martes, 25 de mayo de 2010

Memorias de una casa Nilahuina

www.vi.cl
Lunes, 24 de Mayo de 2010 17:23
Gety Pavez VIdal




Hace un poco más de 50 años nací, me mandó a construir un matrimonio que compró este lugar, ellos venían con 3 hijos y un cuarto por nacer, me hicieron grande, linda, imponente, en medio de la nada, teniendo como compañeros los cerros y el estero, me hicieron al estilo colonial de adobe, tejas, grandes murallones y vigas a la vista, con muchas piezas, un gran comedor y corredores a ambos lados, de color blanca, la cocina la construyeron fuera por el humo y el olor a la comida, me rodearon de lindos parrones y hermosos jardines además de mi propia huerta, noria, depositó en fin una hermosa casa de campo, hecha con mucho esfuerzo y cariño, con el tiempo nacieron más hijos completando un total de 10, todo se movía en torno mio, las plantaciones de trigo, garbanzos, porotos, papas, las trillas, la crianza de animales, el carbón de espino, las conversaciones alrededor del brasero, siempre mucha gente, entrando y saliendo, venían de Santiago para disfrutar de mis bondades; así pasaron los años, los niños crecieron formaron sus propias familias y se fueron casi todos, pero para las fiestas, las vacaciones y fechas importantes todos vuelven, ahora con sus parejas, sus hijos y hasta nietos, claro que algunos se han ido al cielo, ya no siembran tanto, sólo para el diario, ahora hay bosques y estoy rodeada de ellos, me veo más hermosa aún, tengo luz y llega la señal del celular y el internet, estoy pintada de rojo colonial coronada por unas frondosas bugambilias, acá se respira paz y tranquilidad, el tiempo no pasa, ideal para descansar, salvo cuando están todos, casi 30 personas entran, salen, gritan, cantan, ríen, juegan, se divierten, en fin hay vida.
Hace algunas semanas estaban casi todos disfrutando de las vacaciones de verano, recuerdo que ese día venían llegando de Bucalemu, habían pasado casi todo el día disfrutando de un día de playa, llegaron entrada la noche, los más jóvenes se fueron al pueblo y los demás a descansar, estábamos durmiendo cuando vino un enorme ruido salido de lo más profundo de la tierra y luego esa sacudida desenfrenada que no terminaba nunca, algunos gritaban, otros lloraban, no faltaba la que rezaba, pero al cabo de un rato todos estaban reunidos en el patio, yo por mi parte primero boté mucho polvo, luego comenzaron a caer pequeños trozos de mi, mis tejas se rompían en el suelo y en un momento sentí como si me quebraba entera, que mis entrañas se salían no se por donde, como si fuera un globo que explotaba y no me acuerdo más, solo escuchaba el ruido del mar, y eso que está bien lejos, al aclarar me pude ver, había algunas de mis murallas en el suelo, otras a medio caer y el resto todas trizadas y descascaradas, ¿que pasó? un terremoto escuché pero si yo ya había pasado el del 72 , el del 85, y creo que el de Chillán, claro me habían salido algunas grietas pero nada más, ahora estaba .. en realidad no estaba, mi cocina estaba igual que yo, escuché que a las hornillas no les había pasado nada, afortunadamente los que estaban dentro lograron salir sanos y salvos, sólo asustados, me da pena verlos dormir en carpas, comiendo en una ramada, ya no estoy para cobijarlos; con los días han comenzado a desarmarme, primero mis tejas, las que quedan, luego el zinc, después el entablado y las cerchas, me veía tan pequeña e indefensa sin mi techo, venía un temblorcito y mis murallas se movían enteras, así que las botaron, por seguridad, hoy me encuentro desparramada en los patios, todos me pisotean, llegó una mediagua dicen que es provisoria para que no se mojen en el invierno pero es tan pequeña, como una de mis piezas, que podrá caber ahí, he escuchado que darán un subsidio para la reconstrucción, pero que van a reconstruir si yo ya no existo, a lo mejor construirán una casa nueva, ojala que sea tan hermosa como yo, que vea y sienta lo que yo viví, historias, desencuentros, alegrías, penas, fustraciones, el cariño, la vida de una familia.
Hoy estoy en todas partes esparcida, esperando que venga una máquina para que me recoja y me vaya a dejar a no sé donde para que así vuelva a ser tierra de donde nací.
Cuesta Vieja
Nilahue-Pumanque
VI Región

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