Mauricio Wacquez: un escritor imperdible
Este escritor nacido en Cunaco, Chile (1939-2000), hijo de padre francés (enólogo) y madre chilena, Rosenda Arellano y de larga residencia en Europa es poco estudiado y conocido, aunque Editorial Sudamericana en los últimos cinco años ha publicado nuevamente algunos de sus libros: la novela Epifanía de una sombra (2000), la también novela Frente a un hombre armado (1981, 2003), el libro de cuentos Excesos (1971, 2004). (Me falta otro libro de ensayos y artículos).He tenido la suerte de leer las tres obras mencionadas y en ellas se puede apreciar la maestría de su prosa, estilo y el manejo de estrategias narrativas dignas de estudio y goce estético.Espero seguir leyendo y estudiando sus obras.Entrego un artículo obtenido del Proyecto Patrimonio, que a su vez, está tomado de una columna del diario La Tercera del año 2000.
Mauricio Wacquez, la muerte de un escritor olvidado
Autor de Excesos y Paréntesis, el narrador chileno iba a presentar su última novela en Chile a fines de octubre Fue una figura literaria crítica, genial y desconocida, que dejó como legado importantes novelas, donde el amor, el poder y el dolor conforman la sustancia básica. Su muerte se adelantó al que sería su regreso definitivo al país.
por Claudio Aguilera
..........."Siendo muy chileno, en Chile me siento tan extranjero como en Cuba", confesó Mauricio Wacquez. José Donoso fue el padrino literario de Wacquez. Realizó el prólogo de su novela Paréntesis (1975) y lo calificó de "un talento excepcional".
Su relación con Chile.
.........A pesar del tiempo que estuvo fuera de Chile, el escritor Mauricio Wacquez más de alguna vez quiso regresar. "Me encantaría tomar mis bártulos y volver. O hacer medios pollos aquí y allá. Me he reenamorado de este país y de una manera loca", confesó en una de sus meteóricas visitas a principios de los 90'. Para algunos cercanos, el escritor tenía entre sus planes inmediatos instalarse definitivamente en Chile.
.......... La idea era que en su próxima estada, que estaba programada para fines de octubre e incluía la presentación de su última novela en la Feria Internacional de Libro, debía marcar su regreso definitivo. En la ocasión, lanzaría al mercado Epifanía de la Sombra editado por Sudamericana. La novela, extensa y de carácter autobiográfico, es parte de una trilogía titulada La Oscuridad. Wacquez había estado trabajando durante más de diez años en esta obra, por lo que era una de sus proyectos más queridos y, según su propia descripción, la más chilena de sus novelas.
............. El escritor chileno Mauricio Wacquez siempre fue consciente de que su literatura no había sido creada para el gran público. "Soy un escritor de minorías y nunca he aspirado a ser otro tipo de escritor. Reconozco que mi literatura es absolutamente minoritaria. Que le gusta a ciertos amigos y sigo diciendo que escribo para mis amigos", dijo en más de una ocasión.
............A pesar de haber sido traducido a varios idiomas, tener el favor de la crítica y haber ganado algunos importantes premios en Chile y en Europa, sentía que la mayor meta de un narrador era lograr que cada "libro sea parte de un mismo libro", sin que el éxito editorial fuera una prioridad. Entonces, no es raro que su figura sea desconocida para la gran mayoría de los chilenos y que su prosa arriesgada y cautivante no forme parte del colectivo literario nacional. Ni siquiera debe extrañar que su muerte, acontecida el 14 de septiembre recién pasado en España, no haya sido informada por los noticiarios.Autor de las novelas Toda la Luz del Mediodía (1965), Paréntesis (1975), Frente a un Hombre Armado (1981) y Ella o el Sueño de Nadie (1983), y los libros de cuentos Cinco y una Ficciones (1965) y Excesos (1971), Wacquez perteneció a la generación de escritores que en la década del '60 José Donoso dio a conocer como novísimos. Entre ellos, estaban también Antonio Avaria, Cristián Hunneus, Juan Agustín Palazuelos, Poli Délano y Antonio Skarmeta. "Nosotros vivimos y nos formamos en la libertad y la democracia, éramos puro rencor y esperanza", recordó muchos años después.
...........Para el crítico literario Fernando Blanco, la importancia del escritor está en su visión descarnada del poder, la sexualidad y las relaciones familiares. "A igual que Donoso, proviene de tradiciones latifundistas, pero mientras el autor de Casa de Campo recrea la caída de la aristocracia desde la gran historia, Wacquez lo hace desde la intimidad. Fue una voz importante de nuestra literatura que proyectó una narrativa incómoda para la oficialidad, pero que también se sintió incómoda en Chile".
EL AUTOEXILIO.
..........Mauricio Wacquez nació el 27 de noviembre de 1939, en Cunaco, un pueblo de la provincia de Colchagua. Hijo de un francés y una chilena, estudió y enseñó filosofía en la Universidad de Chile, en la Sorbona y en la Universidad de la Habana. A los 24 años publicó Cinco y una Ficción, un conjunto de narraciones que mereció múltiples elogios. "Todos los cuentos - dijo José Donoso - son parte de un mismo tempranamente y señalan un talento excepcional", refiriéndose a ese escrito. Con tan buen padrino la carrera literaria parecía tener un promisorio futuro. Pero el escritor decidió partir a Europa, desde donde jamás volvió, salvo algunas cortas visitas. "Siendo muy chileno, en Chile me siento tan extranjero y tan amante de Chile como me siento en Cuba, en Francia o España. Tengo tres pasaportes, legales, no de espías: francés, español y chileno. Además, ser chileno para mí es haber pasado la infancia en Colchagua y cuando salí de ahí a los doce años, empezó mi exilio", rememoró. Instalado en España, trabajó en varias editoriales, realizó múltiples conferencias sobre literatura latinoamericana y chilena, fue un activo miembro del mundo literario ibérico y un cotizado traductor de Jean Cocteau y Gustave Flaubert. En Europa, se relacionó con escritores como Alfredo Bryce Echenique, Mario Muchnik y Natacha Seseña. En 1975, publicó su segunda novela, Paréntesis, finalista del Premio Barral del año anterior y editada con un prólogo de Donoso. Pero no sería hasta 1981 cuando su nombre se consagró definitivamente. Su novela Frente a un Hombre Armado cautivó a los críticos por la intensidad de sus escenas y la atormentada pasión con que daba cuenta de los amores prohibidos, de los abusos del poder y la criminalidad. Mauricio Wacquez nunca se sintió un escritor chileno y siempre supo que sus libros no le darían la fama, pero tenía la esperanza secreta de que algún día su obra sería recuperada. Tal vez su deceso sea la oportunidad precisa. "Yo tiendo más hacia una lengua franca y me importa el respeto de unas pocas personas a las que yo también respeto. No tengo la sensación del fracaso. La obsesión por ganar premios no me asiste y creo que va a ser la gente joven tal vez la que haga un rescate de mi obra. Si quiere, claro", explicó en una de sus últimas visitas a Chile, donde pensaba radicarse definitivamente en los próximos meses. La muerte abortó esa idea.publicado en diario La Tercera 19 de septiembre del 2000.
Publicado por Roke Rojas
por Arturo Fontaine Talavera
Mauricio Wacquez se fue de Chile en 1972 y sólo regresó ocasionalmente. La semana pasada, sus restos fueron sepultados en Calaicete, una localidad cerca de Barcelona, donde vivió los últimos 25 años de su vida. Su novela, póstuma, aparecerá próximamente.
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En abril ya no era el mismo. No sólo se le notaba debilitado y sumamente frágil al caminar, sino que estaba como carcomido por dentro. Las palabras, que antes se le escapaban vivas como animales vivos, ahora se apiñaban con cierta confusión.
No era cuestión de la mente, me explicó riendo y exagerando como de costumbre los gestos, sino de vo-ca-li-za-ción. Le comenté que mientras gesticulara así seguiría siendo el Mauricio Wacquez de siempre. Me contó que una tía de niño había pronosticado que sería actor "por lo gestero y maromero". Estábamos en un seminario en la Universidad de Alcalá de Henares y dejó a todo el mundo deslumbrado por su inteligencia, su impresionante cultura estética y literaria, su humor. Mauricio Wacquez tenía una mente ágil, sutil e inesperada. Conversaba como quien juega. Creaba situaciones de la nada y en un instante ya no había más que alusiones y carcajadas. Su esgrima verbal era incomparable. No sólo por la generosidad e inteligencia de su humor, sino por su sentido de la oportunidad. Lo suyo no eran tanto los cuentos y las anécdotas sino las mímicas y acotaciones y ocurrencias rápidas, iluminadoras y graciosísimas. Oscar Wilde ha de haber sido ese tipo de persona.
..... Era un escritor de veras que escribió novelas de veras en una prosa que pocos logran. Pienso en "Paréntesis" (Seix-Barral, 1975), en "Frente a un hombre armado" (Bruguera, 1981). De lo publicado hasta hoy lo mejor creo, es la primera de estas dos, "Paréntesis", una novela corta en la que un solo chorro narrativo, la misma respiración sin pausa va tomando la forma de Isabelle, Roger, Renata y Bruno, a los que une un cuadrilátero de amor.
"... cosas que tú confundías con el mejor amor, lo curiosos era que el amor existía, es decir, la sensación, mis lagrimas y mi dicha no eran falsas, lo único fue que no te pertenecían, al decirte ti las palabras destinadas a él realizaba un cambio de sujetos, pero, ¿qué son los sujetos cuando se habla de la verdad del corazón?, al fin de cuentas, ¿quién es Roger?..." "...Bruno había huido rápidamente, había desaparecido en mitad de la mañana para que así Renata, inclinada en su mesita de toilette, conociera lo que era no estar con él, ese día, ese domingo, quedaron en encontrarse abajo, en el estanco cerca del parque, el mismo camino, la misma pendiente de la calle y otra yo, el parque comenzaba a unos pasos, pero ya no era e parque de ayer ni aquellas preguntas, ¿usted ha amado alguna vez?, tenían el mismo sentido, podía repasar uno a uno los gestos diferentes, tratar de distinguir entre los dos momentos, ayer y hoy..."
... Las de Wacquez son historias intrigantes duras, turbias, inteligentes, subterráneas. Pero cualquiera que lo conocía esperaba de él todavía más.
... En una época en que hay tanta literatura "gay" que triunfa aquí y allá, ¿por qué la de Mauricio no ha prendido de la misma manera? En parte porque en lugar de sugerir que todo el dolor proviene de la represión y que el paraíso terrenal se llama "salir del closet", se atrevió a mostrar el sufrimiento interior y también el abuso y formas de sojuzgar en la intimidad de la exploración homosexual. Mantuvo en la vida real por muchos años una relación abierta, verdadera y estable con Francesc. Pero en el mundo de las novelas de Wacquez no hay consuelos ni soluciones fáciles. La buena literatura arranca de zonas oscuras e impredecibles del alma y rompe el hechizo de la literatura de evasión.
... Vivió en la estrechez económica en Calaceite haciendo traducciones del francés. (Hay una excelente traducción suya de Salambó, de Flaubert que publicó Montesinos.) Era un hombre refinado y aficionado a la buena vida. Odiaba la pobreza a la que, sin embargo, se obligó para escribir con tiempo y libertad. Esperaba -y Mauricio vivió esperando- heredar algún día algo desde Chile, lo que le arreglaría su situación. La herencia se demoró y se demoró. En Alcalá de Henares me contó que ya no llegaría jamás. Algo fatal había sucedido prohibiendo ese sueño para siempre.
... Tuvo incontables amigas y amigos. José Donoso, Jorge Edwards, Mario Vargas Llosa, Alfredo Bryce Echeñique, entre tantos otros. Uno de sus mejores amigos, el célebre arquitecto Ricardo Bofill, le prestaba -según me contó Alfredo Bryce Echeñique- una espléndida casa puesta con servidumbre y despensas repletas. Por un mes, cada año, podía entonces vivir a sus anchas, tal como a él le gustaba, sin privarse de nada. Uno de sus panoramas preferidos, me comentó una vez Mauricio, era salir con Bofill en su auto deportivo último modelo a correr, a sentir la velocidad por las autopistas de Cataluña.
... Al oír a Bryce Echeñique uno siente que está leyendo el anticipo de su próxima novela. Wacquez representa justo lo contrario. Hay muy buenos escritores así. Sus obras parecen escritas por otra persona. Sin embargo, de alguna manera a Mauricio las cosas no se le dieron. Su obra no estuvo a la altura de su extraordinaria personalidad. Quizás lo que sus novelas no tienen, pese a sus méritos, es esa gracia que él derrochaba como persona. Desde luego, el escritor no estaba forzado a ello. Pero eso es lo que uno echa de menos. ¿Lo habrá conseguido en su última novela, por publicarse?... Ojalá este libro me desmienta por completo.
... Lo esperaba todo de esta novela río de tres tomos enormes que preparaba desde hacía mucho tiempo, y de alguna manera desde siempre. (Hasta los 20, hasta los 40 y hasta los 60). Juan Cruz le propuso que la llamara La vida en primera persona. No le hizo caso, por supuesto. Me contó que después del ataque anterior no podía leer. Veía las líneas de palabras en la página, se daba cuenta que eran palabras y frases, pero no era capaz de penetrar su sentido. Eran sólo señales gráficas, como las de un alfabeto desconocido. Pero no había olvidado que esos dibujitos eran palabras y de su propio idioma. Por eso ahora, después de la resurrección del lenguaje, revisaba la escritura a sabiendas de que corría contra el reloj.
... Me llamó por teléfono desde Calaceite para contarme que, finalmente, el primer tomo estaba terminado hasta sus más mínimos detalles, que aparecería por Sudamericana en octubre. Del segundo había una primera versión y del tercero tenía trozos, algo así como un tercio, me dijo. Contaba los días para venir a Santiago y a Buenos Aires a presentarla, a presentarse. Estaba absolutamente dichoso y esperanzado como un niño en la noche antes de los regalos de Navidad.
... Mauricio Wacquez murió el 14 d septiembre. Tenía 61 años. Su novela "Epifanía de una sombra" aparecerá en octubre próximo.
Arturo Fontaine Talavera es Escritor. "Cuando éramos inmortales" (Alfaguara)
es su última novela.
... Mauricio Wacquez (1939-2000) nació en Colchagua. Se licenció en filosofía en la Universidad de Chile. Prosiguió sus estudios en la Universidad de La Sorbonne, donde se graduó con una tesis sobre San Anselmo.
... Enseñó en la Universidad de Chile, La Sorbonne y en la Universidad de La Habana. Desde 1972 hasta su muerte, vivió en Cataluña, España.
... Publicó una colección de cuentos, "Cinco y Una Ficciones" (1963); y las novelas "Toda la Luz del Mediodía" (1965); "Paréntesis" (1975), "Frente a un Hombre Armado" (1981) y "Ella o el sueño de nadie" (1982). Próximamente Editorial Sudamericana publicará su novela póstuma "Epifanía de una sombra".
Publicado en El Mercurio, 24 septiembre de 2000
La ironía de un chileno refinado
MARCOS-RICARDO BARNATAN
Ha muerto Mauricio Wacquez. Muchos más de los que sabemos quién fue deberían saberlo. Excelente narrador, traductor de calidad, era un hombre de inteligencia brillante e irónica elocuencia, un intelectual de refinada cultura con una curiosidad muy amplia. Había nacido en Cunaco, provincia de Colchagua (Chile) en 1939, pero vivía en España desde hace casi 30 años, donde ejerció de embajador de lujo de la literatura chilena y participó activamente en el mundo literario y editorial de Barcelona.Los que fuimos sus amigos -entre ellos Jorge Edwards, Alfredo Bryce Echenique, Mario Muchnik o Natacha Seseña- perdemos también a una personalidad única y a un enorme escritor. Se había licenciado en Filosofía en la Universidad de Chile y en la Sorbona se doctoró con una tesis sobre el lenguaje de San Anselmo. Fue profesor en la Universidad de Chile (1963-1967), en la Sorbona (1967-1969), en la Universidad de La Habana (1970) y nuevamente en Chile hasta 1972, fecha en la que se trasladó a España, donde ha vivido hasta su muerte. Residió durante muchos años en Barcelona y más tarde decidió retirarse a su casa de Calaceite, en Teruel, donde también vivió largas temporadas su gran amigo, el novelista chileno José Donoso.Era autor de numerosos estudios de investigación literaria y humanística, y su obra de creación se inició en Santiago de Chile en 1963 con la publicación de Cinco y una ficciones, seguido de la novela Toda la luz del mediodía (1965). En 1975 Carlos Barral le publicó su segunda novela, Paréntesis, con un prólogo de Donoso. La novela había sido finalista del Premio Barral del año anterior.Más tarde, reunió sus cuentos en un volumen titulado Excesos, que publicó Planeta. Entonces Alberto Cousté, otro latinoamericano radicado en Cataluña, describió sus narraciones como «las aventuras del lenguaje más escuetas, más despojadas, menos excesivas de la actual narrativa latinoamericana».La dureza desbordada, la atormentada pasión y la gran violencia sexual de Frente a un hombre armado (Bruguera, 1981) -sin duda su mejor libro publicado-, quizá no haya sido superada aún por quienes han escrito después novelas sobre la homosexualidad. Frente a un hombre armado fue traducida al francés y hoy es, desafortunadamente, casi inencontrable en castellano.Uno de sus últimos libros publicados en España fue la novela erótica Ella o el sueño de nadie (Tusquets, 1987). Su novela póstuma, Epifanía de la sombra, una obra muy extensa y de carácter autobiográfico, proyectada como el primer volumen de una Trilogía de la oscuridad, iba a ser publicada en Latinoamérica por Plaza & Janés. Los amigos más próximos que han tenido acceso al manuscrito del primer tomo creen que se trata de su obra mayor y de una de las novelas más importantes de la literatura latinoamericana.
Viernes, 15 de septiembre de 2000
Mauricio Wacquez y Julio Cortazar en un lugar de Provenza 1968
Luis Sánchez Latorre, Antonio Skármeta y Mauricio Wacquez 1971.
Con José Donoso en Calaceite, ciudad en la que ambos vivieron.
Gran diletante y maravillosamente amateur
REVISTA QUÉ PASA
Por: Alfredo Bryce Echenique
A cinco años de su muerte, la figura de Mauricio Wacquez se alza como una sombra sobre la literatura chilena. Aunque perteneció a la generación de los "Novísimos", junto a Antonio Skármeta y Poli Délano, Wacquez fue un hombre aparte, que se autoexilió en Europa a los 33 años y desarrolló un proyecto literario único en las letras nacionales. A continuación, el prólogo que el escritor peruano Alfredo Bryce Echenique le hizo al libro "Hallazgos y desarraigos" (Ediciones Universidad Diego Portales), que reúne por primera vez los ensayos literarios, filosóficos y políticos de Wacquez. Textos que, en su conjunto, muestran a un intelectual de peso y lúcido en las más diversas materias: desde Borges, Marguerite Yourcenar y José Donoso hasta San Anselmo, la izquierda europea y los videos caseros. Wacquez murió de Sida a los 61 años en Calaceite, España, donde pasó los últimos 25 años de su vida.
A veces tenía que concentrarme un poco para recordar que se apellidaba Wacquez. Porque Mauricio, Mauricio Wacquez, pertenecía a esa categoría de personas cuyo nombre de pila funciona como un santo y seña, como una consigna, y como una enseña. Mauricio era la pronunciación de su nombre, en un primer instante, pero inmediatamente después era la dicha de su presencia, y ésta era al mismo tiempo toda una puesta en guardia. Estábamos frente a un hombre absolutamente singular, frente a todo un programa de vida, y diré, asimismo, citando el título de una de sus más importante novelas, que estábamos también Frente a un hombre armado, armado por una sólida formación literaria pero también filosófica, por una cultura muy singularmente personalizada, por una experiencia vital inmensa, variada y cambiante, y que escribía con toda la soltura y confianza que le significaba tener plena conciencia de que, digamos, García Márquez sería totalmente incapaz de escribir una frase de Mauricio Wacquez, por la misma razón que tampoco él jamás lograría escribir una frase como la del autor de Cien años de soledad.
Pero no es de su obra literaria que deseo escribir ahora, porque ella ya forma parte muy importante de este libro, y yo quisiera privilegiar en este breve prólogo informal la increíble luminosidad de una vida a menudo invadida por las sombras, la chillona alegría de un hombre que vivió siempre bordeando la tragedia. No exagero nada cuando en el recuerdo visual de una de sus visitas a mi departamento madrileño, a mediados de los años noventa, vuelvo a detectar en cada expresión de su rostro un movimiento pendular: una palabra y un solo gesto de Mauricio contenían un sentimiento o un pensamiento, una impresión o una exaltación, y su estricta contrapartida. ¿Puedo decir que si afirmaba que era un día precioso afirmaba a la vez que era un día horrible? ¿Que si era feliz era también tremendamente infeliz?
Por otro lado, los seres totalmente excesivos, como lo fue Mauricio, resultan siempre molestos, como nunca lo fue Mauricio, muy probablemente porque también a este nivel lo uno y su opuesto estaban indisolublemente ligados y a ello hay que añadir además su insólita elegancia aun en los momentos más inútiles. Su caminar por la sombra duplicaba su caminar por la luz e incluso puedo asegurar que, contra todos sus propios pronósticos, a menudo permanecía más tiempo en la sombra que en el cuerpo que la produce. Para mí, Mauricio fue un gran pesimista que muy sinceramente deseaba que todo saliera bien, incluso perfecto. "¿Pero qué le vamos a hacer", diría él mismo, añadiendo inmediatamente después y dentro del mismo gesto: "¿Qué le vamos a hacer, si la noche empieza al mediodía". Y añadiendo, ipso facto: "¡Y no hay nada que hacer, m'hijito!", como quien da una orden. Entonces uno se echaba atrás por completo, lo volvía a mirar, con profundo cariño, y comprendía que, en efecto, poco o nada había que hacer con Mauricio, tampoco. Sus visitas eran como la caída de un aerolito. No eran unas superiores o más entrañables o interesantes que las anteriores. Eran, sencillamente, como un aerolito. El paisaje ya nunca volvería a ser igual, cuando Mauricio se fuera.
Mauricio era conflictivo y tuvo enemigos, pero nunca los vio, nunca se detuvo a contemplar la vida por ese lado. O, en todo caso, nunca le impuso sus rivalidades o enemistades a otras personas. Aceptaba lo que le daba la vida y aceptaba también lo que la vida le quitaba, sea al nivel laboral, al nivel social, político, cultural. Eso me encantó de nuestra muy alegre amistad: la total ausencia de conflictividad que parodiamos maravillosamente durante los cuatro años que vivimos en Barcelona. Para la gente, no hubo más grande combate amistoso y social que el nuestro, entre 1985 y 1989. Él tenía un pequeño ático, yo otro, y como en ellos no cabían muchos invitados y tampoco nos permitían nuestras economías organizar tanto guateque, los dos esperábamos la llegada del sol en el mes de junio para aprovechar nuestras amplias terrazas y corresponder las invitaciones del año. Las rivalidades y pleitos que significaron estas fiestas estacionales, las discusiones a voz en cuello, realmente trascendieron e incluso hubo gente que llegó a tomárselas en serio. Nunca imaginaron que Mauricio y yo llegamos a disfrutar como niños organizando incluso nuestros pleitos, imaginando juntos un mínimo de guión para los mismos, e increpándonos delante de todo el mundo, como la noche aquella en que el ilustre banquero José Vilarasau, gran hacedor de la célebre Caixa de Cataluña, abandonó apresuradamente mi ático, me imagino que temiendo lo peor. La carcajada de Mauricio fue suficiente para espantar a todos los patos de una laguna. La estoy viendo y oyendo y, una vez más, veo con nitidez en ese rostro algo muy similar a la máscara de la comedia queriéndose entremezclar con la máscara de la tragedia.
Es muy curioso que esta imagen pendular se repita tantas veces en esta solitaria evocación de la vida de un amigo que, sin embargo, en público he recordado siempre sonriente y alegremente. La brillante, hilarante, desconcertante conferencia sobre literatura chilena que dictó una mañana en Palma de Mallorca, invitado a los Cursos de verano de la Universidad de las Islas Baleares, en agosto de 1997, fue un prodigio de amor por su país al que se mezclaba una y otra vez toda la más irreverente gracia y toda la arbitrariedad del mundo. Borges dijo que, de todos los géneros literarios, la conferencia es el único imperdonable, pero Mauricio lo contradijo siempre con su desbordante imaginación y su recreación totalmente literaria de los temas que trató ante un público siempre desconcertado, al comienzo, y totalmente entregado, en seguida. Por eso me resulta tan triste evocar ahora la que sería, para mí, su última intervención en público, en la Casa de América, de Madrid.
Para nadie era entonces un secreto que Mauricio andaba mal de fondos. Dilapidador y soñador, contó con una herencia familiar que todo lo arreglaría en su vida familiar. Este sueño, tengo entendido, se convirtió en una pesadilla de cuyo tremendo despertar él jamás le habló a amigo alguno. Por lo que vi, sólo sé que, desde entonces, todo se desencadenó, como suele decirse. Hablamos mucho por teléfono, en esa época -él ya había trasladado su residencia a Calaceite, en Teruel, y yo me había mudado primero a Madrid y luego a Lima-, pero creo que la capacidad de Mauricio para no inquietar a sus amigos crecía a medida que sus males se sucedían y agravaban. Lo cierto es que quedamos en vernos en Madrid, para aquella conferencia que sería la final. Y estábamos esperándolo en la cafetería de la Casa de América, cuando entró con aquel rostro desencajado que nos aterró a todos. Creímos que estaba totalmente ebrio, por su total dificultad para hilvanar una palabra con otra, pero no. Nos habló de una embolia, pero insistiendo en que estaba tan bien ya que se había venido manejando cerca de ocho horas seguidas. Y en cuanto a la conferencia, podíamos estar totalmente tranquilos. Nos dijo que leía sin dificultad alguna y por ello la había traído escrita. Minutos más tarde, sin embargo, Mauricio fue totalmente incapaz de leer una sola línea y el público que llenaba el auditorio empezó a murmurar su desagrado. A su lado, yo me sentía incapaz de interrumpirlo en su inmenso e inútil esfuerzo, literalmente no sabía qué hacer, y miraba con desesperación al dramaturgo español Íñigo Ramírez de Haro, sentado a la derecha de Mauricio. Por fin, Íñigo intervino con autoridad, explicó que, a pesar de haber sufrido una embolia, el escritor Mauricio Wacquez había querido cumplir con su compromiso y había conducido solo durante horas desde su lejana residencia. El público rompió a aplaudir. Y ahora pienso que aquella fue la última ovación que escuchó Mauricio en su vida.
Y ya no llegó a Santiago para presentar su último libro, por la sencilla razón de que, desde su doloroso viaje a Chile, muy pocos años antes, sencillamente todo se había desencadenado, como se suele decir, y creo yo se dijo con toda razón en el caso de Mauricio. Me encantaría afirmar ahora que este hombre cabal era demasiado elegante para este mundo, pero la gente diría que sí, que bueno, pero que exagero, movido por mi amor por Mauricio. Me limito pues a decir que fue demasiado elegante para sus últimos años en este mundo. Los lamentos de Mauricio, o no existieron o no llegaron nunca a casa de sus amigos, porque él puso la mar por medio y se ahogaban todos en el agua. Y ahora, para comentar a Mauricio, quisiera restituirle a dos palabras devaluadas por el pésimo uso que de ellas hace la gente, su verdadera significación y su etimología. Diletante es el que se deleita y amateur es el que ama. Así era también él.
Calaceite rinde homenaje a José Donoso y Wacquez
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Una treintena de escritores relacionados con José Donoso y Mauricio Wacquez, entre los que se encuentra Jorge Edwards, participan durante todo el fin de semana en el homenaje que se rinde a estos escritores chilenos en Calaceite, municipio donde vivieron gran parte de su vida. Este reconocimiento se enmarca dentro de las IV jornadas literarias del Matarraña.
El acto, enmarcado dentro de las IV Jornadas Literarias del Matarraña, se celebra con motivo del décimo aniversario de la muerte de José Donoso, escritor del boom latinoamericano de los años 60 y 70, junto a escritores como Mario Vargas Llosa o Gabriel García Márquez, y que fue el causante, a juicio del escritor Emilio Ruiz Barrachina, de que multitud de escritores encontraran en Calaceite y en el Matarraña un punto de referencia, entre ellos el propio García Márquez, Vargas Llosa o Jorge Edwards.
Uno de los escritores que participa en el homenaje, Arturo Fontaine, definió a José Donoso como "un animal literario" de quien aprendió "la pasión por los libros y la literatura", según ha manifestado a Europa Press. Para Fontaine, José Donoso fue "un hombre muy generoso con su tiempo y un gran lector". Fontaine también se refirió a la relación de estos escritores con la localidad. "En la conversación de ellos Calaceite aparece como un lugar que fue un verdadero hogar; no solamente hablaban de la arquitectura, de las piedras, los campos y los olivos, sino también de la gente y del cariño de la gente que los acogió y el mundo que ahí pudieron armar".
Otro de los escritores asistentes, Carlos Franz, explicó las diferencias entre Donoso y Wacquez. "Son dos generaciones distintas, Donoso pertenece plenamente a la generación del boom latinoamericano, mientras que Wacquez pertenece a una generación posterior y representa otro espíritu de época, un puente interesante que de alguna manera se ha perdido", indicó.
El homenaje a José Donoso y Mauricio Wacquez se inició ayer con una oración laica dedicada a éste último en el cementerio de Calaceite y continuó con el descubrimiento de una escultura en la plaza de los artistas de la localidad, obra que ha sido donada por los escultores Rocío Margarit y David Sánchez.
En el acto se leyeron fragmentos de las obras de los dos escritores chilenos acompañados por música en directo de Sergio González Carducci. Por la tarde, en Cretas, tuvo lugar una mesa redonda sobre literatura, en e que participaron autores como Alfonso Mateo Sagasta, Gala Ruiz, Joaquín Bernat o Juan Bolea, entre una veintena de escritores; y la proyección de una entrevista ofrecida por el propio Donoso en 1977 a TVE. El homenaje termina hoy en Valderrobres, con un recital de poesía.
Una treintena de escritores participan en el homenaje a José Donoso y Mauricio Wacquez en Calaceite (Teruel)
TERUEL, 27 Oct. (EUROPA PRESS) -
Una treintena de escritores relacionados con José Donoso y Mauricio Wacquez, entre los que se encuentra Jorge Edwards, participan hoy en el homenaje que se rinde a estos escritores chilenos en Calaceite (Teruel), municipio donde vivieron gran parte de su vida. Este homenaje se inserta dentro de las IV jornadas literarias del Matarraña.
El acto se celebra con motivo del décimo aniversario de la muerte de José Donoso, escritor del 'boom' latinoamericano de los sesenta y setenta, junto a escritores como Mario Vargas Llosa o Gabriel García Márquez, y que fue el causante, a juicio del escritor Emilio Barrachina, de que multitud de escritores encontraran en Calaceite y en el Matarraña un punto de referencia, entre ellos el propio García Márquez, Vargas Llosa o Jorge Edwards.
Uno de los escritores que participa en el homenaje, Arturo Fontaine, ha definido a José Donoso como "un animal literario" de quien aprendió "la pasión por los libros y la literatura", según ha manifestado en declaraciones a Europa Press.
Para Fontaine, José Donoso fue "un hombre muy generoso con su tiempo y un gran lector" y "a diferencia de otros escritores que son egocéntricos, él era un hombre muy abierto y muy interesado en los otros escritores".
Fontaine conoció a Donoso por sus libros. "Fue un asombro ver cómo el planteaba el texto narrativo, las voces que entrelazaba, el tipo de situaciones que enfrentaba, era un tipo no se hacía por entonces en Chile, estaba dentro de una escena muy novedosa", ha relatado.
"Después lo conocí personalmente", ha continuado Fontaine, rememorando un taller impartido por Donoso en el que participó. "Hablaba muy poco de su obra y en ningún momento utilizó el taller para intentar inculcar una manera de escribir o una estética sino que estaba muy interesado por las diferentes maneras de escribir", ha aclarado.
DOS GENERACIONES.
Otro de los escritores que participa en el homenaje, Carlos Franz, ha explicado las diferencias entre José Donoso y Mauricio Wacquez. "Son dos generaciones distintas, Donoso pertenece plenamente a la generación del 'boom' latinoamericano, mientras que Wacquez pertenece a una generación posterior y representa otro espíritu de época, un puente interesante que de alguna manera se ha perdido", ha indicado.
Según Franz, "después del 'boom' latinoamericano hubo una tendencia hacia una literatura que se acercaba de nuevo a la cultura popular y Wacquez representaba una versión muy refinada de este fenómeno, incluso elitista, sin que eso suponga algo peyorativo, sino todo lo contrario; una opción por la literatura con 'L' mayúscula y una gran exigencia para el lector".
Fontaine se ha referido también a la relación de estos escritores con Calaceite. "En la conversación de ellos Calaceite aparece como un lugar que fue un verdadero hogar; no solamente hablaban de la arquitectura, de las piedras --recuerdo muchas conversaciones sobre las piedras--, los campos y los olivos, sino también de la gente y del cariño de la gente que los acogió y el mundo que ahí pudieron armar".
Franz también ha recordado que tanto Donoso como Wacquez provenían de una zona campesina de Chile, "en cierto modo muy parecida al Matarraña".
HOMENAJE A DONOSO Y WACQUEZ.
El homenaje a José Donoso y Mauricio Wacquez se ha iniciado con una oración laica a éste último en el cementerio de Calaceite y ha continuado con el descubrimiento de una escultura que conmemora a ambos escritores en la plaza de los artistas de la localidad, obra que ha sido donada por los escultores Rocío Margarit y David Sánchez.
En el acto se han leído fragmentos de las obras de los dos escritores chilenos acompañados por música en directo de Sergio González Carducci. Por la tarde, en el municipio de Cretas, se celebrará un coloquio sobre la figura de José Donoso entre los más de 25 escritores invitados a las jornadas, moderado por Emilio Ruiz Barrachina. También se proyectará la entrevista que José Donoso ofreció en 1977 a Televisión Española.
EL PERIÓDICO
Domingo, 9 Diciembre 2007
Emilio Ruiz Barrachina nos propone un viaje literario a Calaceite, el pueblo turolense donde convivieron los autores del Boom
19/05/2005 JUAN Bolea
Autores, artistas y escritores como José Donoso, Mario Vargas Llosa, Mauricio Wacquez, Jorge Edwards, Luis Buñuel, Didier Coste, Angel Crespo, Ricardo Bofill y otros muchos han contribuido a expandir la fama de Calaceite por las difusas fronteras del arte, hasta universalizar este pequeño pueblo de Teruel, dotado de alma propia.
Atraído por su leyenda artística, y por la circunstancia de haber congregado entre sus casas de piedra a buena parte de los protagonistas del Boom latinoamericano de los años sesenta y setenta, el escritor y cineasta Emilio Ruiz Barrachina ha girado una detallada visita a la localidad, y escrito un libro inclasificable, personal, intransferible, lleno de documentación y ternura: Tinta y piedra. Calaceite .
Gracias a Barrachina volvemos a pisar el refugio de José Donoso, a subir las empinadas escaleras que conducían al estudio donde escribió Casa de campo . Casi podemos ver al maestro chileno discutiendo con Didier Coste algún pasaje de la traducción al francés de El obsceno pájaro de la noche , para muchos su mejor libro. Podemos ver, también, a Mauricio Wacquez, el Hamelin de Calaceite, el Gran Gatsby, flechando con su seducción a todo visitante que se acercaba a conocer aquel paraíso, y viviendo con su amante, Francesc, una historia de amor que trágica y hermosamente llegaría a enlazar con la muerte. Vemos a Buñuel, cerca de la casa de Donoso, ensayando los toques de tambor, preparándose para participar en la Semana Santa de Calanda. Vemos a García Márquez pasear por el pueblo, ese Macondo aragonés, y a su entonces íntimo amigo Varguitas, que residiría tres años en Calaceite, velando sus primeras armas literarias.
A través de las voces de parientes, amigos y testigos directos, Barrachina va recreando aquel idílico Calaceite, que en buena parte, pese a las muertes de Donoso, Wacquez, o de la extraordinaria ceramista Teresa Jassá, otro de los espíritus benefactores de la localidad, perdura en la actualidad.
Además, el autor nos suministra una amplia información sobre la historia y la arquitectura de la villa. A medida que Barrachina se adentra en el alma de los areniscos sillares, en las leyendas de visigodos, templarios y cátaros, en los ajusticiamientos y autos de fe, en las iglesias y cárceles, su pluma va trocando la tinta por la piedra, ganando hondura hasta rozar el misterioso núcleo de la energía allí acumulada.
"El Matarraña, frontera entre Teruel y Tarragona, es una región desconocida donde parece que el tiempo se ha detenido. Iglesias cargadas de simbología pagana y pueblos monumentales, de piedra y de agua, rodeados de vegetación mediterránea y una orografía particular, inquietante como pocas. Lugar donde confluyen los caracteres aragoneses, catalanes, valencianos. Y también sus lenguas. Lugar de historias mágicas y guerreras.".
Emilio Ruiz Barrachina es autor de varias novelas: Calamarí , A la sombra de los sueños o El arco de la luna , algunas de las cuales han merecido ser llevadas al cine.
*Escritor y periodista
22 octubre, 2007
228.- IV Jornadas Culturas y Literarias de la Comarca del Matarraña/Matarranya
Etiquetas: Cunaco, escritor, Mauricio Wacquez, San Fernando
2 comentarios:
Querida Melisa... todos y cualquier elogio es poco para tu inicitiava... un trabajo de esta naturaleza no solo lleva recuerdos o nostalgias, sino que escribe historia de una region y un pais que tiene tanto y sabe tan poco de si mismo. Has elevado a un gran nivel la gente nuestra, sus valores, sus quehaces diarios y sencillos y sus esfuerzos por vivir, hacer vivir y dar vida, tienes el enorme y exclusivo merito de dar a conocer lo nuestro al mundo y al pais.
Te felicito una vez mas, y ya una vez lo dije, lleva a un libro de papel el libro virtual que has escrito hasta hoy...
Mis deseos que sigas asi, que estes bien siempre y que continues creando, solo me queda darte las gracias por hacer mi exilio un poco mas llevadero al acercar mi tierra a la que hoy vivo, a pesar de la nostalgia y todo lo que tu blog me trae...
Espero que algun dia nos veamos y "re-conozcamos" en la plaza de Peralillo... ahi frente a la Casa Parroquial en medio de esas 4 encinas que formaban un circulo con los 4 bancos de piedra donde generaciones enteras jugaron al "compra-huevos" en alguna noche estival...
Suerte...
Rhenso González-Cabello.
I enjoyed very much the articles and pictures. I appreciate all the work in making this page in memory of my uncle Mauricio.
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