Pichilemu también tuvo un espectacular Año Nuevo

EL RANCAHUASO
02 Enero 2009

Está bien, no fue un Año Nuevo Junto al Mar como el apoteósico espectáculo de Valparaíso, pero bastaron los 10 minutos en la playa principal para contentar a los miles de habitantes y turistas que llegaron.


Escrito por Pablo Dintrans


Gran cantidad de personas se reunieron desde temprano en la Playa Las Terrazas de Pichilemu para ser parte de las celebraciones que se llevaron a cabo con motivo del Año Nuevo que comienza.

En el Parque Ross, una banda en vivo hizo bailar a todos los presentes, mientras decenas de puestos ofrecían de todo un poco: artesanías, cerveza, comida de todo tipo. Muchos se quedaron allí para presenciar el espectáculo pirotécnico, pero la gran mayoría, a eso de las 23:00 bajó hasta la playa, sumado a una importante suma de personas que salieron de sus casas a esa hora con su botella de champagne bajo el brazo.

El tránsito por el sector a esa hora fue caótico. Tampoco hubo una gran organización respecto a la conducción del evento. A pesar de contar con una buena amplificación, se echó de menos una persona que hiciera la cuenta regresiva. Los abrazos vinieron diferidos dependiendo de la hora que marcaban los relojes de cada quien, lo cual resultó ser muy extraño.



Sin embargo, finalmente el espectáculo de luces dejó contentos a todos. Fueron cerca de 7 minutos de incesante tronar, para luego realizar 2 minutos más del "explosivo" final (el "remate" como le llama). Posterior a ello, mucha gente volvió a subir al Parque Ross a seguir la fiesta, mientras otros tantos se dispersaron por Pinto, Ortúzar y alrededores, en busca de centros nocturnos donde continuar la fiesta.

La resaca mañanera

Pichilemu despertó ayer tarde. A las 10:00 AM poco y nada se encontraba de vida. Llamó, eso sí, fuertemente la atención que ya pasadas las 14:00 el Parque Ross continuaba siendo un basural, donde botellas, papeles, latas y un sinfín de desperdicios afeaban uno de los Parques más bellos de nuestra región.

El día, despejado y con calor, era ideal para que aquellos "esforzados" carreteros "fermentaran" bajo el inclemente sol veraniego, no sin antes acompañar el proceso con una cerveza bien helada. En la capital de Cardenal Caro el 1 de enero se vivió algo más agitado que en Rancagua. Casi todo el comercio estaba abierto, aunque se echó de menos a la Casa de las Empanadas, que extrañamente no abrió, lo que hizo que sus vecinos (también del rubro) se llenaran de clientes. La calidad no es la misma y el estómago lo comprende así.

Fue un hermoso año nuevo, en una ciudad de la que, en cuanto a organización civil y municipal, no se podía exigir mucho (no vale la pena recordar a la Municipalidad y sus dificultades). Los turistas estuvieron muy contentos, y eso, al final del día, es lo que más agradece y más retribuye a la capital turística de la región.

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