La Trienal y la invención del paisaje chileno
EL MERCURIO
ARTES Y LETRAS
domingo 27 de septiembre de 2009
Roberto Amigo Curador de "Territorios de Estado, paisaje y cartografía en Chile del siglo XIX"
La pintura de paisaje será protagonista de la principal exposición de la Trienal. Obras de pintores nacionales (Valenzuela Llanos, Onofre Jarpa) y de viajeros europeos (Charton, Rugendas) que ayudaron a construir una identidad para la joven república. Habla Roberto Amigo, curador de la muestra.
Óscar Contardo
Nicanor Parra sostuvo, o sostiene, que Chile más que un país es un paisaje. Podría agregarse que es un paisaje que ha sido visto, revisto y utilizado de maneras distintas. Cartografiado por los técnicos, inmortalizado por artistas europeos de paso, transformado en ícono interno (como la cordillera de fósforos Andes citada por Gonzalo Díaz en una de sus obras) o mercantilizado para la promoción turística externa (como el eslogan "Naturaleza que conmueve" y la postal de un país de geografía más que de habitantes). El inicio de la representación de este paisaje tuvo un momento y un lugar y la principal exposición de la Trienal dará cuenta de eso.
"Territorios de Estado, paisaje y cartografía en Chile del siglo XIX" es el nombre de la exposición que la Trienal destinó para el Museo de Bellas Artes.
Ticio Escobar -el curador de la Trienal- le encargó al historiador del arte argentino Roberto Amigo la misión de montar la muestra de paisaje chileno que podrá ser visitada desde el 5 de octubre. Son cerca de 170 obras dispuestas en un diseño temático. "Con citas literarias de distinto género que funcionan como relación emblemática", explica Amigo.
-¿Cómo se relaciona la creación de un Estado latinoamericano con el surgimiento de la pintura de paisaje?
"No hay una relación directa, sino que es parte de un proceso histórico de la identificación de un territorio con los límites del Estado moderno. Sin embargo, no todos los países sudamericanos tienen pintura de paisaje. En el Perú , por ejemplo, es inexistente; en la Argentina no tiene importancia hasta comienzos del siglo XX. Tal vez, en la relevancia de la pintura de paisaje chilena podemos tratar de comprender la relevancia del territorio, de la idea sobre el territorio, en la identidad chilena: entre la cordillera y el Pacífico".
-¿Existía una preocupación política específica sobre la necesidad de identidad nacional "visual"?
"Hay una política estatal que logra que Chile sea la primera república sudamericana con Academia de Bellas Artes desde 1849. Antes existía sólo la Imperial del Brasil, armada con la llegada de artistas franceses. En Chile predominan los artistas italianos o formados en Italia, un aspecto que establece un vínculo con lo ocurrido al mismo tiempo en Buenos Aires, aunque no se conformó una academia. Lo interesante es que la pintura de paisaje ha tenido una relación conflictiva con la enseñanza académica, sostenida en el dibujo modelado y en técnicas neoclásicas. La pintura de paisaje, género del siglo XIX, está afirmada en el impacto romántico. Por ello la importancia de los artistas viajeros en el desarrollo del género en Chile, lugar muy receptivo en ese minuto para largas estadías, a diferencia de Buenos Aires, que no tenía el encanto de la naturaleza y sufría guerras civiles. Fundamentalmente, la gran puerta sudamericana era Valparaíso".
-¿Es posible establecer hitos, períodos de influencia artística o política durante el período que aborda la exposición?
"En el transcurso del siglo XIX la representación pictórica de la naturaleza se realizó desde las ilustraciones científicas, la fascinación romántica, los naturalismos finiseculares, la renovación académica, la empatía panteísta y las búsquedas lumínicas. La pintura de paisaje transitó el doble sendero de la naturaleza como espectáculo y de la ideologización del paisaje como territorio nacional, coincidente con el acelerado y violento proceso de la formación del Estado-nación moderno. Estos aspectos se presentan, aunque no como núcleos expositivos, sino como totalidad. La pintura y el mapa como archivo".
-Usted ha trabajado el tema en Argentina y Paraguay. ¿Cuáles diría usted que son las particularidades del caso chileno de pintura de paisaje?
"Como decía, en la Argentina el paisaje no es relevante en la pintura hasta fines del siglo XIX, aunque ya había discusión sobre si la Pampa podía ser un motivo pictórico de interés. Los otros escenarios geográficos no entraron hasta fines del siglo XIX. La geografía "interesante" estaba alejada del centro de producción porteño. En Chile es radicalmente distinto. En el Paraguay predominan el grabado popular -el más interesante de América Latina- y la imaginería, la pintura es un soporte poco interesante, salvo para los retratos en la época del mariscal López. Cuando se desarrolla la pintura de paisajes está más relacionada con las variantes lumínicas practicadas en Buenos Aires, antes que el Paraguay comenzara a relacionarse con la cultura paulista".
-Paisaje remite a naturaleza. ¿Qué sucede con los habitantes, las imágenes de costumbres?
"Es un punto interesante, pero el costumbrismo es otro género pictórico. Muy complejo, ya que se sostiene en distintas interpretaciones según los países, pero simplificando, es la pintura de tipos y costumbres que identifica a una nación de las restantes, para la mirada del exotismo europeo decimonónico. El comercio de imágenes, reproducibles, en el siglo XIX era justamente de tipos y costumbres. Es curioso cómo pinturas resueltas desde los modos de representación del exotismo romántico (El huaso y la lavandera) o del orientalismo pictórico (Soldado de Rosas, de Monvoisin en la Argentina) con el tiempo han sido identificadas como imágenes nacionales, aunque están sujetas en su producción a los prejuicios etnocentristas y a la mirada imperial. El costumbrismo, atado a la mercantilización de la imagen en la cultura visual del siglo XIX, tuvo un amplio desarrollo en toda la región, por eso me pareció más interesante trabajar sobre el género de paisaje por la singularidad del mismo".
-La identidad nacional pasa en muchos casos por la guerra. ¿Incluye el género de la pintura de guerra?
"No hay pintura de historia militar en la exposición, pero aparece la guerra en la cartografía, explícitamente con algún croquis de batalla e implícitamente: los mapas territoriales de todos los Estados nación modernos sudamericanos son el resultado de conflictos militares. El período 1865-1880, cuando se intenta definir los territorios, es la etapa más cruenta de la historia sudamericana con la Guerra del Paraguay, la "Conquista del Desierto" argentina y la Guerra del Pacífico".
-¿Por qué incluir algo que suena más bien técnico que artístico como la cartografía?
"Una de las premisas de la Trienal es el pensar sobre el límite del arte. La cartografía es técnica, pero también resultado de decisiones estéticas, de desarrollo de la impresión, de convenciones de color. Por eso contraponemos la obra de Pissis, encantadores paisajes, con su obra de topógrafo estatal. Me interesa cruzar -en los mismos sujetos- la percepción científica y emotiva. También los mapas, supuestamente objetivos, crean subjetividad identitaria; la escolaridad se ocupa de ello".
-En Argentina existe una broma: "más peligroso que chileno dibujando mapas". En Chile he escuchado lo mismo pero a la inversa...
"Ese es el resultado de la educación nacionalista que identifica un territorio como nación predeterminada/ predestinada".
El Museo del Barro: La triple frontera del arte mestizo
La historiadora y crítica de arte brasileña Aracy Amaral es la encargada de curar la exposición que la Trienal montará en el Centro Cultural Palacio La Moneda. La muestra, que se inaugura el 6 de octubre, tiene como eje el Museo del Barro de Asunción. Se trata de un museo único en su tipo, en el que cohabitan el arte indígena, el popular y el contemporáneo en un mismo plano.
"Para mí ha sido inédito hacer una curatoría a la distancia, aunque he ido cuatro veces a Paraguay para prepararla. Ha sido una experiencia especial y difícil, y espero que el resultado sea apreciado", comenta la curadora que fuera directora de la Pinacoteca Nacional de Brasil.
El Museo del Barro fue formado hace 30 años tomando como base las colecciones privadas de Ticio Escobar (curador de la Trienal), Carlos Colombino y Osvaldo Salerno. Se trata de un proyecto que plantea una propuesta límite de mestizaje y trastoca las categorías convencionales de museo de arte contemporáneo, arte popular y de arte indígena.
"Creo personalmente que el mestizaje de épocas de la colección refleja el mestizaje de los diversos tiempos en que vivimos en Latinoamérica: hay indígenas no contactados aún en Brasil, por ejemplo, al tiempo que tecnología de punta en el mundo urbano, en el que a su vez existen poblaciones enteras que sobreviven en quehaceres artesanales del universo rural", reflexiona Aracy Amaral.
La curadora diseñó la exposición bajo la idea de "Tres momentos de tensión" para la formación cultural del ciudadano paraguayo de hoy: la guerra llamada "Guerra Grande" (Guerra del Paraguay, contra Argentina, Brasil y Uruguay, 1864-1870), La Guerra del Chaco (contra Bolivia, 1932-35), y la larga dictadura Stroessner (1954-1989). Tres períodos de coexistencia de lo popular, lo colonial, lo moderno y lo contemporáneo.
"El público podrá ver manifestaciones contemporáneas de arte paraguayo junto a sillas populares, frente a esculturas de alta creatividad en cerámica, imágenes jesuíticas, o crucifijos del siglo XIX".
El Estado coleccionista
Aunque el título de la exposición alude al siglo XIX, el conjunto de obras -cerca de 170- sobrepasa ese límite. Roberto Amigo detalla algo de esa diversidad de obras dentro de la exposición.
"Del siglo XVIII, mapas manuscritos donde la definición de lo artístico y los límites. También hay obras actuales: poesía de Zurita y de Alicia Villarreal, que realiza una instalación sobre la enseñanza escolar del territorio como inscripciones de un campo de batalla".
Sobre la recolección de las obras el curador señala que fueron elegidas principalmente de la colección de paisaje conservada en el MNBA. "Luego, en el Museo Histórico Nacional, Biblioteca Nacional, Pinacoteca del Banco Central, de la U. de Concepción, Museo de Viña del Mar, Palacio Baburizza de Valparaíso y de oficinas públicas. Salvo una obra proveniente del Banco Santander, opté por trabajar con las colecciones públicas. En una muestra relacionada con el Bicentenario considero que se debe remarcar el papel fundamental del Estado en la conservación del patrimonio, la necesidad de un Estado con política de adquisiciones a lo largo del tiempo. Me interesaba exhibir el "Estado coleccionista".
TERRITORIOS DE ESTADO PAISAJE Y CARTOGRAFÍA. CHILE, SIGLO XIX
Museo Nacional de Bellas Artes
Inauguración: lunes 5 de octubre 19.30 horas.
Clausura: 6 de diciembre
MUSEO DEL BARRO
Centro Cultural Palacio La Moneda. Inauguración: martes 6 de octubre a las 12.00 horas.
Clausura: 15 de noviembre
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EL MERCURIO
CULTURA
lunes 5 de octubre de 2009
Raíces de la identidad chilena
El paisaje lo marca y condiciona todo. De eso habla la exposición "Territorios de Estado", que en el Museo de Bellas Artes da el puntapié inicial a la Trienal de Chile.
Daniela Silva Astorga
De norte a sur, recorrió Chile durante 20 años para levantar el primer mapa pedido por el gobierno, en 1848. Pero, además de cumplir -definiendo límites en papel-, el geólogo francés Pedro Pissis registró muchos rincones de nuestra naturaleza con sus acuarelas. Y ahora, esas obras traspasan fronteras: ya no actúan como "fotografías", ahora están enmarcadas y colgadas junto a los mapas originales en el Museo de Bellas Artes. Hoy, absolutas obras de arte. Ayer, al igual que la pintura de paisaje de chilenos y forasteros, "claves para la formación de nuestra identidad geográfica y de la noción Estado-nación moderno", dice el historiador argentino Roberto Amigo, quien ideó "Territorios de Estado, paisaje y cartografía de Chile en el siglo XIX". Una exposición que abre hoy, marcando el inicio de la primera Trienal de Chile (cumbre de las artes visuales que se repetirá cada tres años).
Primer mapa de la Isla de Pascua (1770)
Dice que la muestra busca instalar tensiones -cruzando ciencia con arte- y generar preguntas, en vísperas del Bicentenario. Explica: "El fin es pensar cómo la construcción de identidad chilena surgió de esa representación del territorio". Además de seleccionar pinturas del Bellas Artes, el curador tomó prestadas piezas del Museo Histórico, la Biblioteca Nacional, y de pinacotecas de Viña del Mar y Concepción. Así, entre las 170 que expone, organizadas por tema y disciplina, hay mapas originales del 1800, algunos del siglo XVIII (como el primero de la Isla de Pascua), publicaciones, dibujos, acuarelas y pinturas hechas hasta 1910. Hay creaciones de casi todos los coterráneos que pintaron paisaje. Cómo no, dice Amigo, si Chile es uno de los países latinoamericanos que más desarrolló el género con todos sus matices (desde la pintura realista hasta la más subjetiva). En un gran muro, que no identifica individualmente a los autores, figuran firmas como Valenzuela Puelma, Onofre Jarpa y Juan Francisco González. Y los extranjeros Juan Mauricio Rugendas o Thomas Somerscales, entre otros.
Junto a ellos, lo primero que se ve son archivos teóricos originales, versos de Zurita y el óleo "La lección de geografía" (1883), de Valenzuela Puelma. Luego la serie botánica de Alexander Simon (dibujos de lápiz sobre papel). Pero sólo en unos pasos más aparece el arte contemporáneo con "Grabar el territorio". Una instalación de Alicia Villarreal que aborda la enseñanza de la geografía. Seleccionó 43 bancos del Internado Barros Arana, los intervino con serigrafía, corte y ensamblaje -simulando fragmentos del mapa nacional- y los juntó para armar la "silueta" del sur . "Aquí, el banco se ve como campo de batalla, un espacio de tensión con huellas inscritas por los alumnos con cortes y rayas. En ellos está la imposición de un corte que desnivela el mueble, aludiendo al acto imperativo del Estado, al fijar y transmitir a todos la idea de nación", explica la artista. Y el curador asiente: "Aquí ponemos en crisis algunos preconceptos".
* La Trienal parte hoy, a las 19:00 horas, en el Bellas Artes. Estarán la Presidenta Bachelet y su par paraguayo Fernando Lugo.
La pintura de paisaje será protagonista de la principal exposición de la Trienal. Obras de pintores nacionales (Valenzuela Llanos, Onofre Jarpa) y de viajeros europeos (Charton, Rugendas) que ayudaron a construir una identidad para la joven república. Habla Roberto Amigo, curador de la muestra.
Óscar Contardo
Nicanor Parra sostuvo, o sostiene, que Chile más que un país es un paisaje. Podría agregarse que es un paisaje que ha sido visto, revisto y utilizado de maneras distintas. Cartografiado por los técnicos, inmortalizado por artistas europeos de paso, transformado en ícono interno (como la cordillera de fósforos Andes citada por Gonzalo Díaz en una de sus obras) o mercantilizado para la promoción turística externa (como el eslogan "Naturaleza que conmueve" y la postal de un país de geografía más que de habitantes). El inicio de la representación de este paisaje tuvo un momento y un lugar y la principal exposición de la Trienal dará cuenta de eso.
"Territorios de Estado, paisaje y cartografía en Chile del siglo XIX" es el nombre de la exposición que la Trienal destinó para el Museo de Bellas Artes.
Ticio Escobar -el curador de la Trienal- le encargó al historiador del arte argentino Roberto Amigo la misión de montar la muestra de paisaje chileno que podrá ser visitada desde el 5 de octubre. Son cerca de 170 obras dispuestas en un diseño temático. "Con citas literarias de distinto género que funcionan como relación emblemática", explica Amigo.
-¿Cómo se relaciona la creación de un Estado latinoamericano con el surgimiento de la pintura de paisaje?
"No hay una relación directa, sino que es parte de un proceso histórico de la identificación de un territorio con los límites del Estado moderno. Sin embargo, no todos los países sudamericanos tienen pintura de paisaje. En el Perú , por ejemplo, es inexistente; en la Argentina no tiene importancia hasta comienzos del siglo XX. Tal vez, en la relevancia de la pintura de paisaje chilena podemos tratar de comprender la relevancia del territorio, de la idea sobre el territorio, en la identidad chilena: entre la cordillera y el Pacífico".
-¿Existía una preocupación política específica sobre la necesidad de identidad nacional "visual"?
"Hay una política estatal que logra que Chile sea la primera república sudamericana con Academia de Bellas Artes desde 1849. Antes existía sólo la Imperial del Brasil, armada con la llegada de artistas franceses. En Chile predominan los artistas italianos o formados en Italia, un aspecto que establece un vínculo con lo ocurrido al mismo tiempo en Buenos Aires, aunque no se conformó una academia. Lo interesante es que la pintura de paisaje ha tenido una relación conflictiva con la enseñanza académica, sostenida en el dibujo modelado y en técnicas neoclásicas. La pintura de paisaje, género del siglo XIX, está afirmada en el impacto romántico. Por ello la importancia de los artistas viajeros en el desarrollo del género en Chile, lugar muy receptivo en ese minuto para largas estadías, a diferencia de Buenos Aires, que no tenía el encanto de la naturaleza y sufría guerras civiles. Fundamentalmente, la gran puerta sudamericana era Valparaíso".
-¿Es posible establecer hitos, períodos de influencia artística o política durante el período que aborda la exposición?
"En el transcurso del siglo XIX la representación pictórica de la naturaleza se realizó desde las ilustraciones científicas, la fascinación romántica, los naturalismos finiseculares, la renovación académica, la empatía panteísta y las búsquedas lumínicas. La pintura de paisaje transitó el doble sendero de la naturaleza como espectáculo y de la ideologización del paisaje como territorio nacional, coincidente con el acelerado y violento proceso de la formación del Estado-nación moderno. Estos aspectos se presentan, aunque no como núcleos expositivos, sino como totalidad. La pintura y el mapa como archivo".
-Usted ha trabajado el tema en Argentina y Paraguay. ¿Cuáles diría usted que son las particularidades del caso chileno de pintura de paisaje?
"Como decía, en la Argentina el paisaje no es relevante en la pintura hasta fines del siglo XIX, aunque ya había discusión sobre si la Pampa podía ser un motivo pictórico de interés. Los otros escenarios geográficos no entraron hasta fines del siglo XIX. La geografía "interesante" estaba alejada del centro de producción porteño. En Chile es radicalmente distinto. En el Paraguay predominan el grabado popular -el más interesante de América Latina- y la imaginería, la pintura es un soporte poco interesante, salvo para los retratos en la época del mariscal López. Cuando se desarrolla la pintura de paisajes está más relacionada con las variantes lumínicas practicadas en Buenos Aires, antes que el Paraguay comenzara a relacionarse con la cultura paulista".
-Paisaje remite a naturaleza. ¿Qué sucede con los habitantes, las imágenes de costumbres?
"Es un punto interesante, pero el costumbrismo es otro género pictórico. Muy complejo, ya que se sostiene en distintas interpretaciones según los países, pero simplificando, es la pintura de tipos y costumbres que identifica a una nación de las restantes, para la mirada del exotismo europeo decimonónico. El comercio de imágenes, reproducibles, en el siglo XIX era justamente de tipos y costumbres. Es curioso cómo pinturas resueltas desde los modos de representación del exotismo romántico (El huaso y la lavandera) o del orientalismo pictórico (Soldado de Rosas, de Monvoisin en la Argentina) con el tiempo han sido identificadas como imágenes nacionales, aunque están sujetas en su producción a los prejuicios etnocentristas y a la mirada imperial. El costumbrismo, atado a la mercantilización de la imagen en la cultura visual del siglo XIX, tuvo un amplio desarrollo en toda la región, por eso me pareció más interesante trabajar sobre el género de paisaje por la singularidad del mismo".
-La identidad nacional pasa en muchos casos por la guerra. ¿Incluye el género de la pintura de guerra?
"No hay pintura de historia militar en la exposición, pero aparece la guerra en la cartografía, explícitamente con algún croquis de batalla e implícitamente: los mapas territoriales de todos los Estados nación modernos sudamericanos son el resultado de conflictos militares. El período 1865-1880, cuando se intenta definir los territorios, es la etapa más cruenta de la historia sudamericana con la Guerra del Paraguay, la "Conquista del Desierto" argentina y la Guerra del Pacífico".
-¿Por qué incluir algo que suena más bien técnico que artístico como la cartografía?
"Una de las premisas de la Trienal es el pensar sobre el límite del arte. La cartografía es técnica, pero también resultado de decisiones estéticas, de desarrollo de la impresión, de convenciones de color. Por eso contraponemos la obra de Pissis, encantadores paisajes, con su obra de topógrafo estatal. Me interesa cruzar -en los mismos sujetos- la percepción científica y emotiva. También los mapas, supuestamente objetivos, crean subjetividad identitaria; la escolaridad se ocupa de ello".
-En Argentina existe una broma: "más peligroso que chileno dibujando mapas". En Chile he escuchado lo mismo pero a la inversa...
"Ese es el resultado de la educación nacionalista que identifica un territorio como nación predeterminada/ predestinada".
El Museo del Barro: La triple frontera del arte mestizo
La historiadora y crítica de arte brasileña Aracy Amaral es la encargada de curar la exposición que la Trienal montará en el Centro Cultural Palacio La Moneda. La muestra, que se inaugura el 6 de octubre, tiene como eje el Museo del Barro de Asunción. Se trata de un museo único en su tipo, en el que cohabitan el arte indígena, el popular y el contemporáneo en un mismo plano.
"Para mí ha sido inédito hacer una curatoría a la distancia, aunque he ido cuatro veces a Paraguay para prepararla. Ha sido una experiencia especial y difícil, y espero que el resultado sea apreciado", comenta la curadora que fuera directora de la Pinacoteca Nacional de Brasil.
El Museo del Barro fue formado hace 30 años tomando como base las colecciones privadas de Ticio Escobar (curador de la Trienal), Carlos Colombino y Osvaldo Salerno. Se trata de un proyecto que plantea una propuesta límite de mestizaje y trastoca las categorías convencionales de museo de arte contemporáneo, arte popular y de arte indígena.
"Creo personalmente que el mestizaje de épocas de la colección refleja el mestizaje de los diversos tiempos en que vivimos en Latinoamérica: hay indígenas no contactados aún en Brasil, por ejemplo, al tiempo que tecnología de punta en el mundo urbano, en el que a su vez existen poblaciones enteras que sobreviven en quehaceres artesanales del universo rural", reflexiona Aracy Amaral.
La curadora diseñó la exposición bajo la idea de "Tres momentos de tensión" para la formación cultural del ciudadano paraguayo de hoy: la guerra llamada "Guerra Grande" (Guerra del Paraguay, contra Argentina, Brasil y Uruguay, 1864-1870), La Guerra del Chaco (contra Bolivia, 1932-35), y la larga dictadura Stroessner (1954-1989). Tres períodos de coexistencia de lo popular, lo colonial, lo moderno y lo contemporáneo.
"El público podrá ver manifestaciones contemporáneas de arte paraguayo junto a sillas populares, frente a esculturas de alta creatividad en cerámica, imágenes jesuíticas, o crucifijos del siglo XIX".
El Estado coleccionista
Aunque el título de la exposición alude al siglo XIX, el conjunto de obras -cerca de 170- sobrepasa ese límite. Roberto Amigo detalla algo de esa diversidad de obras dentro de la exposición.
"Del siglo XVIII, mapas manuscritos donde la definición de lo artístico y los límites. También hay obras actuales: poesía de Zurita y de Alicia Villarreal, que realiza una instalación sobre la enseñanza escolar del territorio como inscripciones de un campo de batalla".
Sobre la recolección de las obras el curador señala que fueron elegidas principalmente de la colección de paisaje conservada en el MNBA. "Luego, en el Museo Histórico Nacional, Biblioteca Nacional, Pinacoteca del Banco Central, de la U. de Concepción, Museo de Viña del Mar, Palacio Baburizza de Valparaíso y de oficinas públicas. Salvo una obra proveniente del Banco Santander, opté por trabajar con las colecciones públicas. En una muestra relacionada con el Bicentenario considero que se debe remarcar el papel fundamental del Estado en la conservación del patrimonio, la necesidad de un Estado con política de adquisiciones a lo largo del tiempo. Me interesaba exhibir el "Estado coleccionista".
TERRITORIOS DE ESTADO PAISAJE Y CARTOGRAFÍA. CHILE, SIGLO XIX
Museo Nacional de Bellas Artes
Inauguración: lunes 5 de octubre 19.30 horas.
Clausura: 6 de diciembre
MUSEO DEL BARRO
Centro Cultural Palacio La Moneda. Inauguración: martes 6 de octubre a las 12.00 horas.
Clausura: 15 de noviembre
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EL MERCURIO
CULTURA
lunes 5 de octubre de 2009
Raíces de la identidad chilena
El paisaje lo marca y condiciona todo. De eso habla la exposición "Territorios de Estado", que en el Museo de Bellas Artes da el puntapié inicial a la Trienal de Chile.
Daniela Silva Astorga
De norte a sur, recorrió Chile durante 20 años para levantar el primer mapa pedido por el gobierno, en 1848. Pero, además de cumplir -definiendo límites en papel-, el geólogo francés Pedro Pissis registró muchos rincones de nuestra naturaleza con sus acuarelas. Y ahora, esas obras traspasan fronteras: ya no actúan como "fotografías", ahora están enmarcadas y colgadas junto a los mapas originales en el Museo de Bellas Artes. Hoy, absolutas obras de arte. Ayer, al igual que la pintura de paisaje de chilenos y forasteros, "claves para la formación de nuestra identidad geográfica y de la noción Estado-nación moderno", dice el historiador argentino Roberto Amigo, quien ideó "Territorios de Estado, paisaje y cartografía de Chile en el siglo XIX". Una exposición que abre hoy, marcando el inicio de la primera Trienal de Chile (cumbre de las artes visuales que se repetirá cada tres años).
Primer mapa de la Isla de Pascua (1770)
Dice que la muestra busca instalar tensiones -cruzando ciencia con arte- y generar preguntas, en vísperas del Bicentenario. Explica: "El fin es pensar cómo la construcción de identidad chilena surgió de esa representación del territorio". Además de seleccionar pinturas del Bellas Artes, el curador tomó prestadas piezas del Museo Histórico, la Biblioteca Nacional, y de pinacotecas de Viña del Mar y Concepción. Así, entre las 170 que expone, organizadas por tema y disciplina, hay mapas originales del 1800, algunos del siglo XVIII (como el primero de la Isla de Pascua), publicaciones, dibujos, acuarelas y pinturas hechas hasta 1910. Hay creaciones de casi todos los coterráneos que pintaron paisaje. Cómo no, dice Amigo, si Chile es uno de los países latinoamericanos que más desarrolló el género con todos sus matices (desde la pintura realista hasta la más subjetiva). En un gran muro, que no identifica individualmente a los autores, figuran firmas como Valenzuela Puelma, Onofre Jarpa y Juan Francisco González. Y los extranjeros Juan Mauricio Rugendas o Thomas Somerscales, entre otros.
Junto a ellos, lo primero que se ve son archivos teóricos originales, versos de Zurita y el óleo "La lección de geografía" (1883), de Valenzuela Puelma. Luego la serie botánica de Alexander Simon (dibujos de lápiz sobre papel). Pero sólo en unos pasos más aparece el arte contemporáneo con "Grabar el territorio". Una instalación de Alicia Villarreal que aborda la enseñanza de la geografía. Seleccionó 43 bancos del Internado Barros Arana, los intervino con serigrafía, corte y ensamblaje -simulando fragmentos del mapa nacional- y los juntó para armar la "silueta" del sur . "Aquí, el banco se ve como campo de batalla, un espacio de tensión con huellas inscritas por los alumnos con cortes y rayas. En ellos está la imposición de un corte que desnivela el mueble, aludiendo al acto imperativo del Estado, al fijar y transmitir a todos la idea de nación", explica la artista. Y el curador asiente: "Aquí ponemos en crisis algunos preconceptos".
* La Trienal parte hoy, a las 19:00 horas, en el Bellas Artes. Estarán la Presidenta Bachelet y su par paraguayo Fernando Lugo.
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