martes, 9 de marzo de 2010

Viaje al patrimonio ¿Podremos recuperarlo?

LA TERCERA
MÁS DECORACIÓN
n° 358
sábado 06 de marzo 2010

por: Francisca Jiménez
En la foto aparece la imagen del Museo de Artesanía de Lolol. Se trata de un pueblo de gran importancia patrimonial ubicado en la VI Región, con muchas casas y construcciones de adobe.

Qué verdad más cruda resulta pensar en que la real tarea en términos patrimoniales para el Bicentenario será la recuperación –parcial o total– de muchas localidades y edificios históricos, principalmente en las regiones del Maule y del Bío Bío. Precisamente en un año de celebraciones, de corte de cintas e inauguraciones la naturaleza nos recuerda que, en una zona de sismos, ella tiene siempre la última palabra. Es terrible ver la gran cantidad de historia que se vino al suelo. Aunque, sin duda, lo peor es saber el número de vidas que cobró este terremoto, finalmente nuestro mayor patrimonio, el humano.

Lo primero que hice apenas pasó el sismo fue pensar en los pueblos y ciudades que había alcanzado a recorrer unas semanas antes, en un precioso viaje al sur de Chile que recordaré por siempre, y los que pretendía recorrer en Semana Santa. Pensé en Lolol, en sus calles y en su recientemente inaugurado Museo de la Artesanía. Pensé en Quinchamalí y en sus alfareras. Pensé en Chillán y su alegre mercado. Pensé en los paseos a Iloca y Duao desde Vichuquén. Y en Parral, la tierra natal deNeruda. Pero también pensé en los pueblos que no alcancé a conocer. No al menos en 2010. Por ejemplo,me acordé de Cobquecura, un pueblo al que pretendía volver después de 30 años. Tenía todo planificado para viajar próximamente a fotografiar sus calles de aspecto colonial, con casas de fachada continua. Fundada en 1575, es una localidad cuyo casco histórico había sido declarado Monumento Nacional. Mis ansias por volver tenían su razón: un viaje que hice de muy chica a ese lugar junto a mis abuelos maternos y que rememoraba siempre con mucha nostalgia. Hoy sólo queda la memoria, ya que conmás del 95% por ciento de sus edificios en el suelo, resulta difícil –no imposible– pensar en una reconstrucción.

Curiosamente pensé también en Alemania, país donde viví, y que tras la Segunda Guerra Mundial fue restaurado, al menos en la zona occidental. Aunque es una nación con otra realidad económica, contó con un plan de restauración que dejó a sus ciudades históricas en pocos años nuevamente en pie. Espero que podamos hacer algo similar y que una de las metas para el Bicentenario, y los años venideros, contemple un plan de reconstrucción para las zonas patrimoniales afectadas.

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