miércoles, 6 de octubre de 2010

Profesionales laicos y religiosos nacidos en CIRUELOS, provincia Cardenal Caro


Ciruelos, recuerdos de mi pueblo natal
Los felices e inolvidables días de mi infancia
Autor: Joaquín Lagos Arraño

LA CULTURA DE MI PUEBLO

Ciruelos, en esos años como ya se dijo, contaba con dos Escuelas Públicas: una para niños y otra para niñas que eran dirigidas por su correspondiente Director o Directora, ambos Profesores Normalistas formados en esa excelente Escuela Normal Abelardo Núñez, que dio prestigio y lustre a la enseñanza primaria de mi país durante la segunda mitad del siglo XIX y primera mitad del siglo XX. Gloria y honor a estos excelentes, brillantes e inigualables educadores de mi patria, que se especializaban en enseñar a leer a los niños y niñas mediante el Silabario Matte, lo que hacían con amor y dedicación admirables.

En ese tiempo, los útiles escolares eran escasos y los donaba el Estado, de manera que debíamos cuidarlos; en este sentido el profesor era muy exigente. Con el objeto de garantizar la propiedad y de evitar su pérdida, alguien inventó la siguiente poesía que nunca he olvidado: -Si este libro se perdiese / como puede suceder / ruego a quien lo encuentre / me lo sepa devolver. / No es chicha ni aguardiente / que se pudiese beber / no es papa ni cebolla / que se pudiese comer y si quiere saber mi nombre / aquí lo voy a poner / -------------- / para servir a Ud. /

Debo destacar con mucho orgullo no exento de admiración, que la primera y única Escuela que funcionó en la zona costera de Colchagua, fue por muchos años la de mi pueblo, Ciruelos. Con posterioridad, años después, se fundaron las escuelas de Yerbas Buenas, Las Garzas, Molineros y otras. Entre sus ilustres alumnos se cuenta el Cardenal Caro y el primer Abad de la Iglesia Chilena, Dom Eduardo Lagos Arraño.

Sin dudas que mi padre tiene el mérito de haber sido uno de los primeros Directores de dicha escuela, pues según mis recuerdos, él llegó a Ciruelos recién egresado de la Escuela Normal Abelardo Núñez; labor que realizó hasta su jubilación, según me parece, a fines del año 1928.
La Escuela de Niños, donde nos educamos los hermanos Lagos Arraño, fue dirigida durante unos 30 años por el Director Juan Bautista Lagos Tobar, mi padre, quien tuvo el mérito de enseñar a numerosas generaciones de ese sector costino, no sólo de Ciruelos. Más aún, durante muchos años, pese a que no le correspondía hacerlo, en las tardes daba clases a hombres cuya edad fluctuaba entre los 18 y los 40 años.
Por este motivo, se puede afirmar con legítimo orgullo, que toda esa amplia zona costera colchagüina tuvo, en esos años, una cultura promedio bastante buena, y el analfabetismo, al menos entre los hombres, era mínimo.
En la actualidad, por iniciativa del profesor Carlos Leyton Labarca y sus alumnos, fue creado el Museo del Niño Rural de Ciruelos, inaugurado en 1993.

PIONEROS EN SUS CARGOS

Finalizo estos recuerdos, destacando la importante labor de mi padre, que como profesor de la Escuela de Ciruelos, le correspondió enseñar y formar niños que posteriormente siguieron carreras eclesiásticas o profesionales, partiendo por sus propios hijos. Se puede afirmar, además, y modestia aparte, que algunas de las siguientes personas fueron las primeras en la historia de la zona, que actualmente constituye la Provincia Cardenal Caro, en alcanzar los siguientes cargos y títulos. Más aún, dos de ellos fueron los primeros en la historia de la Iglesia Católica Chilena.
Desde luego, don José María Caro Rodríguez, primer sacerdote nacido en la zona y primer Cardenal de la Iglesia Católica Chilena.
Los sacerdotes, Juan Bautista, Eduardo y Gustavo Lagos Arraño, nacidos en Ciruelos.
Juan Bautista fue párroco de Placilla y de Chimbarongo y recibió una distinción del Vaticano cuando cumplió sus bodas de oro sacerdotales.
Eduardo, monje benedictino, fue fundador, junto con el renombrado pintor Dom Pedro Subercaseaux E., también monje, del actual Monasterio de Las Condes. Eduardo tiene el mérito de ser el primer Abad Mitrado de la Iglesia Chilena.
Gustavo fue párroco de Sewell y de Buin.
Los sacerdotes Alfredo Salas y los hermanos Rigoberto y Alfonso Piña. Alfredo Salas fue Rector del Seminario de Rancagua y Párroco de esta ciudad.
Don Pedro Lizana, sacerdote contemporáneo de mi padre; fue capellán del ejército.
A los anteriores cabe agregar los siguientes sacerdotes nacidos en la zona que se educaron en Pichilemu.
Alberto Arraño Acevedo, primer sacerdote jesuita, escritor de numerosos cuentos.
Los primos Acevedo y José Luis Rodríguez, ambos sobrinos del Cardenal Caro.
Es decir, desde fines del siglo XIX y principios del siglo XX, Ciruelos y sus alrededores dieron once sacerdotes a la Iglesia Católica Chilena, y lo repetimos, algunos de ellos fueron los primeros y los únicos, hasta el momento, en esa zona costina.
Pasando al ámbito laico, procede destacar las siguientes personas que, en sus respectivas actividades, fueron también las primeras.
Elisa Lagos Arraño y Raquel Lizana Galarce, ambas primeras profesoras normalistas.
Humberto Lagos Arraño, primer profesor normalista y posteriormente, primer profesor de Historia y Geografía, quien el año 1945 llegó a ser Rector del Liceo de Ancud.
Joaquín Lagos Arraño, primer ingeniero civil, quien obtuvo el año 1953 la Insignia de Oro, distinción anual que otorgaba la Asociación de Ingenieros de Chile, ASINCH.
Luis Lagos Arraño, primer técnico químico.
Jorge Lagos Arraño, primer arquitecto.
En consecuencia, podría afirmar que el profesor Juan Bautista Lagos, formó a sus ocho hijos para que posteriormente fueran profesionales religiosos o laicos.
A los laicos anteriores cabe agregar los siguientes profesionales educados en Pichilemu, todos primeros en esta ciudad.
José Luis Arraño Acevedo, médico cirujano y escritor. Desempeñó gran parte de su profesión en La Serena y Andacollo; este último pueblo, agradecido de su brillante labor como médico, le puso al hospital el nombre de “Hospital José Luis Arraño Acevedo”.
Inés Arraño Acevedo, químico-farmacéutica.
Guillermo Arraño Acevedo, profesor primario.
José Arraño Acevedo, escritor e historiador que mantiene viva la historia de la zona con sus libros y programa dominical en la Radio Entre Olas de Pichilemu.
Las personas anteriormente citadas, repetimos, que desempeñaron sus funciones durante la segunda mitad del siglo XIX y casi todo el siglo XX, constituyen la élite de mi querido pueblo Ciruelos y de la provincia. En lo que respecta a los que estudiaron en Pichilemu, cabe destacar que son hijos del tío Luis Arraño Ortiz, nacido y criado en mi pueblo.
En mérito de lo anterior, estimo que Ciruelos, que siempre ha sido una modesta localidad, merece ser destacado por su prolífera entrega a la provincia y al país, de personas dignas de reconocimiento por su labor sacerdotal y profesional. Gran mérito en ello tienen mis padres que con esfuerzo supieron educar a sus ocho hijos.

LAS FAMILIAS TRONCALES DE CIRUELOS

Ciruelos, como ya se dijo, fue un pueblo que tuvo su auge y un gran desarrollo durante el siglo XIX y principios del siglo XX; después Pichilemu empezó a crecer en la misma medida en que Ciruelos se estancó, llegando a convertirse finalmente en la capital de la Provincia Cardenal Caro, Sexta Región.
En el crecimiento y desarrollo de Ciruelos fueron importantes sin duda, las familias troncales del sector, a las que me referiré considerando las existentes en la primera mitad del siglo XX, de las cuales puedo dar fe personalmente.
Desde luego, y en primer lugar, debo citar la familia Arraño, existente en la zona desde el siglo XVII, la que personalizo en mis abuelos José Santos Arraño Cordero y Rufina Ortiz Catalán. De sus seis hijos, el tío Luis se fue a Pichilemu y los tíos Perpetua y Lorenzo a Santiago.
Corresponde citar, a continuación a las familias Lagos Arraño, con mis padres Juan Bautista Lagos Tobar y Elisa Arraño Ortiz y sus ocho hijos; y Lagos Pavez conformada por el tío Luis Antonio Lagos Tobar y María Jesús Pavez Pavez y sus tres hijos.
La familia Morales Moraga cuyos progenitores fueron don Honorio Morales y doña Margarita Moraga. Tuvieron, si mal no recuerdo, cinco hijos y eran dueños de la farmacia del pueblo. Uno de los hijos, Clovis, se casó con una sobrina del párroco don Pacífico Retamales.
La familia de don Francisco Caro Rodríguez, hermano del Cardenal José María Caro, de quien se decía era muy inteligente y si hubiese tenido las posibilidades, habría llegado muy lejos.
La familia de don Máximo Caro que vivía en las Tres Puntas, lugar donde convergían los caminos a Ciruelos, Las Comillas y al molino de piedra; era primo del Cardenal.
La familia Leyton Caro representada por don Brasiliano y doña Rita, hermana del Cardenal Caro; uno de sus hijos fue sargento de ejército y otro, Augusto, Juez de Subdelegación del sector y regidor de Pichilemu.
Carlos Edmundo Leyton Labarca, hijo de Augusto Leyton Caro y Guillermina Labarca Labarca, creador del Museo del Niño Rural.
Francisco Caro Rodríguez Hijo de José María y Rita

La familia de don José de la Cruz Salas y de doña Iduvina Galarce, padres del sacerdote Alfredo, quien fue párroco y Rector del Seminario de Rancagua.
La familia Labarca muy bien representada por doña Filomena, directora de la Escuela de Niñas durante muchos años.
La familia de don Víctor Gaete, el compadre Carechancho como le decíamos, que vivía en La Pampa, como también la otra familia del mismo nombre, una de cuyas hermanas tuvo un romance con el tío Desiderio Arraño, del cual nació Carmela.
La familia Galarce Lizana, cuya mamá Luisa, cantaba con mi padre en las misas solemnes y dominicales. Ambos tenían un compromiso, que al fallecimiento de uno de ellos, el otro cantaría en sus funerales; a mi padre le tocó cumplir este acuerdo, pues, Luisa murió primero. Raquel, su hija, fue profesora normalista y compañera de mi hermana Elisa; hizo clases en Roma, pueblo cercano a Pelequén.
La familia del recordado “maestro Toro”, un conocidísimo y competente zapatero que atendía y abastecía a toda la comarca. Tenía dos hijas, Estela y Guillermina que se las teníamos asignadas -cosas de niños- a mis hermanos Gustavo y Luis.
La familia del maestro Samuel Cepeda, herrero muy hábil con la fragua y en todo lo relacionado con el fierro; tenía una hija, Raquel, que cantaba en las misas dominicales.
La familia de don Pedro León Leyton, vecino nuestro, a quien mi abuelo le dedicó su célebre verso. Según las crónicas, uno de sus hijos, Caracciolo, fue alcalde de Las Condes
La familia de don Bartolomé Leyton que actuó en el Combate Naval de Iquique, tenía un brazalete que lucía orgullosamente.
Las familias anteriores, pueden considerarse las más destacadas por su categoría y participación en el desarrollo del pueblo.
Estimo, finalmente, que deben considerarse también, los párrocos, quienes imprimieron su estilo y su sello particular en el progreso de mi pueblo natal.

Trataré de citarlos en forma cronológica.
Don Emeterio Arratia C., tío de mi cuñado Luis Vidal A., fue párroco en Ciruelos de 1884 a 1888.
Don José del Carmen Lagos Tobar, escribió una Novena en honor de San Andrés, patrono de la Parroquia de Cáhuil, actual Ciruelos, en la que fue Cura durante los años 1898-1900 .
Llevó a vivir con él a mi abuela ya viuda y a sus hermanos Juan Bautista y Luis Antonio, quienes formaron sus familias con Elisa Margarita y María Jesús, respectivamente, pertenecientes a antiguas familias de Ciruelos.
Don Luis Alberto Rivera que casó a mis padres el 8 de octubre de 1906.
Don Pacífico Retamales, un sacerdote de mucho carácter que incluso tuvo un violento altercado con el tío Lorenzo Arraño en plena misa. Don Pacífico dijo: “vamos a rezar un avemaría para que Dios traiga la cordura a algunos de sus fieles” y el tío Lorenzo, alzando la voz gritó: "y nosotros vamos a rezar tres avemarías para que el párroco se vaya”.
Don José María Aldana, quien celebró las Bodas de Oro Matrimoniales de mis abuelos el 10 de octubre de 1921 .
Y por último, el recordado don Jaime Planells que fue párroco hasta su fallecimiento. Fueron famosas y estremecedoras sus prédicas de los días 1º de noviembre, día de los muertos. Sus restos se encuentran en el Cementerio Parroquial de Ciruelos.

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GENEALOGIA DE LA FAMILIA
ITURRIAGA
Bernardino Iturriaga Pereira (7), n. Cáhuil c. mayo 1854, oleado Oratorio de San Miguel de la Palma 29 septiembre 1855; c. Nancagua 01 diciembre 1875 (velados 01 septiembre 1876) c. María Mercedes Esquivel [n. Nancagua; hija natural de mercedes Esquivel Zárate (h.l. Juan Luis Esquivel Barrios {testó San Fernando 17 mayo 1831; c. I° c. ¿?} y Juana Ortiz de Zárate Chacón {natural de Santa Gertrudis, subdelegación de Manantiales, departamento de San Fernando; vecina de Santa Gertrudis; testó San Fernando 27 diciembre 1870})]. 12 Hijos
Felipe Iturriaga Esquivel (7), n. Colchagua 07 diciembre 1899, b. Parroquia de Ciruelos; radicado en Ciruelos, + Santiago 02 septiembre 1977; agricultor; Alcalde de Pichilemu 1932-1935, 1941-1944, 1956-1959; c. Santiago c. 1926 c. Olga Maturana Espinoza [n. Santiago 10 octubre 1906, + Pichilemu 16 julio 1973; Regidora de Pichilemu 1950; Alcaldesa de Pichilemu 1951-1953; h.l. Arturo Maturana Zúñiga y Emma Espinosa Pedraza].
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FundacionFuturo November 18, 2008
Las postales Bicentenario son un aporte de Fundación Futuro, en conjunto con Chilevisión. Son 200 microespacios que relatan los principales capitulos de nuestro país.
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