Museo Artesanía Chilena - Colección de tradiciones
V/D
Sábado 28 de noviembre de 2009
En Lolol, pueblo ubicado cerca de Santa Cruz, en la Sexta Región, está el nuevo Museo Artesanía Chilena. Fue gestado por la Fundación Cardoen y la Universidad Católica, entidades que en un solo espacio reúnen y buscan poner en valor las expresiones manuales más representativas del país.
Texto, Claudia Pérez Fuentes Fotografías, José Luis Rissetti
Texto, Claudia Pérez Fuentes Fotografías, José Luis Rissetti
Hace poco más de un mes los habitantes de Lolol cuentan con otra razón para sentirse orgullosos de su pueblo, una localidad ubicada en pleno Valle de Colchagua, rica en costumbres y cultura, que el año 2003 fue declarada Zona Típica. A ese nombramiento se suma el recién inaugurado Museo Artesanía Chilena que no hace más que reforzar la impronta que por esos años valoraron quienes premiaron a Lolol.
"La restauración de la casa buscó preservar el patrón arquitectónico de Lolol", dice Marcelo Santander.
"La gente de la zona se ha sentido identificada con la iniciativa; encuentran que ésta representa sus raíces", comenta el director de la entidad Marcelo Santander.
La conservación de valores como la arquitectura -plasmada en casas de fachada continua y corredores que representan lo más típico de de las construcciones de la Zona Central- fue justamente una de las razones por las que Fundación Cardoen y la Pontificia Universidad Católica, los gestores del nuevo museo, decidieron emplazar ahí el proyecto cuyo recorrido habla de las raíces chilenas.
Además del espacio de exhibición, el museo cuenta con una sala audiovisual donde se proyectan documentales relacionados con la artesanía.
De Norte a Sur éstas se encuentran representadas en una muestra formada por piezas que el plantel universitario ha recolectado en el marco de la Feria Internacional de Artesanía Tradicional que organiza hace más de tres décadas. Son aproximadamente dos mil objetos de importante valor patrimonial que hasta antes de ser expuestos se encontraban guardados.
Vieron la luz tras la implementación del espacio que se escogió para albergar la colección: una típica y antigua casa de adobe emplazada a un costado de la Municipalidad de Lolol fue el lugar seleccionado por su ubicación y "porque se prestaba para desarrollar un proyecto museográfico como éste", explica Santander, y agrega que a través de él, además, se busca potenciar el circuito turístico y cultural que se ha formado en la región.
Artesanos de la zona y especialistas en adobe se encargaron de restaurar la casa.
Un año duraron los trabajos hechos de manera "casi artesanal". Luego de estas intervenciones -que dieron paso a recintos como la recepción, tienda, cafetería y cuatro salas donde distintos artesanos mostrarán sus creaciones, entre otros espacios-, se proyectó el inmueble que contiene la muestra.
En la tienda Almacruz se pueden adquirir distintas artesanías.
La nueva construcción ocupó parte del antiguo patio. De aspecto rústico y techo de tejas fue diseñado "pensando en la colección y en lo que se quería transmitir con ella", dice Santander, quien destaca la creación de "un recorrido atractivo, simple y didáctico que busca poner en valor y difundir el trabajo artesanal del país, sobre todo entre los más jóvenes".
"Tenemos espacio para seguir creciendo", dice Marcelo Santander, refiriendose al segundo piso.
Debido a la variedad de expresiones y zonas geográficas representadas, la pauta que ordena la exposición está dada por los materiales en que están ejecutadas las obras. Así, las primeras salas exhiben creaciones en piedra, luego fibras naturales, maderas, cerámicas, textiles y metales. Cada una se subdivide según su procedencia geográfica.
Son setecientos metros cuadrados de pura identidad plasmada en artesanías provenientes de Toconao, Quinchamalí, Pomaire, Isla de Pascua y Chiloé, entre otros emblemáticos sitios; un conjunto de obras entre las que sobresalen algunas tan singulares como la cerámica perfumada de las Monjas Claras de Santiago o las creadas por autores como Violeta Parra, piezas que se complementan con atractivos montajes como la representación de un grupo de tejedoras mapuches.
Texto, Claudia Pérez Fuentes Fotografías, José Luis Rissetti.
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