Renacen los tesoros de El Huique
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sábado 20 de noviembre de 2010
Bajo el mismo criterio de mínima intervención con que el Ejército de Chile ha mantenido por 35 años el Museo San José del Carmen de El Huique, el Magíster en Conservación y Restauración del Patrimonio Cultural de la UDD ha ayudado a recuperar parte importante de su colección que resultó seriamente dañada con el último terremoto.
Texto, Jimena Silva Cubillos
Fotografías, Viviana Morales R.
Escultura de bulto redondo de un ángel.
A simple vista se advierte que este ángel tiene faltante de capa pictórica y de dedos
Hasta el 27 de febrero del 2010, Palmilla -comuna ubicada a 56 km al poniente de San Fernando- se enorgullecía de tener una de las casas patronales mejor conservadas de nuestro país. Se trata del Museo San José del Carmen de El Huique, ex hacienda del mismo nombre que data de 1829 y propiedad de Gertrudis Echenique y del ex presidente Federico Errázuriz Echaurren. En 1975, cuando sus últimos dueños, la familia Sánchez de Loira Errázuriz, no fueron capaces de mantener el total del fundo, donaron al Ejército este valioso patrimonio cultural, testimonio de las tradiciones y modos de vida del campo.
Bellamente alhajada -tiene mobiliario del siglo XIX y principios del XX- y con numerosos ambientes muy bien conservados, en 1996 la casa de la histórica hacienda, con su capilla neoclásica y once patios, fue abierta al público como museo histórico costumbrista y agrícola. Sin embargo, las gruesas paredes de adobe, envigados y pilares de maderas y techos con tejas de arcilla de este Monumento Histórico Nacional (1971) también se enfrentaron al sismo de 8.8° de magnitud que sacudió al centro y sur del país. Tanto la infraestructura como la colección resultaron con serios daños.
Conscientes del valor del Museo San José del Carmen de El Huique -inserto en un área protegida de casi 80 hectáreas, denominada Zona Típica por el Consejo de Monumentos Nacionales- el Magíster en Conservación y Restauración del Patrimonio Cultural de la Universidad del Desarrollo (UDD) ha trabajado arduamente durante los últimos meses para recuperar ciertas piezas museográficas estropeadas por el terremoto.
Aún no sabemos si vamos a reconstruir los faltantes de dedos y manos. Si su ausencia no dificulta la lectura, es mejor dejar la pieza así", explica Cecilia Guerrero.
"A principios de marzo fuimos a El Huique y el panorama era francamente desolador. De nada sirvió la conservación preventiva que habíamos hecho un par de años atrás, cuando, entre otras cosas, fijamos los santos y los ángeles al altar lateral, pues éste se vino abajo junto con fragmentos de muros de la iglesia. Tuvimos que encontrar las piezas, y luego sus partes, entre los escombros y a oscuras porque tampoco había luz", recuerda Johanna Theile, historiadora de arte y especialista en restauración de cerámica, porcelana y metal, y directora del Magíster.
Según cuenta Cecilia Guerrero, profesora a cargo del curso de restauración de policromía que recuperará cuatro esculturas en madera -dos de bulto redondo y dos de candelero, es decir, sólo con torso, cabeza y brazos-, "las piezas tienen un daño similar, aunque aún podríamos encontrarnos con sorpresas porque recién hemos desvestido a uno de los dos ángeles quiteños. Éste, por ejemplo, presenta suciedad superficial, perdida de capa pictórica y grietas con desplazamiento importante", explica esta fotógrafa e historiadora del arte, quien también detalla que al segundo ángel le faltan dedos, que a Santa Magdalena se le cayó una mano y que San Federico perdió uno de sus ojos de vidrio.
Plato con monograma, en azul, de la familia Echenique Errázuriz
"Para realizar cualquier intervención lo primero es hacer es un buen diagnóstico de conservación, y en eso estamos ahora. Luego haremos la propuesta de tratamiento y la llevaremos a cabo. El criterio que estamos aplicando es ser lo más respetuosos posibles porque es muy delicado trabajar con bienes culturales. En cualquier intervención la premisa siempre debe ser conservar. Esa es nuestra obligación. Tenemos que respetar el paso del tiempo y la antigüedad de una obra. En esta especialidad no hay recetas; cada pieza tiene su propia especificidad", explica Guerrero.
En una siguiente etapa, el curso de conservación y restauración textil recuperará la ropa y los accesorios que visten a estas valiosas tallas coloniales. "Claramente los trajes están sucios, tienen polvo y mucha mugre. Ya sabemos que algunos tienen alfileres oxidados, pequeños forados y que el sombrero de Santa Magdalena presenta urdimbre desgastada y pliegues decolorados por los rayos UV. Estos son trajes sencillos, de telas importadas y antiguas como seda, probablemente no originales, pero tienen detalles exquisitos como filigranas o pasamanerías", explica Marisol López, historiadora del arte y profesora de ese taller del Magíster. "Hay que ver cada traje capa por capa, descoser las piezas, documentarlas para volver a armar el puzle, pero nunca lavarlas por un tema de desgaste y porque las prendas ya tienen muchos químicos adheridos y no es posible saber cómo van reaccionar con el agua", precisa.
Aunque el recinto que acoge al comedor principal del museo corrió mejor suerte que su iglesia -incluso perdió su imponente torre de madera, de 23 metros de altura, que contrasta con la horizontalidad general de la propiedad-, la vajilla que estaba sobre la mesa quedó destruida bajo capas de escombros. De allí Johanna Theile, amigos, funcionarios de El Huique y anónimos colaboradores rescataron miles de trozos de cerámica. "Las ordenamos, las juntamos con cinta adhesiva y las pegamos con Uhu universal porque es un material libre de ácido y reversible en acetona. Las partes faltantes las rehicimos con yeso dental", explica Theile, quien dirigió el curso que ya restauró nueve piezas, entre ellas tres con platos con monograma de la familia Echenique Errázuriz y un azafate pintado por Rugendas, además de una sillas del histórico comedor de San José del Carmen de El Huique.
Texto, Jimena Silva Cubillos Fotografías, Viviana Morales
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6Por primera vez estas piezas de madera policromada salen de El Huique.
9Aunque las vestimentas son sencillas, poseen ricos detalles como filigranas o pasamanerías
Etiquetas: Hacienda El Huique, Museo San José del Carmen
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