TEATRO/ En ese tiempo: Democratización del escenario
ARTES Y LETRAS Domingo 7 de Septiembre de 2003
Más que un movimiento teatral caracterizador, durante los años de la Unidad Popular hubo señales de cambio que conformaron un panorama nuevo respecto de la década precedente.
JUAN ANDRÉS PIÑA
Mirado a la distancia, hoy nos resulta evidente que, a pesar de los deseos y de las intenciones de algunas de las personas asociadas al teatro durante el gobierno de la Unidad Popular por conformar un movimiento nuevo y diferente, ello no fue posible en toda su magnitud. Al menos en algo que en propiedad se pudiera llamar "teatro de la revolución" o "teatro socialista". Esto, aunque muchos discursos culturales de la época ligados a la escena están empapados de una retórica de cambio, donde "lo nuevo" y "lo joven" tienen una singular significación.
Varias transformaciones se venían observando desde finales de la década del 60 en el teatro chileno. Uno de los aspectos más significativos era el propósito de superar los grandes y a veces solemnes espectáculos universitarios, donde la mano determinante de la dirección de la obra y la voz casi sagrada del dramaturgo daban poca participación al actor así como al resto del grupo. Entonces, los tradicionales autores de la década del 50 ya no tienen la importancia de comienzos de la década de 60. Los directores son renovados y enfocan los montajes desde otras perspectivas. Aquí, las palabras "democratización" y "participación" se vuelven claves.
La creación colectiva
La Universidad Católica ya lo había iniciado en 1968, con el taller teatral que funcionaba a su amparo, con la dirección de Fernando Colina, Gustavo Meza y Eugenio Dittborn, a través de obras como Nos tomamos la universidad, Peligro a 50 metros, Todas las colorinas tienen pecas y Paraíso para uno. Aunque esta universidad no continuó en esta línea, ya que en los años 72 y 73 retornó al montaje de clásicos chilenos y obras de autores latinoamericanos contemporáneos, su programa constituyó un gesto renovador y experimental en relación con las prácticas de la década anterior. Además, con sus nuevos espectáculos dejó sembrada una semilla cuyos frutos se verían posteriormente, a partir de 1976: muchos de sus integrantes formaron parte de los grupos revitalizadores del teatro chileno durante el gobierno militar.
Las obras aludidas anteriormente se escaparon de los márgenes tradicionales del período precedente. Ante todo, no existía un dramaturgo en el sentido convencional del término, sino que se tomaban textos provenientes de otras artes - poesía, narrativa- y se convertían en obra teatral. Enseguida, se tendía hacia una democratización en la producción, estimulándose una mayor participación del elenco en la generación del espectáculo. Finalmente, se elegían obras que tuvieran mayor relación con situaciones históricas concretas, una búsqueda de conectarse con los fenómenos que ocu-rrían en la sociedad chilena.
Estas nuevas modalidades se ven enriquecidas parelelamente con el "método" de Creación Colectiva, donde los propios actores generaban textos, sobre la base de sus inquietudes tanto escénicas como ideológicas. El paradigma de ello fue Cuestionemos la cuestión, de Ictus (1969), tomado como ejemplo por otros teatristas durante la Unidad Popular. Estos montajes conformaron espectáculos más "teatrales" que "literarios": el lenguaje verbal era el cotidiano, las referencias contingentes, las preocupaciones aterrizadas en el núcleo que interesaba a los espectadores, la estética cercana al cine y televisión, a través de escenas breves y de mucha imaginería visual. La política, los medios de comunicación masivos, la intervención norteamericana en América Latina, las desigualdades sociales, todos estos temas caían bajo la mirada acusadora y satírica de los personajes. Aunque al repasarla hoy día nos puede parecer artificiosa, en su época fue al revés: una propuesta plena de libertad temática y de experimentación en sus modos expresivos.
Producto de todos estos intereses y líneas de producción es Tres noches de un sábado, estructurada sobre la base de textos de tres autores chilenos (Alcalde, Contreras y Cornejo), quienes dan el material básico para que los actores de Ictus y el director (Claudio di Girólamo) plasmen en escena una obra que precisamente apunta a develar ciertos rasgos nacionales, en un lenguaje actual y directo y donde la realización de la puesta más que el texto (actuación, relación con al espectador, iluminación) tenía radical importancia. El trabajo sobre el escenario, la participación de los actores para moldear su personaje y sobre todo el carácter escénico de los parlamentos, fue una forma de producción antes desconocida. Esta obra es señera de cómo se podía conformar un espectáculo entretenido, indagador y de gran recepción: estuvo más de dos años en cartelera con afluencia permanente de público.
El café concert
El mismo grupo semiprofesional Aleph, formado por jóvenes universitarios y cuyas puestas en escena se dieron a conocer a fines de la década del 60, era otro que reforzaba la línea de Creación Colectiva. Sus obras durante los años de la Unidad Popular ("Viva in mundo de Fanta y Cía", "¿Cuántas ruedas tiene un trineo?", "Vida pasión y muerte de Casimiro Peñafleta", entre otras) eran un punto de referencia de cómo se podía hacer un nuevo teatro, juvenil y político sin caer en el panfleto más evidente, y que apelaba a otras formas de lenguaje teatral. Sus obras fueron inspiradoras para muchos otros grupos aficionados.
La Universidad de Chile (Ituch), por su parte, sí tuvo un programa artístico más relacionado con las propuestas de la Unidad Popular. De alguna manera sus espectáculos se vincularon con la pugna ideológica y social del momento. Se hizo, por ejemplo, teatro antiimperialista ("Viet-Rock"); antinazi ("La gran prescripción"); antibélico ("Las troyanas"); antiburgués (El señor Puntila y su criado Matti" y "Los que van quedando en el camino"), y rupturista respecto de la visión religiosa y costumbrista de los chilenos ("El evangelio según San Jaime" y "El degenéresis"). Una obra fuertemente influida por la ideología de izquierda fue "Los desterrados", de Víctor Torres. En los balances se consigna que durante este período el Ituch no ganó al nuevo público al que se aspiraba y, al revés, comenzó a perder al que ya existía.
Los síntomas renovadores tienen otro aporte significativo y de gran repercusión en aquellos años: la aparición del Café Concert, en 1971, a través de la obra Agamos el amor, de Edmundo Villarroel, escenificada por la compañía El Túnel. Se trataba de un espectáculo divertido, humorístico y musical, de gran destape sexual, provocativo, de lenguaje a veces chocante. Su modalidad se emparentaba con los teatros que hacían Creación Colectiva y desarrollaban una línea experimental en esos años y los anteriores. Se presentaba en una sala pequeña donde se podían consumir bebidas, y su diseño circular permitía que los espectadores quedaran muy cerca de los actores. Atacado por quienes hacían un teatro más ideológico y "serio", el montaje, sin embargo, fue visto por el público masivo y diverso.
Esta modalidad teatral fue otra manera de enfrentar la solemnidad y el academicismo de las décadas anteriores. Incluso sus integrantes (Tomás Vidiella, Alejandro Cohen y Pina Brandt) provenían precisamente de la Universidad de Chile, de la cual se habían separado un tiempo antes. Su éxito ha sido poco estudiado, pero Agamos el amor reunió en sí varios aspectos "transgresores" y vendedores: temática desinhibida - su título no sólo habla de algo del ámbito de lo privado, sino que se permite una errata ortográfica desafiante- , lenguaje cotidiano, modalidad escénica desenvuelta y novedosa, presencia del humor, y, por otra parte, ausencia de discursos ideológicos o posturas políticas y sociales, que por aquellos años inundaban la vida nacional. Su éxito intentó ser reeditado largamente en el transcurso de la década.
Otro tipo de teatro que sí había logrado un desarrollo ascendente era el aficionado (en aquel tiempo se hacía la distinción). Se agrupaban en torno a la Antach (Asociación Nacional de Teatro Aficionado Chileno) que hacia 1973 contaba ya con 300 grupos a través de todo el país. Muchos de éstos trabajaban en la línea de dar a conocer los problemas poblacionales, sindicales y políticos a través de sus obras, sobre todo en la línea de Creación Colectiva, aunque monitoreados por personas con conocimiento de lo dramático. En este sentido, el recurso del teatro - a veces mera herramienta para dar a conocer problemas ideológicos o políticos- era una modalidad bastante extendida.
REPORTAJES Domingo 27 de Febrero de 2000
Algo Más sobre Juana de Arco
La Doncella de Orleans en las Tablas Chilenas
La última película de Luc Besson, "Juana de Arco", producida por Gaumont e interpretada por actores franceses e internacionales, ha tenido una distribución mundial y despierta en Chile la evocación de la obra que presentó el Teatro de Ensayo de la Católica en la década de los 50.
Por GERMÁN BECKER URETA *
CON motivo de anunciarse una nueva película sobre Santa Juana de Arco, la vida de esta heroína francesa ha vuelto a ser tema de estudios y comentarios, ya que la última cinta sobre este personaje histórico era la recordada producción que protagonizó Ingrid Bergman en la década del 50. En esa misma época, Fernando Debesa, presidente del Teatro de Ensayo de la Universidad Católica, me ofreció dirigir el primer estreno de la temporada: la obra "Juana de Lorena", del dramaturgo y periodista norteamericano Maxwell Anderson.
Como se estilaba en esos entonces, la pieza traducida por el propio Debesa fue entregada a la rectoría de la universidad, para vigilar su contenido moral. "Juana de Lorena" fue rechazada por serios reparos. Este era un tropiezo prácticamente insalvable; sin duda, la persona que leyó la obra no lo hizo con la debida atención y no captó el meollo de la pieza; no caló en su contenido profundo. Este juicio ligero del "censor" motivó la reacción del rector monseñor Carlos Casanueva.
En esos días, el Padre Alberto Hurtado, para hacerse algunos exámenes, fue hospitalizado en la clínica de la Universidad. Fernando tuvo la excelente idea de irlo a ver y pedirle su opinión sobre el texto de "Juana de Lorena".
Debesa era amigo del sacerdote; yo también, incluso fui su alumno en el ramo de apologética en el colegio de San Ignacio. Resumiendo: al Padre Hurtado le encantó la obra; su opinión y entusiasmo se los expresó por escrito a don Carlos. El camino se despejó, el rector dio el pase y comenzamos a hacer el reparto y se iniciaron los ensayos.
Teatro en el teatro
"Juana de Lorena" es el teatro dentro del teatro; la trama nos muestra a una compañía de actores que está ensayando una pieza sobre Juana de Arco; los actores deben ser miembros del elenco, y al mismo tiempo encarnar los personajes históricos. Los comediantes del equipo del Teatro de Ensayo tenían, por lo tanto, que asumir y representar diversos papeles. La representación se dividía en interludios y escenas. Los interludios eran los momentos en que la compañía recibía instrucciones del director, discutían sus problemas, se probaban el vestuario, se corregían las luces, etc. Las escenas, en cambio, eran episodios concretos de la historia de Juana de Arco. Todo esto permitía un juego escénico fascinante de verdad y convención. Los decorados, la utilería y los trajes iban transformándose gradualmente, acentuando la magia teatral del espectáculo.
Hasta aquí la parte formal de "Juana de Lorena". El contenido está marcado por el conflicto entre Mary Grey, la primera actriz del elenco, y luego Juana de Arco, y Jimmy Moster, director de la compañía e inquisidor. La actriz amenaza con renunciar, por no estar de acuerdo con el giro que le ha dado el autor al drama que ensaya. Ella, Mery Grey, sostiene que cuando Juana se dio cuenta de que el Delfín de Francia era un inmoral, debía abandonarlo de inmediato, alejándose de la corte. Jimmy Master, el director, sostenía, en cambio, que es fácil ser santo encerrado entre cuatro murallas. Lo valioso es mantener la conducta intachable en medio del fragor del mundo. Cuando Juana se da cuenta de las debilidades y renuncias del Delfín de Francia, no debe huir, sino quedarse junto a él para inclinarlo al bien.
Juana podía salvar a Francia y al Delfín, desde adentro de la corte y no desde afuera. Esta tesis de Jimmy Master, el director, es lo que en círculos políticos llamaban "la colaboración con malos". Tal vez este aspecto de la obra fue lo que causó la reticencia de monseñor Casanueva.
En el reparto de "Juana de Lorena" participaron los más importantes actores del teatro de la Universidad Católica: Inés Moreno, Lucila Durán, Miriam Thorud, Silvia Piñeiro, Gabriela Montes, Judith Hackim, Teresa Piñana, Justo Ugarte, Jorge Alvarez, Mario Montilles, Jaime Celedón, Carlos Lazo, Sergio Urriola, Alberto Rodríguez, Hipólito Villegas, Aliro Vega, Raúl Montenegro, Mario Rodríguez y Hernán Letelier.
La obra se estrenó en el teatro Municipal de Santiago y después de una lucida temporada se viajó en gira a Concepción, Talca y Viña del Mar.
En la primera gira internacional del Teatro de Ensayo, "Juana de Lorena" se presentó en Lima, Perú. No pudiendo viajar Inés Moreno (Juana) y Jorge Alvarez (el Delfín), estos papeles los desempeñaron Miriam Thorud y Fernando Colina.
La crítica y el público limeño recibieron con entusiasmo nuestro trabajo, al igual como había sido el resultado en Chile. La Asociación de Periodistas de Espec-táculos, que otorgaba anualmente el premio "Caupolicán", distinguió a nuestra representación con tres galardones: la mejor actriz, Inés Moreno (Juana); el mejor actor, Jorge Alvarez (el Delfín) y al mejor director.
Algunas personas que asistieron a nuestras funciones en provincias, por ser la pieza un ensayo sobre otra obra y llamarse nuestra institución Teatro de Ensayo, pensaron que todas las presentaciones las hacían así, ensayando.
El clásico del '54
Con el fin de ampliar la recepción pública de nuestra "Juana de Lorena", la adaptamos para presentarla en el Estadio Nacional, la noche del Clásico Universitario Nocturno de 1954. Los mismos actores que participaron en el Teatro Municipal, más importantes refuerzos, vieron la hermosa experiencia de actuar ante una multitud de 70 mil espectadores. Estos nuevos actores y comparsa que se agregaron al elenco original fueron para interpretar nuevos personajes, que se incorporaron al texto, como para engrosar los grupos de guerreros, labradores, cortesanos, juglares y monjes. Por las grandes dimensiones del escenario, con visión en 360 grados y con más de siete mil metros cuadrados de superficie, fue necesario que cinco diferentes actrices encarnaran a Juana de Arco, en los diversos pasajes y escenas de la representación. Era imposible que cuando Juana hiciera mutis por la puerta de la Maratón, vestida de pastora, pudiera aparecer, a los pocos segundos, por uno de los túneles que llevaban a los camarines, vestida con su armadura de acero.
La responsabilidad de ser Juana de Arco, en el Estadio Nacional, la compartieron Inés Moreno, Miriam Thorud, Silvia Piñeiro, Paz Irarrázabal y Teresa Molina.
Esta versión masiva en la noche del Clásico Universitario contó con la música compuesta especialmente por el maestro Tito Lederman y vestuario de María Cluczynska, al igual que en su estreno en el Teatro Municipal. La dirección y la escenografía de las dos versiones ya citadas estuvieron a mi cargo.
Para el estreno de "Juana de Lorena", en Santiago, Maxwell Anderson, el autor, tuvo la fineza de enviarnos una carta: "Nueva York, 1 de mayo de 1951. Mis agradecimientos y buenos deseos para los actores y directores del Teatro de Ensayo de la Universidad Católica, que han demostrado un interés especial por mis obras, y de manera principal, a aquellos que están preparando actualmente la presentación de 'Juana de Lorena'.
"En la situación actual del mundo, los amantes de la libertad deben estrechar sus manos a través de todos los océanos y por sobre las fronteras.
"¡Qué todos los pueblos de América aprendan a ser amigos y vecinos!".
No todos los que hemos recordado en estas líneas están con nosotros; muchos han muerto. Si bien en vida el aplauso les dio más vida, ahora al nombrarlos es un nuevo aplauso que se oye aquí y más allá.
* Ex director del Teatro de Ensayo de la Universidad Católica de Chile.
LOS ACTORES DEL CLASICO
EL 24 de Noviembre de 1954 se les repartieron a los asistentes al Estadio Nacional 70 mil folletos con antecedentes de la historia de Juana de Arco, cuya presentación sería esa noche por la barra de la Católica dirigida por Germán Becker y con la actuación especial del Teatro de Ensayo de la Universidad.
En el texto se incluía la lista de los actores de cada escena.
1.- Juana en la aldea: Juana, Paz Irarrázaval; Santa Catalina, Judith Hackim; San Miguel, Sergio Urriola; Santa Margarita, Nelly Meruane. Heraldo, campesinos y gente del lugar.
2.- Juana en la corte del Delfín: Juana, Miriam Thorud; Delfín, Jorge Alvarez; Inés Sorel, Marina González; Tremoille, Alberto Rodríguez; un noble, Julio Retamal Faverau; Bouchard, un ujier, Alejandro Arias. Damas, cortesanos,juglares, bufones, músicos. 3.- Juana corona al Delfín en Reims: Juana, Silvia Piñeiro; Delfín, Jorge Alvarez; Tremoille, Alberto Rodríguez; Ines Sorel, Marina González; Obispo de Reims, Enrique Heine. Damas, caballeros, monjes, soldados, campesinos, acólitos.
4.- Juana ante los jueces: Juana, Miriam Thorud; Cauchon, Mario Montilles; Inquisidor, Justo Ugarte; Courcelle, Julio Rublo; D'Estivet, Guillermo Larlos; Juez, Enrique Silva. Voces: Santa Catalina, Judith Hackim; San Miguel, Sergio Urriola; Santa Margarita, Nelly Meruane.
5.- Juana en la Hoguera: Juana, Teresa Molinari. Verdugos, sacerdotes, soldados, nobles y pueblo.
6.- Juana en la Eternidad: Juana, Teresa Molinari.
Entre los muchos asesores de dirección y técnicos, destacamos en Supervisión de construcciones, Ernesto Alliende; Grabación y compaginación, Adolfo Rasmussen y Manuel Cortez; Iluminación, Carlos Gorigoitía; sastrería, Teresa Urzúa y Clara Flores; Efectos especiales, Roberto Báez; Ayudante de dirección, Rodolfo Soto; Ingeniero de sonido, Adolfo Rasmussen; Jefe de Producción, Ricardo Miranda; Dirección, escenografía, vestuario e iluminación, Germán Becker.
TODAS SUS FUNCIONES
La obra se presenta desde hoy y hasta el domingo a las 21:00 horas en la Sala Agustín Siré. Las funciones se retomarán desde el 12 al 19 de enero, con una interrupción del 17 de enero por las elecciones presidenciales. Ver más información. Delfina Guzmán y balance de Santiago a Mil: "Ha sido un verdadero delirio" (1/2/2010)
Alexis Moreno desnuda la marginalidad chilena en Santiago a MilEl director de la compañía Teatro La María hoy estrena "Topografía de un desnudo" en la Sala Agustín Siré. Éste es un remontaje de la obra escrita por el reconocido dramaturgo Jorge Díaz en 1965.Por Ignacio Palma, Emol Viernes 8 de Enero de 2010 14:28 Hoy comienza a exhibirse la obra ''Topografía de un desnudo'' en la Sala Agustín Siré.
Foto: Teatro La María
SANTIAGO.- Una matanza de mendigos ocurrida en 1963 en el estado brasileño de Guanabara, llamó la atención de Jorge Díaz, el connotado dramaturgo argentino que residió en Chile, para que a partir de ese hecho real escribiera la obra "Topografía de un desnudo" dos años más tarde, siendo estrenada por el director Fernando Colina junto al Teatro Ensayo de la Universidad Católica en 1967.
La pieza trata acerca del fallecimiento de un vagabundo en un basural, quien en realidad es un dirigente político, cuyo caso es investigado por un incisivo periodista. La razón de esta muerte sucede en medio del anhelo de construir un barrio residencial por parte del dueño de la propiedad. Esta fue una obra con una marcada crítica social en medio de la represión que existía en diversos países latinoamericanos.
Tuvieron que pasar más de cuatro décadas para que este trabajo volviera a montarse sobre las tablas nacionales, pero esta vez bajo el mando del director de la compañía Teatro La María, Alexis Moreno, como una de las Obras Bicentenario del Festival Santiago a Mil.
Con escenas que se traspasan drásticamente desde la tragedia al humor negro y viceversa, los personajes –tanto vivos como fallecidos- utilizan un diálogo dinámico y áspero, bajo una desestructurada cronología realizada por el autor, haciendo viajes al pasado y también al futuro, para determinar finalmente la causa del crimen en medio de un escenario ambiguo que demuestra la marginalidad social de una manera mucho más descarnada a lo que se acostumbraba en ese entonces.
"Lo bonito es que no hay mucho heroísmo en la obra, sino que es realidad pura, porque la obra parte con ese miedo, y termina con el asesinato", explica el director del colectivo que tiene más de 10 años de trayectoria.
Moreno admite que no conocía la obra antes de que la producción de Santiago a Mil se la hubiese propuesto. Sin embargo, al momento de leerla, halló que tenía ciertas similitudes con los 17 trabajos que el colectivo ha montado. "Siempre tratamos de demostrar algo distinto, somos bien eclécticos en ese sentido (...). Es una de las pocas obras que nosotros montamos y que no ha sido escrita por mí. Creo que está íntegra y hemos modificado muy poco la original", manifiesta.
El cambio del que habla es "acentuar mucho la actuación, radicalizarla y envolver todo en una especie de lugar ambiguo, lugar pesadillezco. El poder que generaba antiguamente la imagen proyectada, aquí se transforma en corporalidad, en el encarne", dice acerca de un remontaje que, para el siglo XXI, decidió una escenografía que simulara el condominio ya construido, como si la retroexcavadora de la burguesía actual no hubiese dado tiempo para nada.
Según el director de "Caín", los diálogos que se producen entre los actores son muy contemporáneos, pese a que haya sido escrita hace 43 años. "A pesar de que el texto tiene mucha indicación, al mismo tiempo es muy libre y le exige al actor hacerse cargo de la historia que pretende contar el dramaturgo", señala.
Precisamente, la obra le obliga a tener una cantidad importante de actores en el elenco, estando compuesto por ocho intérpretes, entre los cuales destacan Alexandra Von Hummel, Tamara Acosta y Marcelo Alonso.
Este último, quien interpreta al personaje central (Rufo, el vagabundo), declara que para los asistentes que no conocen las piezas de la compañía Teatro La María, éste es un montaje interesante en el que se trabaja con un lenguaje distinto, con un sentido político importante, pero que es una obra que se logra comprender fácilmente.
"En el '63, me parece, mirar el futuro con la lucidez que sólo Jorge Díaz puede hacerlo, es ver exactamente lo que iba a pasar (...). El surgimiento del libre mercado, no como un sistema económico sino como una filosofía política. Eso es lo fuerte", menciona.
ESPECTÁCULOS Lunes 3 de Febrero de 2003
Teatro:
Los activos días de Fernando Cuadra, autor de La niña en la Palomera
El director y académico dirigirá a Paz Bascuñán en su clásica obra. Además, abrirá dos nuevas salas en La Casa, su escuela teatral.
VERÓNICA MARINAO
Fernando Cuadra, director, académico, y autor de "La niña en la Palomera", sonríe cuando recuerda esta anécdota: caminaba por la calle cuando vio que un hombre de edad avanzada se le acercaba. Sabía que conocía ese rostro, pero el hombre era un "viejiiito" y entonces le costó recordar dónde lo había visto antes. El "viejiiito" rompió el misterio de Cuadra con un abrazo y con un cálido "¿y cómo ha estado profesor?".
"En esos momentos tuve conciencia de todos los años que tengo", dice Cuadra. "Yo estoy orgulloso de mi edad, porque la guardo como secreto, pero a veces parece que es un hecho público, así que déjeme con la ilusión de que sí tengo este secreto", pide el activo director de La Casa, escuela de teatro que fundó el 20 de noviembre de 1979 en el barrio Brasil; y dueño del Teatro La Palomera, inaugurado en 2002.
Cuadra, que ha vivido de cerca la explosión de escuelas de teatro de los últimos años, está preocupado por este fenómeno y distingue tres tipos: las que responden "a una filosofía de la actuación, a una estética y a una metodología"; las que "obedecen sólo a una metodología y alrededor de esa metodología se estructura una malla curricular"; y "las que simplemente reúnen asignaturas que piensan sus directivos son las que responden a las necesidades del actor".
La Casa, especifica Cuadra, está en la primera categoría ¿Y cuál es la filosofía detrás de esta escuela? El director explica: "el actor que queremos formar está comprometido con el proceso social de un país. Un actor que sirva para mejorar este proyecto y estimular elementos tales como defender nuestras raíces, nuestra autenticidad, nuestra idiosincrasia. Por eso, el objetivo no es formar primeros actores, como estrellas, sino individuos comprometidos con el proceso social del país".
Claro que a Cuadra no sólo le preocupa la oferta, sino también la demanda: "Me parece preocupante la cantidad de alumnos porque habría que preguntarse si esa cantidad obedece a la vocación o a otros intereses, porque hay gente que llega por terapia, por moda, por esnobismo, porque es choro estar en una escuela de teatro".
El teatro La Palomera se inauguró con "Titus Andronicus", dirigida por Aldo Droguett. Luego vino el debut de "El polaco"', que dirigió el mismo Cuadra. Para la temporada 2003 ya están programadas las obras "El carbón," "La niña en la palomera" (ver recuadro) y "Otello". Y no sólo habrá teatro: para marzo están programados dos ciclos de cine: uno dedicado a Raúl Ruiz y otro a Marilyn Monroe.
Pero habrá más estrenos, porque en la remodelada escuela La Casa (a dos cuadras de La Palomera), Cuadra habilitará dos nuevas salas de teatro para compañías jóvenes. Una de ellas está especialmente pensada para los más vanguardistas. "Yo no quiero formar cesantes teatrales, y estos espacios pretenden ayudar un poco", explica.
Su hija
querida
En 1966, bajo la dirección de Fernando Colina, fue el estreno de "La niña en la Palomera" en el Teatro Ensayo de la UC. La versión fílmica de esta obra, dirigida por Alfredo Rates y protagonizada por Marcela Osorio, ganó en 1984 el Coral Negro del Festival de La Habana. Cuadra dice que ya perdió la cuenta de todas las versiones que se han hecho de esta obra basada en un caso real: un hombre que encerró en el ático de su casa a una colegiala. En la versión 2003 actuarán Paz Bascuñán, Pedro Vicuña y Carmen Disa Gutiérrez.
ESPECTÁCULOS Viernes 25 de Noviembre de 2005
Muere la actriz Matilde Broders
VERÓNICA MARINAO
Matilde Broders ya era cantante lírica (soprano), cuando en 1956 entró a estudiar actuación a la Escuela de Teatro Ensayo de la Universidad Católica, donde fue compañera de Héctor Noguera, Violeta Vidaurre y Víctor Meiggs, entre otros.
Desde entonces actuó tanto en obras de la Universidad Católica como de la Universidad de Chile. Su rol más popular fue el de la mujer de rojo, en "La pérgola de las flores" (1960), donde cantaba el famoso tema "Tonada de medianoche". Fueron tres años de éxito: 979 funciones y 548 mil espectadores. También actuó en "Versos de ciego" (1961), dirigida por Eugenio Dittborn; "Las Travesuras del Ordenanza Ortega", dirigida por Fernando Colina (1962), y "Arbol viejo", también dirigida por Colina (1963). Una de sus últimas actuaciones sobre las tablas, recuerda el actor y director Ramón Núñez, fue interpretando a Eufrasia en "Su lado flaco", una obra con la que Anita González celebró sus 50 años de carrera.
En televisión, Broders también hizo algunos papeles. La última telenovela en que actuó fue "Matrimonio de papel"(1985), donde interpretó a Laura González, la madre del personaje que encarnaba Héctor Noguera.
La actriz y cantante lírica, quien falleció el miércoles 23, estaba retirada desde hacía años de las tablas y la TV. Sus restos fueron sepultados ayer, en el Cementerio General.
Sábado 3 de Diciembre de 2005
Matilde Broders, actriz y soprano con talento
Uno de sus papeles destacados fue la "mujer de rojo", en "La Pérgola de las Flores".
Matilde Broders era actriz, pero por sobre todas las cosas era cantante. Una soprano con talento hasta para sorprender a sus compañeros de escena. Según recuerda el director Fernando González mientras viajaban en tren al sur - y con todo el vaivén que eso representaba-, ella se atrevió a interpretar "María la O" para unos compañeros de elenco. "Le salió maravilloso", dice González, una de las pocas personas del mundo teatral que mantuvo el contacto con Matilde Broders después de que ella se retirara de los escenarios en los '80.
Broders falleció el pasado 23 de noviembre y la noticia sigue sorprendiendo a algunos ex colegas de escena. Como a Héctor Noguera, quien compartió con ella en el primer montaje de "La pérgola de las flores". "Era mayor que nosotros, sus compañeros de la escuela de la Católica, pero era un encanto, muy alegre", comenta Noguera. En "La pérgola....", Broders interpretaba a la "mujer de rojo", la que representaba al mundo de la noche. Noguera agrega chispa al recuerdo: "Nos daba un poco de risa cuando ella cantaba 'Tonada de medianoche', porque era muy operática".
Matilde Broders nació en Talca el 27 de mayo de 1911. Y lo de "operática" tiene razón pues antes de ser actriz, Broders tuvo una destacada carrera como artista lírica: en los años 30 participó en el Teatro Municipal interpretando los papeles centrales de óperas como "Hansel y Gretel". En 1939 cantó "Madame Butterfly" junto a Óscar Ilabaca, quien se convirtió en su marido.
Además de esposo, su voz le consiguió contratos en Argentina y Brasil, aunque prefirió regresar a Chile en 1948. Después de ese período se dedicó al teatro e ingresó a la Escuela de Teatro Ensayo de la Universidad Católica. Ahí participó en la gira de "La pérgola..." a Europa, con presentaciones en Madrid y París.
En 1963, una casualidad la hizo pasar a la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile. Virginia Fischer, una de las protagonistas de "El círculo de tiza caucasiano", estaba afónica y se necesitaba una cantante con urgencia: Matilde Broders la reemplazó. "Siempre hizo de cantante en las obras. Es que ella era de un tipo especial, de actriz con cantante. Por eso le iba bien en las operetas, una especie de comedias musicales que se representaban entonces", comenta Fernando González.
Broders tuvo la suerte de estar en dos éxitos del teatro local: "La pérgola" y en "Su lado flaco", la obra con que el Teatro UC celebró en 1986 los 50 años de actuación de Ana González. Nelly Meruane, compañera de tablas, rescata otra de sus características: la coquetería. "Era muy preocupada de su aspecto físico y llamaba la atención porque eso lo mezclaba con un buen sentido del humor".
La actriz y cantante fue sepultada el 24 de noviembre pasado en el Cementerio General.
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Raul Delongaro Paredes el 20 de Octubre, 2009 a las 19:30
Maravillas y atracciones turisticas de San Fernando VI – Region – Chile;
Sierras de Bellavista
Las Huellas de Dinosaurios
Hacienda Los Lingues
Puente Negro
La Rufina
Termas del Flaco
Roma
POETAS DESTACADOS DE SAN FERNANDO-CHILE
JOSE VARGAS BADILLA autor : Himno de San Fernando
Moza del Rio Poema
Romance de San Fernando ”
San Fernando ”
Apologia de Lircunlauta ”
La calle Argomedo ”
LAUTARO GARCIA
La Lloica Poema
JORGE ULLOA
Pasion Otoñal Poema
ALFONSO CALDERON
Gaviota Poema
PEDRO SIENNA
Mi pueblo Poema
MERCEDES FUENZALIDA
La Casa de Los Abuelos Poema
GONZALO DRAGO
He de volver algun dia Poema
El Aromo Poema
FERNANDO COLINA
El Recuerdo Poema
MARIA SILVA OSSA
Cancion Poema
LUIS GAONA ACUÑA
Niña de los quince juncos Poema
LUCIA AGUIRRE DEL REAL
Ingenuidad Poema
LUIS OYARZUN
Bosque del Sur Poema
JOSE FERRARI GONZALEZ
Faro Poema
Vaya para todos ellos, un calido homenaje por su valioso aporte a la Cultura y las Artes de la Capital Colchagua, San Fernando – Chile.
RAUL DELONGARO PAREDES
San Fernando – Chile
Raul Delongaro Paredes el 20 de Octubre, 2009 a las 19:38
Estimados amigos de Radio Galeones; Reciban un afectuoso saludo desde aca abajo de nuestro mundo…desde Chile aca les escuchamos perfectamente…son realmente fantasticos …muy buena vuestra programacion…aqui son las 14.40 saludos afectuosos a nuestros hermanos Españoles.
Raul Delongaro Paredes San Fernando -VI-Region – Chile
Hoy comienza a exhibirse la obra ''Topografía de un desnudo'' en la Sala Agustín Siré. Foto: Teatro La María
Etiquetas: Antach, Eugenio Dittborn, Fernando Colina, Gustavo Meza, Ictus, Ituch, Nos tomamos la universidad, Teatro
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