sábado, 23 de abril de 2011

Lenta ha sido la reconstrucción de las parroquias colchagüinas

Abril 21, 2011
por alejandra sepulveda
Por: Irene Padilla

La Iglesia, hace un tiempo tomo por las astas la reconstrucción de sus templos, por una parte creando la Comisión de Reconstrucción de Iglesias Conari, que tiene entre sus miembros al cardenal Francisco Javier Errazuriz, y el obispo auxiliar de Santiago, Fernando Chomali quienes se han preocupado de gestionar financiamiento para esta cruzada tanto en Chile como en el extranjero.

Tabla de aportes de iglesias



En el caso especifico de la región, hace menos de un mes fue creada la Fundación La Santa Cruz del obispado local que liderada por Monseñor Goic ha asumido la gestión de la reconstrucción de la mayoría los templos locales. En sus manos están todos aquellos proyectos de reconstrucción de los templos que nos han sido asumidos por ninguna otra corporación.
Según Maria José Castillo encargada de Proyectos de la fundación, en Colchagua el conteo de la situación actual de los templos es el siguiente: dos no sufrieron daños, cuatro ya fueron reparados, dos son Monumentos Nacionales y están a cargo del MOP, y 13 se encuentran en proceso de reconstrucción o restauración mayor. A estos templos se suman dos capillas que por su tipo de arquitectura tienen carácter patrimonial y estan proceso de elaboración de proyecto para saber el valor monetario que implicará su reconstrucción y reparación.

Para la ejecutiva la escasez de recursos y problemas con la ley de reconstrucción han puesto en jaque el inicio de las obras: “Con la restauración de la Catedral de Rancagua comenzamos a trabajar con la Ley de Reconstrucción del Ministerio de Hacienda, pero nos hemos dado cuenta que su forma de operar es muy lenta y engorrosa, por lo que nos obliga a tener recursos previos para poder iniciar los trabajos de reconstrucción y esperar el retorno de la rendición de los dineros para el posterior cobro. Este proceder hace imposible utilizarlo con parroquias con menos recursos y también daña y hace peligrar la buena voluntad de algunos donantes que quieren ver sus templos reparados, pero que a la vez quieren gozar de franquicias tributarias”

Hasta el momento la necesidad de “un piso” monetario para poner manos a la obra la reconstrucción ha incentivado el trabajo de las comunidades católicas. Según Walter Mujica secretario de la Parroquia San Francisco de Asís de Placilla, solo hace una semanas realizaron la primera recolección puerta a puerta que resulto ser muy exitosa “tenemos que juntar 8 millones de pesos y a la fecha tenemos la mitad, en el primer puerta a puerta la gente estuvo sumamente participativa y contenta de que su parroquia será reconstruida, así que esperamos que en la segunda parte que será ahora en mayo nos vaya mejor y así estar empezando las obras antes de junio”.

Para Maria José Castillo es destacable el trabajo de muchas comunidades que se han comprometido con sus templos, “tenemos comunidades que han desarrollado cuanta actividad se les ha ocurrido para buscar los dineros necesarios para reconstruir sus templos, como otros que han caminado un poco más lento en este proceso. En este aspecto puedo destacar la labor del comité de reconstrucción de la parroquia la Santa Cruz de Tinguiririca que ha desarrollado bingo, venta de productos, incluso stand en la feria de San Fernando buscando juntar los recursos, todo este esfuerzo ha sido premiado con la obtención de importantes donaciones que darán el inicio de las obras”.

Otro punto fundamental en la reconstrucción de las parroquias ha sido la participación y el compromiso de la empresa privada. Una de las alianzas más famosas en la provincia fue el de la Fundación Cardoen y la Parroquia de la Santa Cruz que hoy ya está en pleno proceso de reconstrucción. Pero aparte de este caso, la empresa privada se ha mostrado muy desinteresada, como lo confirma la ejecutiva del obispado, ” En el caso del aporte a privados se puede indicar que ha sido muy lento y escaso. Tenemos algunas Corporaciones que se han asumido el desafío de ocuparse no sólo del proyecto de reparación o reconstrucción, a los cuales agradecemos, pero necesitamos mas, por eso aprovecho la oportunidad de hacer un llamado a los empresarios de la zona para que nos colaboren en la recuperación de nuestros templos. Tenemos los proyectos levantados por profesionales y empresas serias del mercado, que también lo están haciendo como un servicio a la Iglesia Católica”.

Según Castillo su meta personal es conseguir que dentro de los próximos cuatro años la totalidad de los templos dañados hayan sido reparados , para eso las próximas semanas se terminaran con todos los proyectos arquitectónicos, lo que permitirá comenzar con una dedicación exclusiva a la reunión de los recursos de financiamiento : “Hablar de metas, es hablar de esperanzas y alegrías, la meta mayor es poder pasarnos durante muchos meses celebrando inauguraciones de los templos ya reparados. Por lo menos para Semana las parroquias San Enrique de Chimbarongo, Nuestra Señora del Merced de Chimbarongo, Nuestra Señora del Carmen de San Fernando, Nuestra Señora de la Merced de Nancagua, y San Agustín de San Fernando, se encuentran ya brindando el servicio religioso como de costumbre en sus propios templos”.
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Para quienes viven la fe católica, la reconstrucción de estas parroquias destruidas por el terremoto, les permitió recuperar algo más que el patrimonio material.

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Reporteros Iglesias en pie
Actualizado 24/04/2011 - 22:10

El terremoto del año pasado destruyó una veintena de iglesias con valor patrimonial en sectores rurales. Durante casi un año, misas, bautizos y hasta funerales debían hacerse al aire libre, mientras avanzaba la reconstrucción. Los templos cerrados afectaron la vida de los feligreses y la identidad de pueblos interiores
El terremoto provocó daños de gran magnitud en el santuario Santa Rosa de Pelequén. Su tradicional cúpula de cobre cayó sobre la nave central aplastándolo todo.

Marisol, María y Berta, son oriundas de Pelequén y fieles devotas de Santa Rosa. Sus vidas están ligadas al templo. Ayudan al párroco en las labores de la sacristía, y en el cuidado de las flores y del altar. La destrucción causada por el terremoto fue para ellas un golpe devastador.

Ha pasado más de un año, y este santuario, que recibe unos 300 mil peregrinos para la fiesta de Santa Rosa, está nuevamente en pie. Su rector, el padre José Miguel Ortiz, muestra con orgullo el 65% de avance de las obras mientras los maestros trabajan a toda marcha.

Por cosas del destino, la reconstrucción está a cargo del arquitecto Eugenio Joannon, cuyo abuelo construyó este templo en 1900. Con este peso sobre sus hombros, admite que su principal desafío es intervenir respetando la historia.

Hoy se avanza en la construcción de la torre de tres pisos, en lugar de la tradicional cúpula de cobre de estilo bizantino que la coronaba desde 1985 y que se veía desde la carretera, se colocará una cruz, también revestida en cobre para rescatar el sentido original del templo.

La recuperación del santuario de Santa Rosa de Pelequén tuvo un costo superior a los $300 millones de pesos. Fue posible gracias al programa de apoyo a la reconstrucción patrimonial del Consejo de la Cultura, que aportó $2.500 millones y que incentivó la participación de los privados.

La Iglesia Nuestra señora de la Merced de Nancagua, en la Región de O'Higgins, es otro de los inmuebles de alto valor patrimonial que se vio beneficiado con este programa. Los trabajos de reparación comenzaron en junio, y tuvieron un costo de 100 millones de pesos. Durante todo ese tiempo el templo estuvo cerrado.

Fueron tiempos difíciles para las feligresas, acostumbradas a que las puertas de la parroquia estuvieran siempre abiertas. La iglesia no sólo era un punto de reunión y su lugar de encuentro. Ahí se casaron, bautizaron a sus hijos y velaron a sus seres queridos.

Trabajaron duro para recolectar fondos: hicieron bingos, colectas, vendieron sopaipillas y todo lo que pudieran cocinar con tal de ayudar a la reconstrucción. Tampoco les importó estar incomodas. Durante un año se las arreglaron para asistir a misa en capillas pequeñas o incluso afuera de la misma parroquia. Las obras concluyeron a comienzos de abril. El día 9, la Iglesia de Nancagua fue reinaugurada.

Así como Santa Rosa de Pelequén o la Iglesia de Nancagua, una veintena de templos que se adjudicaron el proyecto, pudieron recibir a sus fieles este Domingo de Resurrección. Para quienes viven la fe católica, la reconstrucción de estas parroquias destruidas por el terremoto, les permitió recuperar algo más que el patrimonio material.

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