domingo, 6 de enero de 2008

Coré, un poeta visual





Mario Silva Ossa, 1913-1950


Mario Silva Ossa, más conocido por el pseudónimo Coré, nació en San Fernando en 1913. Durante su infancia estuvo interno en el Colegio San Ignacio y más tarde estudió dos años en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile. En 1932, se integró al equipo de la revista El Peneca, dirigida entonces por su tía Elvira Santa Cruz Ossa, conocida por su pseudónimo como Roxanne. Su trabajo marcó ese período de la revista con portadas, entre las cuales se destacaron las ilustraciones de seriales como "Quintín, el Aventurero" y cuentos que, semana a semana, entretenían a niños y grandes. Coré realizó un completo trabajo de dibujante e ilustrador de decenas de cuentos y novelas para niños y jóvenes durante dieciocho años de su vida: La Isla del Tesoro, Los viajes de Gulliver, Herne el cazador, Sandokán y El Cid, son sólo algunos de los cientos de pMario Silva Ossa, 1913-1950ersonajes que dibujó con sus lápices y pinceles. Los niños de la década de 1930 y 1940 soñaron e imaginaron un mundo de fantasías creado por Coré. Durante su infancia, poetas nacionales como Miguel Arteche, Enrique Lihn y Jorge Teillier disfrutaron de sus ilustraciones, las cuales dejaron huellas en su poesía posterior. La obra de Coré quedó plasmada de manera inolvidable en la revista El Peneca y en un texto escolar de gran difusión: El Silabario Hispanoamericano. Coré murió trágicamente en 1950, a pocos días de haber cumplido 37 años. Sin embargo, su particular modo de imaginar y representar el mundo permaneció en la memoria de toda una generación y continuó en la obra de Elena Poirier, su única discípula.

El Peneca (1908-1960)

Portadas

Las portadas de El Peneca eran de gran calidad artística, en especial aquellas diseñadas por el ilustrador Coré. De vivos colores, por lo general tenían relación con alguna de las series narrativas que salían semanalmente en la revista. En ese sentido, se podía seguir el desarrollo de una historia con sólo mirar las portadas. De acuerdo a este criterio, presentamos dos series que ilustran dos cuentos de la década del '20, “Mi amigo Pierrot parte a la luna” y “El gato calzado”. Asimismo, para completar una visión retrospectiva de la evolución gráfica de la revista, se incorporan cuatro portadas de los años 20, tres de los 30, tres de los 40 y tres de los 50.


El Peneca (1908-1960) Presentación

Una revista para los niños de Chile
El surgimiento del
periodismo moderno en Chile, a comienzos del siglo XX, vio el nacimiento de una serie de revistas especializadas dirigidas a distintos segmentos de la sociedad. Uno de estos segmentos fue el público infantil, para el que se publicaron varias revistas tales como la Revista de los Niños (1905), Chicos y Grandes (1908) y El Peneca (1908), con el fin de entretener y educar. De estas tres, El Peneca, creada por la editorial Zig-Zag, fue la única capaz de mantenerse vigente, tanto por la calidad de sus contenidos, como por la relación cercana que mantuvo con sus pequeños lectores. Los primeros tres años de El Peneca, bajo la dirección de Enrique Blanchard-Chessi, se caracterizaron por tener pequeños artículos sobre diversos temas de interés general y una gran cantidad de colaboraciones de lectores. Esto último marcó uno de los atractivos más importantes de la revista; la capacidad de integrar a su público en la creación de la misma. Sin embargo, durante el año 1911, la revista disminuyó notablemente su circulación, dada la baja calidad de sus contribuciones literarias. Este problema llevó a la primera renovación de la revista, bajo la pluma de Emilio Vaïsse quien estableció un criterio de calidad para los contenidos de la publicación de cuentos e historietas extranjeras y la sección de "Pasatiempos", que causó furor entre los lectores de la época. Después de diez años, y pasando Chile por una serie de cambios políticos y una crisis económica, la revista acusó los efectos de estas coyunturas. La baja calidad del papel, un formato en blanco y negro, y la poca innovación de contenidos, produjeron un descenso en el tiraje hacia el año 1921. En este contexto, se hizo cargo de la revista una destacada intelectual liberal de la época, Elvira Santa Cruz (Roxane), quien le dio un nuevo rostro e introdujo un cambio radical en los contenidos, respondiendo a las demandas de sus lectores. Para Roxane, El Peneca era “una revista para todos los niños de Chile, tanto para los ricos como para los pobres, (por lo que) debe ser barata a fin de que no quede cerebro infantil sin esa luz (...).” Este período se caracterizó por bellas e innovadoras portadas, entre las cuales se destacaron las del ilustrador Coré, las historietas cómicas, seriales como "Quintín el Aventurero" y cuentos que, semana a semana, enganchaban al lector. En todo Chile se observó el impacto de la revista; se crearon clubes literarios y deportivos, además de concursos y eventos de gran concurrencia. En 1940, El Peneca logró tener un tiraje de 180 mil ejemplares y años después llegó a circular en otros países latinoamericanos como Perú y Venezuela. La edad de oro de El Peneca llegó a su fin con la importación de historietas norteamericanas, a mediados de la década del cincuenta. Aún así, marcó a varias generaciones, cuya infancia giró en torno a la llegada del día sábado, para comprar aquella revista que las hizo ser protagonistas en un mundo de adultos, sin negar su identidad de niños.


CORÉ El volumen celebra el talento que el artista desplegó en la publicación infantil “El Peneca”
Libro reúne los mil personajes de Coré
Princesas sensuales pero castas, duendes de todo tipo, niños aviadores y piratas barrigones desfilan por las páginas de la obra dedicada al dibujante.
Rodrigo Castillo R.

“Para mí Coré es fundacional, es un monstruo”, exclama el joven y destacado artista visual Rodrigo Salinas, quien apenas puede contener su entusiasmo cuando se pone a hablar del legendario ilustrador que deleitó a los niños chilenos de los años 30 y 40 con sus portadas de la no menos recordada publicación infantil “El Peneca”.
La euforia del treintañero autor es compartida por el prestigioso fotógrafo y académico Juan Domingo Marinello, quien acaba de lanzar un lujoso volumen donde ha reunido parte de las más 4.500 acuarelas y aguadas que ha recopilado desde que –hace tres décadas- se convirtió en un incansable coleccionista de la obra de Mario Silva Ossa, más conocido como Coré.
Publicado por Ediciones B, y titulado, simplemente, “Coré”, el libro incluye más de 140 reproducciones de láminas con las que el creador –nacdo en 1913 y muerto en 1950 al ser atropellado por un tranvía- tanto las cubiertas de “El Peneca” como las páginas en que se entregaban seriales como “Quintín el aventurero” y relatos como “La isla del tesoro”, “Los viajes de Gulliver” y “Herne el cazador”.
Princesas sensuales pero castas, duendes de todo tipo, niños aviadores y piratas barrigones y brutales reinas de la selva se cuentan entre los cientos de personajes que el prolífero dibujante plasmó a lo largo de casi veinte años que dedicó a la revista infantil. En todos los casos, se trataba de figuras elegantes y expresivas que encendían rápidamente la imaginación del lector.
“Estas imágenes, así como las del “Silabario Hispanoamericano” ilustrado por el mismo autor, formaron parte del inconsciente colectivo de mi generación, y cuando comencé a rastrear los originales de sus obras descubrí que esas láminas eran objetos de culto y que existían muchos otros “coreteanos” y que la Universidad Católica me dio la posibilidad de generar un proyecto para recopilar toda la producción de Coré, que era una gigantesca obra dispersa”, relata Marinello.
El escritor Alfonso Calderón, Premio Nacional de Literatura 1998, forma parte de la cofradía que agrupa a quienes se volvieron admiradores incondicionales del artista tras vivir una niñez alimentada por las periódicas dosis de fantasía contenidas en las composiciones de Silva Ossa.
“La verdad que la infancia de mi generación habría sido mucho más limitada si no hubieran existido la revista “El Peneca” y su ilustrador, Coré. El tenía un activo muy importante que era la capacidad de entender por qué lado funciona el espíritu de un niño lector”, resume el autor.
Marinello, por su parte, destaca ciertas peculiaridades de la personalidad del artista.
“Era un hombre muy introvertido y de vida tranquila, y aunque yo creo que tenía consciencia de su propia importancia, nunca quiso figurar mucho ni hablar de sus logros. En ese sentido era un excéntrico y probablemente era una especie de genio tímido”, comenta el fotógrafo.

Misterio Perturbador
Un aspecto controvertido de la leyenda del misterioso Coré es su muerte: muchos creen que el artista no fue arrollado accidentalmente por un tranvía sino que se suicidó arrojándose al paso del vehículo.
Rodrigo Salinas es de los que apoyan la tesis de la autoeliminación.
“Yo creo que se mató porque me parece que era un artista torturado. Si te fijas, en sus dibujos hay un algo perturbador, algo hermosamente siniestro de lo que nunca se habla pero en lo que se debería profundizar, porque en mi opinión, es parte importante del mundo interior de Coré”, afirma.
Publicado en Las Últimas Noticias / Lunes 16 de octubre de 2004.

CON MOTIVO DEL LANZAMIENTO DEL LIBRO QUE RECOGE LOS TRABAJOS DEL DIBUJANTE

La Nación DOMINGO Jueves 9 de noviembre de 2006

Artistas analizan la importancia de Coré, el chileno que rechazó a Walt Disney
Considerado uno de los ilustradores más importantes en la historia de América, maravillando en cada número de la clásica revista “El Peneca”. Acá un puñado de conocedores de su labor desglosan su obra.
Alejandro Gómez


Para Rodrigo Salinas, Coré tiene un talento impresionante, aunque los personajes de su obra, al verla por segunda vez, poseen “algo tenebroso”.

En sus dibujos habitan mágicos seres personificados como duendes, ogros o hadas que acompañaron generaciones de niños en Latinoamérica, que hoy recuerdan con nostalgia las imágenes que alegraron tardes completas leyendo “El Peneca”, viendo la portada del “Silabario hispanoamericano” o algunos números de la colección “Biblioteca amarilla” de Zig-Zag, como “Corazón”, “La isla del tesoro”, “Lautaro” o “La virgen de la selva”.
Y es que Mario Silva Ossa, más conocido como Coré, sigue siendo, aunque hayan pasado 56 años de su muerte, uno de los ilustradores más importantes de América Latina. Su obra se rescata en el reciente libro llamado simplemente “Coré”(Ediciones B), donde se puede apreciar algunas de sus mejores ilustraciones, recopiladas por el fotógrafo Juan Domingo Marinello, autor de la publicación.
Nacido en San Fernando en 1913, estudió dos años arquitectura, pero al poco tiempo supo que lo suyo era el dibujo, por lo que abandonó la carrera para ingresar a la editorial Zig-Zag como ilustrador, donde se hacía “El Peneca”, dirigida por su tía Elvira Santa Cruz (Roxane) desde 1921. Fue ahí donde no paró de deslumbrar, al punto que el propio Walt Disney, en su visita a Chile, quedó maravillado con sus ilustraciones y le propuso llevárselo a Estados Unidos a trabajar con él. Coré, curiosamente, rechazó la conveniente oferta. Pero no sólo desestimó trabajar con Disney, también dijo no a la tentadora oferta realizada por el dueño de Editorial Atlántida, Constancio Vigil, para que se uniera a su staff.
Fantasista y trabajólico
Coré es definido por el propio Marinello como un curioso del que sorprendía su capacidad de estudio de épocas pretéritas, además de su amor por la infancia y su fantasía, misma fantasía que aún ronda en millares de cabezas, ya que se calcula que entre las ilustraciones para “El Peneca”, de circulación semanal y los más de cincuenta libros que ilustró, Coré publicó cerca de diez mil ilustraciones, usando entre sus principales instrumentos el lápiz y la plumilla aguada, pero siempre destacó por la forma en que, con su pincel, utilizaba la acuarela.
Tuvo una trágica muerte en Santiago el año 1950, cuando fue arrollado por un tranvía, pero nada ha hecho olvidar su inmenso legado y pese a que pudo ser más popular de lo que fue, el artista nunca pasó inadvertido y fue siempre fiel a sus convicciones como ilustrador, marcando con sus trabajos las vidas e imaginaciones de mucha gente a lo largo del continente.

OPINIONES
Alfonso Calderón (escritor): “Mi infancia estuvo marcada por su trabajo. Hizo que mi imaginación transitara por caminos insospechados con sus historias de piratas. Un día fui a verlo y me impresionó su cortesía. No hablaba casi nada y estaba constantemente lleno de humo porque fumaba mucho”.

José Luis Rosasco (escritor): “Lograba de manera prodigiosa capturar la esencia de los personajes y de sus atmósferas, trasladando con mágica verosimilitud a la India Legendaria, a ‘Las mil y una noches’, al mundo de los cowboys o a la historia de Chile, lo que lo convierte en un poeta de la ilustración”.

Rodrigo Salinas (dibujante): “Sus personajes tenían algo tenebroso. Él era un tipo raro, ensimismado, al punto que hizo su casa, sus propios muebles, casi no hablaba, por lo cual era esperable que no aceptara la invitación de Disney, aunque para cualquier otro dibujante en el mundo es el sueño de la vida”.

Jorge Montealegre (poeta): “Conocí sus ilustraciones por ser un investigador de sus revistas. Dibujó un imaginario para más de una generación, abriéndoles un mundo literario y facilitándo la lectura a los niños, muchos de los cuales hasta escribieron, como Miguel Arteche, Enrique Lihn o Jorge Tellier”.

Profesor de la Pontificia Universidad Católica de Chile recoge los mágicos dibujos de "Coré"

El ilustrador de El Peneca es rescatado por Juan Domingo Marinello
UN LIBRO RECOGE LA FANTASÍA DEL MUNDO DE CORÉ
18 de octubre de 2006



Cientos de kilómetros peregrinó el profesor de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Juan Domingo Marinello, en la búsqueda de los dispersos personajes que formaron parte de la obra del ilustrador Mario Silva Ossa, más conocido como "Coré".

Las imágenes que conforman la publicación se seleccionaron de un universo de más de tres mil dibujos y constituyen el resultado de treinta años de trabajo. Marinello, junto a su hermano Jorge, se dedicó mucho tiempo a recorrer viejos mercados en la búsqueda de material para el libro, luego en la década del noventa el Fondart y la Dibam lo apoyaron en la reproducción fotográfica de las obras que se encuentran en la Biblioteca Nacional.

Mario Silva Ossa, nació en San Fernando el 9 de marzo de 1913 y murió en Santiago en 1950 arrollado por un tranvía. Estudió Arquitectura un par de años y abandonó posteriormente la carrera para trabajar como ilustrador en la Editorial Zig-Zag, editora de la legendaria revista infantil latinoamericana "El Peneca" (1908-1960), que alcanzó un tiraje de hasta 240 mil ejemplares cada semana. Su trabajo fue reconocido internacionalmente, al punto de recibir tentadoras ofertas, que siempre rehusó, como la del mismísimo Walt Disney, para incorporarse a su equipo de trabajo.

Las ilustraciones que "Coré" realizó para "El Peneca" conforman un imaginario exuberante y complejo. "Su exquisita sensibilidad confirió vida eterna a hadas, ogros, duendes, piratas y aventureros, haciendo navegar por el mar de la fantasía a miles de mentes juveniles", señala Juan Domingo Marinello.

Fuente: Pontificia Universidad Católica de Chile / CK / FOM.

LOS PLACERES Y LOS LIBROS

“El Peneca”, una pasión
Fernanda Donoso

Coré lo tenía todo: era un chico buenmozo y culto de la familia Ossa, un hombre de mirada oceánica, un talento en estado puro. Padre de tres niños, había estudiado arquitectura y abandonado la carrera por una oferta más tentadora: dibujar a tiempo completo “El Peneca”, la fabulosa revista que desde 1921 dirigía su tía Elvira Santa Cruz. La Editorial Zig-Zag la distribuía a ritmo de 240 mil ejemplares semanales en todo el continente. Cada número de “El Peneca” era una pieza de colección, y Coré había dibujado los “monos” del “Silabario Hispanoamericano” -una joya- e ilustrado desde “Corazón”, de Edmundo D’Amicis (el libro que más hizo sufrir a la generación del ’50), a los libros de Salgari y Julio Verne. A los 37 años ya había ingresado al subconsciente colectivo cuando murió atropellado por un tranvía. Era 1950. Una muerte absurda y una vida simple de contar, como las felices. Eso parece. Sus dibujos atrapan. Son un túnel del tiempo, un pasaje a la infancia de la infancia. Hay algo seductor, naftalinoso, de feria de pulgas con residuos Art-Deco en sus personajes. Ahora resultan ingenuos, pero exquisitos. Los príncipes siempre rubios, los buenos salvajes, folclóricamente salvajes, las doncellas siempre en peligro. Coré era la esperanza blanca. Aunque más de un escote revela un mundo más complejo, ambiguo.
“Sorprende la permanente curiosidad y la capacidad de estudio de épocas pretéritas en Coré, así como su fantasía y amor por la infancia”, dice el compilador Juan Domingo Marinello. En lo más alto de su producción, Constancio Vigil, dueño de la editorial argentina Atlántida y Walt Disney tentaron a Coré con grandes cheques para que se integrara a sus equipos de trabajo. Él, simplemente, se negó. Mario Silva Ossa eligió llamarse Coré por un ángel rebelde que aparece en la Biblia, y con ese nombre se convirtió en genio de las aguadas y creador de mundos mágicos. En 20 años de trabajo realizó alrededor de 10 mil láminas: portadas de “El Peneca” y medio centenar de portadas de libros. Después de su muerte, su obra sufrió una gigantesca dispersión. Marinello rescató unos 3 mil dibujos, buscando domingo a domingo en ferias de pulgas y librerías viejas. Una mañana de mediados de los ’70, encontró en un mercadillo de Valparaíso una maleta con 189 pruebas de imprenta de portadas de la revista. El hallazgo se sumó a la fiel búsqueda, y así nació este libro.

CORÉ
Compilación y textos: Juan Domingo Marinello
Dirección de arte: Francisca Toral
Ediciones B
Santiago, Chile, 2006. 150 página


Las ilustraciones de Coré
Publicado el viernes 13 de octubre de 2006


Exposición: “Coré, crónica visual de un colchagüino”

Una exposición del ilustrador Mario Silva Ossa -Coré-, que realizará la Facultad de Comunicaciones y la Viña Estampa, se inaugura el 6 de noviembre en la sala de exposición de la viña, ruta 1-50 kilómetro 45, en el valle de Colchagua. Estará abierta al público durante todo noviembre y diciembre.
Viernes 29 de octubre de 2004

El Peneca, 1944

La exposición a presentar reúne los trabajos de Mario Silva Ossa, uno de los mejores dibujantes infantiles que ha tenido el país. Esta muestra se ha organizado a partir de la restauración digital de portadas de la revista “El Peneca”, de diversos libros infantiles y del silabario Hispanoamericano que Coré ilustró durante gran parte de su vida.
Nacido el año 1913, en la ciudad de San Fernando, Coré ingresó a comienzos de los años treinta a editorial Zig-Zag, donde se convirtió en ilustrador de la revista “El Peneca” y de sus colecciones de libros infantiles e historietas. Desde entonces, y hasta el año 1950 en que fallece, el ilustrador dio vida a un sinnúmero de personajes y recreó escenarios, monstruos y princesas que marcaron el imaginario infantil chileno y latinoamericano de aquellas décadas.

Silabario Hispanoamericano

La muestra, recolectada y restaurada por los profesores Juan Domingo Marinello y Soledad Puente, reúne entre 40 y 60 obras que recogen gran parte del legado del artista. En ella se incluyen numerosas portadas del semanario “El Peneca”, -que alcanzó una impresión récord de 180 mil ejemplares en los años ’40-; ilustraciones de libros y cuentos clásicos infantiles como “Corazón”, “Los viajes de Gulliver” y “La Isla del Tesoro”; dibujos de las historietas de Quintín el aventurero y Herme el cazador; y sus diseños para el Silabario Hispanoamericano, el libro con que generaciones de niños chilenos y de América Latina aprendieron a leer y escribir desde 1948, y que ya cuenta con más de 90 ediciones.
El trabajo de Mario Silva Ossa sobresale especialmente por su calidad plástica, por sus colores, por una versatilidad que le hizo exceder en mucho su calidad de ilustrador para convertirse en un gran fabricante e inspirador de sueños y aventuras infantiles. Este talento incomparable se sostuvo en un hombre culto y estudioso, capaz de recrear las épocas en toda la complejidad y el realismo de sus vestuarios, sus armamentos, sus costumbres y sus escenarios.
Este es el aporte y la influencia que le reconocen generaciones de escritores chilenos, cuya niñez fue marcada por los trazos de Mario Silva. Alfonso Calderón, Premio Nacional de Literatura, y La Isla del Tesoro, 1945.

Germán Marín, resumen así lo que Coré, con sus ilustraciones y su imaginario, supo crear en algunos de sus agudos lectores:
- “Coré iluminó nuestra infancia [...] Estimuló nuestra pasión por la lectura y alimentó nuestra imaginación debido a que en sus dibujos todas las fantasías tenían cabida. Pero había también un tono realista y unos colores maravillosos”. (Alfonso Calderón, Premio Nacional de Literatura).

- “Coré alimentó durante dos décadas con sus magias ornamentales, inspiradas en el romanticismo o el modernismo, la infancia de más de una generación [...]. El recuerdo del dibujante Coré está presente en Enrique Lihn, Adolfo Couve y Jorge Tellier, como así también en muchos otros melancólicos” (Germán Marín, escritor)




Los viajes de Gulliver, 1943.

El profesor Juan Domingo Marinello dice que la exposición que se presentará en la Viña Estampa busca encontrar un espacio para que el periodismo “asuma lo que siempre fue suyo. Porque la ilustración y la crónica visual han sido un pilar del periodismo y, por lo tanto, se deben asumir en el mundo de la comunicación, sin perjuicio de su gran valor artístico”.

Antecedentes: periodismo UC e ilustración visual

No hace mucho, en la época dorada de las revistas, los modestos quioscos se volvieron escaparates para la exhibición de grandes talentos que ilustraban las portadas. Entonces las primeras páginas alcanzaban una enorme importancia en el marketing callejero que competía por los lectores. Fue en estas coordenadas donde los ilustradores nacionales desarrollaron un lenguaje cuyos atributos gráficos -el color, la mirada directa- se mantienen casi inalterables hasta hoy, y una serie de elementos a nivel de la imagen, cuya síntesis identificó la esencia de los diversos medios: político, femenino, infantil, magazinesco.

En aquella construcción, el ilustrador aparece como un verdadero cronista visual. Es esa y no otra la razón por la cual nuestro país distinguió a muchos ilustradores con el Premio Nacional de Periodismo -Adduard, Coke, Lugoze, Lukas-; en tanto otros, como Coré, Armstrong, Poirier, Atria, Manteola y Fantasio, marcaron escuela a través de sus portadas, sus personajes y sus parodias.

El paso del tiempo ha traído consigo el olvido, y el olvido, la injusticia. Gran parte de su trabajo quedó relegado a esa incómoda zona fronteriza entre el arte y el periodismo, que ni uno ni otro suelen reivindicar para sí.

Con la finalidad de recuperar esta riqueza, la obra y la calidad del oficio de muchos de estos ilustradores ahora desconocidos en Chile, la Facultad de Comunicaciones UC abrió una línea de investigación el año 1995.

El proyecto, bajo la responsabilidad de los profesores Marinello y Puente, se orienta a rescatar, desde el punto de vista periodístico, artístico y cultural, la obra de los grandes ilustradores chilenos como cronistas visuales, así como de reivindicar el valor de la ilustración como expresión informativa, narración de la vida cotidiana y representación visual de un período de la historia nacional.

Resultado de este investigación es la exposición realizada el año pasado en torno a la obra de Raúl Manteola: “Raúl Manteola: maestro de la luz”.

Crónica Visual de un Colchagüino

Su obra fue recuperada por el Fotógrafo sanfernandino radicado en Santiago, Juan Domingo Marinello, quien a través de la gestión del Departamento de Cultura del Centro General de Padres de nuestro Colegio, expuso en la biblioteca y actualmente en el Museo ubicado en la hacienda patronal que dio origen a la ciudad de San Fernando.

“Coré, Crónica Visual de un Colchagüino” es una actividad de extensión que el Departamento de Cultura de nuestro Colegio ofreció a la comunidad de San Fernando para conocer más la obra del dibujante sanfernandino Mario Silva Ossa, de una vida corta, pero prolífica en cuanto a su producción artística.

Ver noticia publicada en el portal del I.S.F.


El Peneca (1908-1960)



Quintín el Aventurero

Una de las características de El Peneca que contribuyó al temprano éxito que tuvo en el público infantil y juvenil fue la inclusión de series ilustradas. Algunas de ellas llegaron a convertirse en clásicos del género, como sucedió con la serie “Quintín el aventurero”, que perduró por más de una década, entre mediados de los años '20 y fines de los '30. A continuación presentamos un capítulo de la interminable saga de Quintín, del 30 de Abril de 1934.


MÁS DE CORÉ Y DE EL PENECA

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2 comentarios:

A las 21 de agosto de 2012, 10:49 , Blogger Mario ha dicho...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

 
A las 21 de agosto de 2012, 10:50 , Blogger Mario ha dicho...

Estimada señora Melisa,cómo puedo tener más acceso información sobre la gran revista "El Peneca"...me interesa mucho conocer más de sus publicaciones.

 

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