía alimentaban la esperanza de ser rescatados. Pero faltaba comida. La única ración diaria inicial era una tapa de desodorante cargada con vino, una cucharada de mermelada y una barra de chocolate. Sin baterías, no podían pedir auxilio. Al séptimo día se reunieron para debatir lo inevitable. O se alimentaban de los cuerpos sin vida que habían alineado a la intemperie, cerca del fuselaje del avión que les servía de refugio, o no sobrevivirían. Roberto Canessa, estudiante de medicina, tomó la iniciativa. De a uno lo siguió el resto. El instinto de supervivencia pudo más que el tabú de la antropofagia.Por una radio a transistores se enteraron, al octavo día, de que habían suspendido la búsqueda. Una semana después, una avalancha de nieve los sepultó cuando todos estaban adentro del fuselaje. Murieron otros ocho. Una expedicón para buscar ayuda era lo único que podía salvarlos. Parrado, Canessa y Antonio Vizintín (quien regresó al avión poco después) salieron hacia el oeste en busca de los valles chilenos. Fueron diez días de caminata. Con equipos de una precariedad absoluta escalaron y descendieron picos reservados para montañistas profesionales. Cada noche estuvieron al filo de morir congelados. Hasta que al fin apareció un valle verde y, poco después, Sergio Catalán, el arriero que terminó salvándolos.El 22 de diciembre volvieron a la vida. Y se habló del "milagro de Navidad". Pero 30 años después, entrevistado por la periodista Georgina Elustondo de Clarín, Parrado, el líder natural de la hazaña, refutó la interpretación mística de ese triunfo: "El mérito fue nuestro, no de Dios".
Qué significó
Luis Alberto Quevedo. SOCIOLOGO

Recuerdo este episodio partido en dos etapas: la primera, centrada en el accidente, la búsqueda y el dolor de los familiares. La segunda comenzó cuando regresaron al país aquellos 16 jóvenes con apellidos ilustres y se conocieron los detalles de su supervivencia. Injustamente, el canibalismo pasó a primer plano y la epopeya se opacó. Los jóvenes ricos que jugaban al rugby se refugiaron en el barrio más exclusivo de Montevideo y casi no hubo contacto con el resto de la sociedad. Antonio Mercader —ex ministro de Educación— lo resumió así: "En Uruguay seguimos hoy mirando esta peripecia con recelo, prejuicios e indiferencia. Ni uno solo de nuestros pensadores ha destinado un párrafo a analizar el episodio; no hay canción popular que los mencione; no existen como héroes ni pertenecen a épica alguna". Los 16 sobrevivientes merecen un mejor lugar en la memoria de nosotros, los uruguayos.

Causas y consecuencias

Nunca quedaron claros los motivos del accidente. El Fairchild era un avión moderno con excelente instrumental de navegación. Pero de pronto atravesaron una nube y los pasajeros vieron la montaña a la altura del ala. En octubre de 2002, a treinta años de la tragedia, quince de los sobrevivientes (sólo Parrado faltó) volvieron a Chile a jugar ese partido que nunca había empezado. Algunos regresaron al lugar donde vivieron los peores días de sus vidas a homenajear a sus muertos.

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Claudio Lucero, Montañista y Conferencista en una empresa de Capacitación, participó en el rescate del avión uruguayo que cayó en la cordillera de Los Andes el 13 de octubre de 1972, hecho que derivó en un dramático episodio de antropofagia, que incluso llegó al cine.

"Creo que se montó un espectáculo. De hecho, (el sobreviviente) Fernando Parrado hoy vive de eso. La gente no se cuestiona las cosas, llega y cree porque la tele le dijo. No se explica por qué esperaron tanto para buscar ayuda, si se enteraron pronto de que no los buscarían más, antes de empezar a comerse entre ellos. Ellos sabían que estaban más cerca de Chile, eran muchachos fuertes e inteligentes. Hay cosas que no cuadran en su historia", advierte Lucero.
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35 AÑOS DESPUÉS
Fecha Miércoles, 02 mayo a las 06:31:20
Tema Editorial Tragedia de Los Andes
SAN FERNANDO.-

Hace 35 años la Cordillera de Los Andes vivió uno de los capítulos más tristes y alegres a la vez porque un grupo de deportistas uruguayos sobrevivieron a un accidente aéreo que muy pocos podrían contar. 72 días después del accidente, ocurrido el año 1972, 16 deportistas volvieron a nacer. Mucho se ha escrito sobre ellos, incluso una película donde relatan sus vivencias y la forma en que pudieron sobrevivir.

Un grupo de sanfernandinos quiso este verano recorrer y llegar al lugar del accidente, no por el lado chileno, sino por el lado argentino, una ruta que muchos han seguido para empaparse de esta historia. El profesor del Liceo Neandro Schilling, Pedro Marchant, junto al Doctor Jorge Balocchi, su hijo Patricio, el profesor Carlos Bravo y Marcelo Medina recorrieron esta aventura.

Esta es la cronología de un viaje que trae consigo nuevas experiencias y vivencias de un accidente que enlutó a esta comuna, y que a la vez agradeció la sobrevivencia de 16 deportistas. El por qué del viaje. En el presente año 2007 se cumplirán 35 años del accidente ocurrido en la cordillera de San Fernando, cerca del límite con la República Argentina, y cuyo impacto lo hizo cruzar la frontera, pues según los estudiosos del tema, en el sector chileno habría quedado un ala con su respectivo motor.

Los aventureros Balocchi y Marchant pensaron que sería un buen momento para reeditar en forma ampliada la publicación que hicieron el año 2000 de esta tragedia, y que contó con un tiraje de 300 ejemplares que fueron distribuidos gratuitamente, gracias a la ayuda del alcalde de ese entonces, Aquiles Cornejo. Una posible segunda edición necesitaría nuevos datos e imágenes para eso deberían ir al lugar del accidente y para este objetivo se unieron en grupo, destacando que tres de los integrantes cuentan con bastante experiencia en alta montaña, Movidos por la curiosidad y el interés, fueron a conocer el escenario natural donde en el año 1972, se desarrolló uno de los dramas y tragedias de sobrevivencia humana más sobrecogedores y extremos que recuerde la historia mundial de nuestros tiempos, pues después de producirse un choque contra la montaña, el avión fue proyectado en gran parte hasta el otro lado del límite con Chile, para quedar detenido el fuselaje con gran parte de los pasajeros vivos. 29 de ellos debieron durante más de dos meses sobrevivir en condiciones extremas más allá de la biosfera, donde no se dan las condiciones naturales para que exista la vida, con temperaturas de varios grados bajo cero, de nieves y hielos eternos.
Ahí, no existen líquenes de ningún tipo, ni musgos, ni vegetales que pudieran dar origen a algún tipo de cadena alimenticia, y la única forma de sobrevivencia, después de visitar el lugar, era en forma lógica como lo hicieron los 16 uruguayos sobrevivientes.

Cronología de la Aventura
En una camioneta doble cabina, cruzaron el paso Los Libertadores, pasando por la ciudad de San Rafael, para llegar a un pequeño poblado rural, y de ahí continuaron por un camino de tierra hasta el lugar llamado Termas del Sosneado hasta donde se puede llegar sin problemas en vehículo. Ahí se contactaron con Puesteros (arrieros), para documentarse sobre su objetivo, a los cuales les arrendaron caballos y guía para continuar rumbo donde se encuentra el lugar de sobrevivencia de los uruguayos el año 1972.
Al otro día, salieron de mañana cruzando el río El Atuel de 14 brazos para ir buscando lo menos profundo, aunque en algunos casos el agua les entraba al interior de los estribos y zapatos; siguieron en dirección Oeste subiendo para el lado chileno, donde tuvieron que cruzar otro curso de agua, El Rosado.
Después de cuatro horas de cabalgata cruzaron otro curso de agua similar al anterior llamado El Barroso, que está junto a una vega y es el último campamento o puesto de arriero, pues más arriba no hay pasto para el ganado.
Al día siguiente, domingo 7 de enero, iniciaron el viaje a pie, pues los arrieros tenían otros compromisos con cabalgatas ya contratadas. Salieron del campamento a las 7,15 horas, para un viaje que normalmente se hace en cinco horas montaña arriba por un bien marcado sendero que la nieve de los inviernos no borra, el que conduce directamente hasta donde están algunos restos del avión.
Este sendero es usado año tras año por peregrinos, andinistas y cabalgatas, durante la temporada de visitas en que la montaña pone las condiciones “un poco más favorable”. El único gran problema un tanto difícil de superar, es el cruzar los cuatro ríos, en especial, el último llamado “Las Lágrimas” y que lo cruzaron a pie, pues no trae mucha agua, pero por la inclinación de la topografía de la montaña y la cercanía de un gran glacial de donde nace, es extremadamente correntoso y muy helado, y que de la mañana a la tarde cambia constantemente de curso en su lecho, como también el nivel de su caudal aumenta notablemente después del mediodía.
Cruzar a pie este río fue realmente un problema, pues recorrieron por largo rato y gran extensión la ribera evaluando los lugares en busca del sector menos peligroso para cruzarlo, al final con la ayuda de dos cuerdas, y mojados íntegramente por la violencia del río, a las 12,00 horas estaban todos al otro lado para retomar en algún lugar el sendero, continuando su ascensión por la huella. Su caminar continuó en una forma de zig-zag de veintiuna vueltas, que culmina en una especie de meseta o explanada, de donde se puede ver al mismo nivel en dirección Oeste las cruces, la pirámide del memorial, y el lugar de la tumba de los restos de los uruguayos que ahí murieron. Sólo faltaba cruzar un glacial de nieve, hielo y pequeños penitentes y a las 14,00 horas se encontraron junto a la tumba colectiva. Área del accidente El área de la tumba colectiva, está compuesta por un círculo de piedras que indica el lugar donde están sepultados los restos de 28 personas, en el cual se encuentran numerosos recuerdos que han dejado los peregrinos, en especial imágenes de tipo religioso y mensajes de familiares y amigos, en otro sector hay una pirámide trunca de base cuadrada de mármol de color negro, donde por una cara están escritos los nombres de las 29 personas que perecieron en ese lugar, por otra cara están los nombres de los 16 sobrevivientes, y en las otras dos restantes caras hay escritos recordatorios dedicados a la memoria de este drama ocurrido en las montañas. En otro sector adjunto está la primera cruz de fierro delgado que les dio cristiana sepultura junto a numerosos integrantes del Cuerpo Socorro Andino y el Servicio Aéreo de rescate chileno, junto a esta cruz hay una gran cantidad de lápidas, testimonios y recuerdos dejados por los visitantes. La imagen conmueve ya que cerca del lugar hay restos del avión transformados en chatarra, por ejemplo se puede ver ahí una ventana, un extintor, latas de aluminio arrugadas, bisagras, cables eléctricos, parte de un pesado tren de aterrizaje; en resumen, algunos cientos de kilos de chatarra de máquina aérea. Cabe destacar que nadie cuida nada, los viajeros por respeto a quienes están ahí, en esa tumba colectiva, se olvidaron de los museos en San Fernando y no sacaron ni trajeron nada, sólo fotografías

Regreso a la Civilización
Permanecieron en el lugar una hora, el sol los acompañaba, pero luego se nubló y comenzó a soplar un viento muy helado con una precipitación del tipo agua nieve, lo que a algunos asustó bastante y los obligó a descender para realizar la caminata de vuelta Al llegar nuevamente al río, buscaron durante más de dos horas algún lugar que les diera confianza para intentar atravesarlo, pero tuvieron que esperar hasta la mañana del día siguiente para cruzarlo, cuando su caudal por razones del frío de la noche disminuye considerablemente. Sabiendo que tendrían que pasar la noche ahí construyeron cerca del río una pequeña pirca para que les protegiera del posible viento y frío nocturno. A las 20 horas, el sol se puso tras las cercanas cumbres y se dejó caer el frío tan normal a los 3.100 metros de altura. A las 21 horas todos estaban acurrucados y tapados con las mochilas mirando el cielo, y así toda la noche, vieron aparecer y desaparecer las estrellas, numerosos satélites, el desplazarse de la luna, reflexionaron, y agotaron todos los temas de conversación... el frío era muy grande y no se podía dormir, pues el frío a ellos los despertaba, y dormirse en esas condiciones es como para que el cuerpo no despierte. De esta forma vieron el lento amanecer y la llegada del sol que les retornó el calor y la movilidad corporal. Al poco rato, una vez más y con la ayuda de las cuerdas estaban todos al otro lado del río totalmente mojados y listos para el regreso definitivo. Cuando regresaron al campamento base donde estaban instaladas las carpas se encontraron con el huaso argentino, que iba a buscarlos con cinco caballos y entre ese encuentro y el sector de las Termas del Sosneado, se toparon con seis grupos que por la mañana de ese día lunes 8 de enero iban rumbo al lugar donde cayó el avión. Cabe destacar que la temporada para ir a los restos del avión de los uruguayos y a la tumba colectiva, se inicia el 8 de enero y los sanfernandinos fueron la segunda expedición de este año... donde pudieron ver y contactarse con la primera expedición a su regreso a la Termas del Sosneado, la cual se veía muy agotada y deteriorada por el cansancio, pese a que llevaron de apoyo hasta el Memorial un caballo que les fue de gran ayuda, especialmente para cruzar el río. De regreso, visitaron el Museo en San Rafael para ver un espacio dedicado al accidente de los uruguayos, donde se muestra a los visitantes algunos restos del avión, la radio, las baterías, parte del timón y unas fotografías más un texto. En la oficina de turismo les comentaron que visitaban el lugar donde cayó el avión un promedio de 500 personas, y esto viene ocurriendo desde hace muchos años, pues en conversación con los arrieros les contaron que una vez que en diciembre del año 1972 fueron encontrados los sobrevivientes, a los pocos días llegaron hasta las Termas del Sosneado los parientes del último uruguayo muerto, y que su cuerpo, según relatos de los sobrevivientes estaba aún intacto, y con el propósito de rescatarlo para darle sepultura en Montevideo se conversó y contrató a don Antonio Araya (“Toñito”) puestero del lugar para que explorara más arriba de las zonas de pastoreo y buscara los restos del avión, lo cual hizo durante algunos días. Con las indicaciones que le habían dado logró encontrar el avión y trazó un sendero al ojo, por el cual llevó a los parientes de este joven uruguayo muerto y sacaron su cadáver para llevarlo a Uruguay.
Desde ese momento, enero del año 1973 se despertó el interés por viajar y conocer este lugar donde ocurrió aquel drama histórico, con lo cual, la huella o sendero está muy marcada por el constante tráfico de andinistas y peregrinos, en que algunos llegan a caballo hasta el mismo lugar según tratos económicos con arrieros o con empresas de turismo. Con el cuerpo un tanto a maltraer, las ropas sucias, menos plata en los bolsillos, menos kilos en el cuerpo, pero con la satisfacción espiritual muy personal de haber cumplido con su objetivo, este grupo de osados vecinos y deportistas regresaron hasta San Fernando./



¡VIVEN! Sitio Oficial del accidente de Los Andes





El milagro de los andes...viven alive andes uruguay chile From: Uruguayo 1984




¡VIVEN! - ¡ALIVE!
Lo schianto del Fokker F-27 Fairchild della Fuerza Aerea Uruguaya del 13 Ottobre 1972 sulla Cordigliera delle Ande tra l'Argentina ed il Cile. Dei 45 passeggeri (l'intera squadra di rugby dell'Università di Montevideo, che si recava a Santiago del Cile per un incontro, allenatori, parenti e amici), i 16 sopravvissuti vennero tratti in salvo solamente dopo 72 giorni.

Así se ve hoy el lugar donde el 13 de octubre de 1972 se estrelló el avión Uruguayo que llevaba 45 pasajeros a Chile, de los cuales muchos eran estudiantes y jugadores de rugby. Después de haber estado 72 días en medio de la nada, dieciseis personas lograron sobrevivir y vencer a la muerte en la Cordillera de los Andes.

Se ve una placa de la Fuerza Aerea Uruguaya a 30 años del accidente en homenaje a los que perdieron la vida y los que pudieron vencer a la muerte.


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4 comentarios:

A las 17 de julio de 2008, 18:08 , Blogger Eduardo ha dicho...

Muy interesante y completo el informe de su blog sobre la tragedia de los Andes.
Lamentable lo de Lucero que cree que Parrado estuvo en los andes, vio morir a su Hermana en brazos y perdió a su Madre solo por "Fama".
Le recomiendo por si nunca lo visitó el blog de Pedro Algorta, uno de los sobrevivientes es : www.survivorwalk.blogspot.com
es muy emocionante lo que escribe Pedro.
Saludo a usted muy atentamente.

Eduardo Guerrero. Argentina.

 
A las 9 de agosto de 2009, 20:36 , Anonymous Anónimo ha dicho...

a los 16 sobrevivientes de esa enorme trajedia mis mas sinceros saludos,a canessa y parrado por su enorme valentia de supervivencia y sacar a sus compañeros de esa enorme trajedia.A don catalan por salbarles la vida.a canessa lo conoci en rocha, me atendio y es una exelente persona mis saludos pero me gustaria conoserlos a todos y saludarlos bueno desde ya un habraso enorme a todos y les dejo mi correo nelsonsilvalapaloma@holmail.com.gracias

 
A las 17 de febrero de 2010, 17:58 , Blogger daniela ha dicho...

Realmente una historia llena de valentìa y coraje, cada ve que leìa el libro no podìa creer la capacidad de aguantar tanto sufrimiento..... si es que algùn dìa llegan a leer este comentario alguno de los sobrevivientes, los felicito, dignos de admirar, uno se aflije por cosas tan pequeñas, pero ellos nunca se dieron por vencidos y siempre tuvieron la esperanza en nuestro señor.... mil cariños y admiro su historia.

 
A las 5 de febrero de 2011, 11:02 , Blogger Cacato ha dicho...

Alison
Vergonzoso lo de Lucero, realmente no entendió nada absolutamente o tiene un alma tan pobre que lo lleva a pensar de esa manera.
Parrado y Canessa sacaron fuerzas desde el horror, el hambre, y el deseo inmenso de vivir. Fueron ellos, porque eran los que se encontraban más fuertes, se complementaban. Son y serán todos, un ejemplo de lucha, valor y de entrega como no se puede imaginar...
Mi más afectuoso saludo.

 

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