Los Arrieros, personajes típicos
PERSONAJES TÍPICOS
Chile, con sus variadas zonas, climas y caracteres geográficos, presenta distintas actividades a la vez que una curiosa gama del tipo laboral. En los minerales está el trabajador del salitre, cobre, azufre, plata, bórax, sal, carbón. El minero es lavador de oro, como cateador, barretero, tropero y marucho.
En la agricultura está el huaso costino o cordillerano, el peón, el mejorero o inquilino, el gañán, el arriero y el carretero.
En el mar, en la costa, el pescador, el mariscador, el balsero de Chiloé o del Maule; el lobero, el nutriero, el cazador de ballenas, los buzos, los guardafaros, el trabajador del guano blanco y rojo, el vaporino, el botero, el cargador de los puertos.
En la montaña, el montañés, el baquiano; en la zona de los bosques, los aserraderos, el trabajador de la madera; en el extremo sur, los ovejeros, los puesteros, los esquiladores.
Y de Norte a Sur, el roto que viaja por todo el país sin ningún oficio es maestro sin maestría. Este roto sabe ser pampino en la pampa; en el ejército, soldado, milico, y carrilano en el ferrocarril.
FUENTE: PRO-OHIGGINS
El arriero
No podemos terminar el tema de la agricultura sin mencionar al arriero, personaje que también ha dado identidad a nuestra tierra y que siendo huaso, se desplaza en los sectores cordilleranos. Estos hombres quizás sean los genuinos descendientes de aquellos grupos de pastores transhumantes, que en sus recorridos de costa a cordillera arreaban su ganado en busca de lugares con buenas aguas y mejores pastos. Hombres taciturnos de rostros curtidos por el sol y la nieve que montan a caballo y en mulares, que se abrigan con un poncho de lana, que aún conservan en sus monturas las alforjas y que utilizan espuelas cogote de gallo, que comen charqui y tortilla de rescoldo, que beben chicha y toman ulpo, que conocen cada hierba, cada paso y cada piedra que se encuentra en su recorrido y que saben de espíritus y duendes, en fin, relictos de épocas pretéritas que mantienen aún vigente un código de costumbres y un sólido cuerpo de tradiciones, baqueanos que por su conocimiento de la cordillera no sólo han contribuido con la ganadería, la agricultura y la minería, sino también han pasado a la historia entre otros hechos por ayudar a los patriotas en su lucha por la independencia.
Más recientemente, en 1972, fue un arriero, Sergio Catalán, quien protagonizó el rescate de un grupo de deportistas uruguayos, que sobrevivió luego de estrellarse su avión, en las nacientes del río Azufre de esta región, en lo que ha sido llamado como ‘la tragedia’ o ‘el milagro de Los Andes’, según el enfoque con que se considere.
Espuela cogote de gallo.
Museo Regional de Rancagua.
Arrieros laceando un vacuno. Cordillera de la Costa, Graneros.
Baqueano y arriero en la Cordillera Andina de San Fernando. Obsérvese la protección de cuero de ovino utilizada en las piernas.
Fotografía aérea del avión siniestrado, tomada desde uno de los helicópteros de rescate de la FACH. En el recuadro, Parrado, Canessa y entre ambos el arriero Sergio Catalán Martínez.
En catálogo exposición itinerante, Museo de Colchagua, ahora de Lircunlauta.
Roberto Canessa llegando al Regimiento de Infantería de Colchagua.
En catálogo exposición itinerante, Museo de Colchagua, ahora de Lircunlauta.
PICHILEMU Y NUESTROS PERSONAJES TÍPICOS: LOS ARRIEROS
Nuestra identidad nacional –a lo largo de la historia patria- ha ido dándonos muchos personajes que han caracterizado a zonas, lugares, barrios, y que pese a que muchos por el rigor de los cambios de nuestras costumbres y progreso, han ido desapareciendo, surgen otros que nos pertenecen para bien o para mal.
Algunos de ellos están perpetuados en hechos heroicos, como el mítico "Roto Chileno", que en campañas militares brillaron y destacaron en las batallas de la Guerra del Pacífico.
Otros han quedado perpetuados en la memoria, a través de canciones, poemas y la literatura. Como también en la transmisión oral, de cuentos, historias y anécdotas, que nuestros abuelos en más de una ocasión –sobre todo en las largas noches de invierno- nos contaban a la orilla de un rojo brasero, con una negra tetera hirviendo a punto de arrancarse; mientras libaban un mate y los nietos saboreábamos sopaipillas, chicharrones o cualquier "causeo" que nacía de las hacendosas manos de la abuela.
En este invierno que quiere llegar y que tímidamente nos tiene bajo el índice normal de agua caída a la fecha, nos vienen una serie de recuerdos, que estamos seguros que a más de algún pichilemino (a) llegará.
Antes de ir al grano, no puedo dejar de mencionar agradables momentos de aquellos, donde junto a mi numerosa familia, disfrutamos por ejemplo –a la hora de "once"- de una panita de chancho con cebolla a la pluma y aderezada con cilandro, tortilla de rescoldo con chicharrones, callampas fritas, junto a un tazón de té.
O al almuerzo, "guatitas y/o patitas de corderos" (saladas desde el verano) con arroz "champurreado", o cuero de chancho en una crema de "harina dorada", o en lugar de esta harina, se usaba harina de garbanzo. Como también, el "locro" (harina de chicharos, papas y zapallo). O las "chanfainas" (una especie de carbonada, pero con los hígados de cordero y/o cerdo).
¿Quién no se recuerda de los "Ulpos", o de los "Chercan"? (como lo nombraba la Julia, de Larraín Alcalde).
Aunque se nos está abriendo el apetito, vamos al tema principal del que queremos evocar.
ARRIEROS
El destacado folclorista nacional, Patricio Manns nos ha dado una hermosa composición que destaca a los "arrieros" en el tema musical "Arriba en la Cordillera" que ha sido interpretado por el mismo y por varios intérpretes. Otro tema, con la magistral interpretación de Los Cuatro de Chile y declamación del actor Héctor Duvauchelle, es el poema de nuestro bardo rancagüino Oscar Castro, "Romance del hombre nocturno", obra musical que emociona.
Romance Del Hombre Nocturno - Los 4 De Chile
Muchos pichileminos no saben, pero esta actividad también ha sido abrazada por habitantes de nuestra comuna. Es así, como en el pasado muchos de nuestros hombres se dedicaron al "arreo", haciendo de esta sacrificada actividad un medio de ganarse la vida, ejerciendo el transporte y comercio de diversos productos de la zona hasta lejanas ciudades para comercializarlas.
Ya fueran al venderlas directamente, o entregándolas a distribuidores, o realizando el trueque por otros productos que, en el camino, o al regreso a Pichilemu, las vendían a sus clientes. De hecho, el historiador –con una ligazón pichilemina- Juan Guillermo Muñoz Correa, en uno de sus libros nos recuerda que en tiempos de la Colonia, algunos habitantes se dedicaban a transportar "fanegas" de pangues y nalcas, entre otros productos, como la sal. Donde otra de las medidas, era el "almud", que era un cubo de madera (un cajón) que tenía una medida equivalente a 8,75 litros.Largas jornadas desde la costa pichilemina los llevaron al Puerto de San Antonio, Valparaíso, como a ciudades de la zona central: Santa Cruz, San Fernando, Rengo, Rancagua, San Vicente de Tagua Tagua, Machalí, Sewell y Santiago, entre otras.
De esos recios, esforzados y sacrificados varones nos retrae a la memoria, nombres como don Lucho "El Negro Quique", don Martiniano Cabrera Lizana, don Juan "Pitío" González, don Desiderio "Cheyo" Pavez, don José Cabrera Lizana, entre muchos otros.
"pichilemunews" recuerda que –cuando niño- conversó con don "Cheyo" Pavez sobre esta actividad y nos contó algunas peripecias junto a "recua" de mulas, machos y burros, donde debían dormir a la vera de los caminos, tanto para descansar y alimentar a las bestias, como para renovar energías, no antes de libarse un buen par de mates, acompañado con tortilla de rescoldo, un trozo de queso y charqui. De esas largas jornadas, recuerdo –no los detalles- que don "Cheyo" me contó que él fue testigo del desborde del Tranque de Alcones, el que después de soportar varios días de intensas lluvias anegó varios sectores provocando daños en muchas viviendas aledañas, debiendo arrancar, sus moradores, hacia los cerros para salvar sus enseres. No obstante, muchas de las viviendas fueron totalmente destruidas. Por cierto, esta historia ocurrió a principios del siglo pasado, cuando llovía días enteros en forma torrencial. A todo esto, ¿sabe cuánto carga una mula, aproximadamente? Una mula, bien tenida, bien alimentada, es capaz de llevar entre 12 y 14 arrobas, lo que significa un peso de entre 138 y 161 kilos. Ya más adulto, cuando ejercía el cargo de Corresponsal del diario capitalino La Tercera, no solo para Pichilemu, sino para la joven provincia; en Litueche, en el acceso norte –donde hoy hay varios garage o talleres, cerca del Estadio- me encontraba un sábado a la espera de movilización para seguir mi viaje, cuando veo a la distancia a un jinete "arriando" a unas cuantas mulas cargadas con algunos sacos de sal y otras con ruedas de cochayuyo. Me recuerdo perfectamente de aquello. El panorama se veía súper espectacular e inusual, aún para esos años (fines de la década del '70 o principios de los ochenta). Saqué mi cámara fotográfica del bolso y "disparé" a la "recua" que estaba a unos cincuenta metros y más tarde otras tomas más cercanas. Cuánto no fue mi asombro, al ver pasar minutos después a un señor gordito, moreno, de bigotes y cara con la barba de días. Su sombrero de ala ancha y manta gruesa, aunque doblada a ambos lados; dejándole libre sus brazos y piernas que terminaban en calzado de montar, con espuelas y polainas. Me era cara conocida; pero no recordaba su nombre. Si recordé que le decían el Lucho "Negro Quique". Y cuando pasó frente a mí, nos miramos y ambos hicimos amago de un saludo silencioso, al tiempo que me aprestaba a "hacer dedo" a un vehículo en mi ruta. Tiempo después, me parece que una o dos veces lo volví a ver, pero ya no como Arriero, sino arriba de una "cabrita", el típico coche tirado por caballos, ¡claro!
Publicante Pichilemunews @ 22:49
RUTA DEL ARRIERO, una gran opción de turismo aventura
Lejos de buscar playas o destinos exóticos, muchos santiaguinos esperan para estas vacaciones una "total desconexión". Para ellos surge la llamada Ruta del Arriero, recorrido que permite llegar a dos mil 500 metros de altura.
Lejos de buscar playas o destinos exóticos, muchos santiaguinos esperan para estas vacaciones una "total desconexión". Para ellos surge la llamada Ruta del Arriero, recorrido que permite llegar a dos mil 500 metros de altura.
Es una larga expedición: dos días en el corazón de la cordillera, en que primero los turistas se reúnen en torno a un desayuno para tomar fuerzas, luego empieza la aventura, se cargan las mulas y se asignan los caballos.
El arriero Luis Quiroz explica que "la cordillera es amplia y linda. El caballo sigue la huella y el turista observa la cordillera".
La Ruta del Arriero no sólo permite interactuar con la naturaleza, es el paseo perfecto para quienes buscan una pausa en el agitado ritmo de vida actual.
"Creo que lo más importante es que llegas acá y te desconectas de todo. Pierdes la escala humana con todos estos paisajes maravillosos", asegura Soledad Galaz, turista que disfruta de esta actividad.
Ruta del Arriero, una gran opción de turismo aventura
El camino no es fácil, ya que es una ruta prácticamente virgen por donde es preciso incluso cabalgar al borde de acantilados.
El jefe guía de Bajo Cumbres Expediciones, Arturo Ramírez, explica que "como el nombre lo dice, la Ruta del Arriero pretende mostrar las costumbres y cómo se maneja este típico personaje chileno".
El camino empieza en Farellones y la nieve ni siquiera se extraña en un paisaje que simplemente sobrecoge. Aparecen flores que están cubiertas gran parte del año y en medio de todo el panorama surgen cascadas cristalinas, producto de los deshielos.
La cabalgata termina en los "Ojos del Agua", la única planicie en todo el recorrido y donde es posible armar las carpas. De los 25 grados de temperatura durante el camino, se pasa rápidamente al otro extremo.
Con o sin lluvia, la ruta incluye una cata de vinos, mientras los arrieros encienden el fuego para preparar el asado final.
Está en plena cordillera de Santiago a menos de una hora de la capital y pocos conocen estas maravillas. Para emprender esta ruta lo único necesario es tener entre doce y 60 años y, claramente, alma aventurera.
LOS ARRIEROS DEL CAJÓN DEL MAIPO
En la cordillera de los Andes, cerca de Santiago, el antiguo oficio de arriero de ganado es acosado por la expansión del uso turístico de la montaña. Documental de la serie Al sur del mundo
LOS CAMINOS EN EL SIGLO XIX
En general, y con excepción de las villas fundadas expresamente por los españoles, la mayoría de los poblados que se emplazan en nuestra región, tienen origen en caseríos que se ubicaban en los lindes de algunos de los tres caminos que cruzaban de norte a sur el país, en el período colonial: el Camino Real o del centro, el de la Frontera, y el Camino de la Costa.
El camino Real estaba trazado por los cerros de la costa, dirigiéndose de Santiago a Melipilla, de allí entraba a Colchagua por Peumo, seguía por Pichidegua y el pueblo de Colchagua hoy Santa Cruz. Continuaba hacia Lolol, Nilahue, Las Palmas y Los Coipos, llegando a Peralillo y junto al río Mataquito, entraba a la jurisdicción del Maule. Fue el de mayor uso durante los siglos XVI y XVII. Actualmente se utilizan diversos tramos de esta vía.
El camino de la Frontera atravesaba el Valle Central y corresponde en gran medida al actual Longitudinal. Pasaba por las villas de Rancagua, Rengo y San Fernando, ya fundadas. Verdadera espina dorsal de las comunicaciones del reino, fue utilizada por estancieros y hacendados para sacar sus productos, lo que obligó a su continua mantención. Muchas veces estas propiedades agrícolas solían tener un frente hacia esta ruta, para acercar casas, poblados y capillas.
Se refiere a esta vía el historiador León Echaíz, que la describe
«... en carretas y tropillas de mulas, en unas y otras, viajan a la capital del Reino las cosechas de cereales, la lana, los cueros, el charqui, el vino, la sal».
La legislación del siglo XVIII sobre la fundación de nuevas villas, también legisla sobre los puentes, previendo su construcción, determinando que el cobro de estas obras públicas, el llamado «pontazgo», pasa a ser una de las rentas del cabildo.
El tercer camino el costino o de la sal, partía desde Valparaíso pasando por Casablanca, Llolleo y Santo Domingo. A Colchagua ingresaba por Navidad y Rapel, hasta llegar a la laguna de Cáhuil, Boyeruca y Bucalemu. De las salinas de esta zona llevaban la sal a la capital y de ahí su nombre.
Etiquetas: arriero, Oscar Castro, Patricio Manns, Ruta del Arriero, Sergio Catalán, Tragedia de Los Andes
2 comentarios:
bueo pero yo quiero saber sobre los personajes tipicos de CADA REGION de chile plis tengo un trabajito y no lo encuentro n otras pajinas....!!!!
por favor yo nesecito los personajes tipicos de cada region mi profe esta un poco chala¡¡¡¡¡¡¡¡ plis ayudamme
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