Prehistoria y arqueología regional (I)
Período paleoindio: los primeros pobladores (... - 9.000 a.C.)
Entre los 26.000 y 10.000 años a.C., en el período geológico conocido como pleistoceno, las condiciones climáticas en nuestra zona eran diferentes a las actuales. Bajas temperaturas, alta humedad y escasa evaporación favorecieron en el valle la extensión de lagos, praderas y bosques donde se encontraban especies arbóreas como robles (Nothofagus oblicua), coigües (Notofagus dombeyi), lengas (Podocarpus andinus), característicos de paisajes más australes.
Mastodonte o elefante americano
En este escenario habitaba una fauna diversa compuesta por mastodontes o elefantes americanos (Cuvieronus sp.), ciervos de los pantanos (Antifer niemeyeri), caballos americanos (Equus sp.) y depredadores menores como cánidos, zorros, coipos, roedores, ranas, aves acuáticas y peces.
Estas especies se encontraban preferentemente en torno a cuencas lacustres interiores y costeras, como es el caso de la laguna de Tagua-Tagua (comuna de San Vicente de Tagua-Tagua).
Las condiciones ambientales se modificaron con posterioridad a los 9.000 a.C., configurando un ámbito cálido y seco que implicó por una parte, una disminución en la disponibilidad de recursos alimenticios para estos grandes herbívoros y por otra la restricción de la extensión de la laguna hacia el centro de la cuenca, dejando expuestas áreas lacustres pantanosas que se convirtieron en el último refugio de la megafauna y en un oasis para los cazadores quienes, aprovechando estas condiciones, intensificaron sus prácticas de caza, contribuyendo al exterminio de esta fauna pleistocénica (Nuñez et al., 1994).
La laguna de Tagua Tagua con una superficie aproximada de 90 Kms2, se emplazaba en una rinconada (34° 30’S, 71° 10’ W), limitada por un cordón montañoso de unos 35 kms. de extensión EW y unos 25 kms. NS, en el borde oriental de la Cordillera de la Costa, conectada a nivel con la depresión central a través del corredor de Cuchipuy (ibid., 1994).
Gay y la laguna de Tagua Tagua
Debido al interés que despertaba, la laguna de Tagua Tagua fue visitada por diversos cronistas viajeros y científicos en distintas épocas.
Nos interesa destacar la descripción hecha por el naturalista Claudio Gay, quien la recorrió en 1831:
“En dos meses, poco más o menos que salí de Santiago he hecho, entre otras, tres grandes excursiones: la primera a Tagua-Tagua, grande y bella laguna, en la cual ví por primera vez aquel grande y singular espectáculo tan maravillosamente cantado por los bardos escoceses y cuyas causas han desconocido los físicos por mucho tiempo.
“Consiste en islas flotantes que cubren casi la mitad de la laguna y que, según la dirección de los vientos, la recorren de norte a sur o de oriente a poniente. Las visité con cuidado y después de examinarlas y estudiarlas bien, no he encontrado en ellas más que grandes montones de restos vegetales como convulvulus, pomageton, ranunculus y sobre todo typha arundo, y otras gramíneas entrelazadas de mil maneras, y sobre las cuales varan otras plantas flotantes que pudriéndose, depositan una especie de tierra extremadamente fértil, que se va aumentando más y más por la destrucción de otros vegetales que nacen entre ellas; de modo que estas islas van creciendo poco a poco tanto en extensión como en espesor… Sobre estas islas llamadas chivín por los habitantes, ponen sus huevos pájaros tan notables por su número como por su variedad, los cisnes (cignus melancolyphus), los flamencos (phoenicopterus chilensis), los cheuques (platalea ajaja), las garzas, los alcedos, las fúlicas, los ibis y una infinidad de otras especies nuevas tanto para mí como para la ciencia…” (Barros Arana, 1930).
Su propietario, Javier Errázuriz, en 1833, inició los trabajos de drenaje parcial de esta cuenca para impedir las inundaciones provocadas en épocas de crecida por falta de un desagüe natural. Se abrió un túnel de 4 kms. entre los cerros de La Muralla y La Silleta denominado Socavón, que comunicaría esta área con el valle del sector norte antes de desembocar en el río Cachapoal (Peña, 1998).
Debido al interés que despertaba, la laguna de Tagua Tagua fue visitada por diversos cronistas viajeros y científicos en distintas épocas.
Nos interesa destacar la descripción hecha por el naturalista Claudio Gay, quien la recorrió en 1831:
“En dos meses, poco más o menos que salí de Santiago he hecho, entre otras, tres grandes excursiones: la primera a Tagua-Tagua, grande y bella laguna, en la cual ví por primera vez aquel grande y singular espectáculo tan maravillosamente cantado por los bardos escoceses y cuyas causas han desconocido los físicos por mucho tiempo.
“Consiste en islas flotantes que cubren casi la mitad de la laguna y que, según la dirección de los vientos, la recorren de norte a sur o de oriente a poniente. Las visité con cuidado y después de examinarlas y estudiarlas bien, no he encontrado en ellas más que grandes montones de restos vegetales como convulvulus, pomageton, ranunculus y sobre todo typha arundo, y otras gramíneas entrelazadas de mil maneras, y sobre las cuales varan otras plantas flotantes que pudriéndose, depositan una especie de tierra extremadamente fértil, que se va aumentando más y más por la destrucción de otros vegetales que nacen entre ellas; de modo que estas islas van creciendo poco a poco tanto en extensión como en espesor… Sobre estas islas llamadas chivín por los habitantes, ponen sus huevos pájaros tan notables por su número como por su variedad, los cisnes (cignus melancolyphus), los flamencos (phoenicopterus chilensis), los cheuques (platalea ajaja), las garzas, los alcedos, las fúlicas, los ibis y una infinidad de otras especies nuevas tanto para mí como para la ciencia…” (Barros Arana, 1930).
Su propietario, Javier Errázuriz, en 1833, inició los trabajos de drenaje parcial de esta cuenca para impedir las inundaciones provocadas en épocas de crecida por falta de un desagüe natural. Se abrió un túnel de 4 kms. entre los cerros de La Muralla y La Silleta denominado Socavón, que comunicaría esta área con el valle del sector norte antes de desembocar en el río Cachapoal (Peña, 1998).
Recreación de caza de mastodonte.Museo Regional de Rancagua
Restos de mastodonte in situ en la Laguna de Tagua Tagua.
Molar de mastodonte.En exhibición en Museo Regional de Rancagua.
La laguna se vació totalmente, quedando al descubierto las primeras evidencias de fauna pleistocénica. En años posteriores a 1967, investigadores del Museo Nacional de Historia Natural y de la Universidad de Chile, excavaron junto al canal de desagüe, encontrando un depósito paleoindio entre los 2.03 y los 2.35 metros de profundidad. Se rescataron más de cincuenta artefactos líticos asociados a huesos de megafauna y a abundantes restos de carbón, que fueron fechados en 11.380 +- 320 A.P., 11.320 +- 300 A.P. y 11.000 +- 170 A.P. (Núñez, 1983).
Este sitio, por su contexto, corresponde a un lugar de faenamiento, conclusión que nace de la naturaleza de los implementos de piedra y hueso -como cuchillos, raspadores, retocadores, relacionados con la desarticulación de animales- y a la presencia de finas incisiones en los huesos astrágalo y calcáneo del caballo americano, producidos al seccionar los tendones del animal (Casamiquela et al., 1967; Durán, 1980).
Se detectó un nivel ocupacional más reciente a un metro de profundidad con material cultural propio de cazadores recolectores, denominado Tagua-Tagua II que fue fechado en 6.130 +- 115 A.P. (Palma, 1969; Durán, 1980).
En la década de los noventa se realizaron nuevas excavaciones estratigráficas en la cuenca de Tagua-Tagua, identificándose dos sitios con restos de doce mastodontes (Stegomastodon humbolti), puntas de proyectil de cristal de roca tipo cola de pescado, machacadores, lascas y un fragmento decorado de cabecera de dardo, elaborado en marfil de colmillo de mastodonte, único elemento decorado en esta materia prima que se conoce en América hasta el momento.
Estos sitios fueron datados por radiocarbono entre 10.120 +- 130 y 9.900 +- 110 A.P. y se relacionan estrechamente con labores de caza especializada de megamamíferos localizados en paleoambientes lacustres sometidos a stress de aridez (Núñez, 1994).
El sitio de Tagua Tagua es un yacimiento relevante a nivel americano y en el contexto regional, representa hasta hoy, el único con evidencias indiscutibles de asociación humana con fauna extinta.
En otros lugares de esta región como Santa Cruz, Marchigüe, Paredones, también se han encontrado restos de megafauna, sin embargo, no se ha determinado su relación efectiva con el hombre.
Se detectó un nivel ocupacional más reciente a un metro de profundidad con material cultural propio de cazadores recolectores, denominado Tagua-Tagua II que fue fechado en 6.130 +- 115 A.P. (Palma, 1969; Durán, 1980).
En la década de los noventa se realizaron nuevas excavaciones estratigráficas en la cuenca de Tagua-Tagua, identificándose dos sitios con restos de doce mastodontes (Stegomastodon humbolti), puntas de proyectil de cristal de roca tipo cola de pescado, machacadores, lascas y un fragmento decorado de cabecera de dardo, elaborado en marfil de colmillo de mastodonte, único elemento decorado en esta materia prima que se conoce en América hasta el momento.
Estos sitios fueron datados por radiocarbono entre 10.120 +- 130 y 9.900 +- 110 A.P. y se relacionan estrechamente con labores de caza especializada de megamamíferos localizados en paleoambientes lacustres sometidos a stress de aridez (Núñez, 1994).
El sitio de Tagua Tagua es un yacimiento relevante a nivel americano y en el contexto regional, representa hasta hoy, el único con evidencias indiscutibles de asociación humana con fauna extinta.
En otros lugares de esta región como Santa Cruz, Marchigüe, Paredones, también se han encontrado restos de megafauna, sin embargo, no se ha determinado su relación efectiva con el hombre.
Etiquetas: Laguna de Tagua Tagua, mastodonte, San Vicente de T.T.
1 comentarios:
Bueno es saber de nuestros antecesores de el lugar donde vivimos(san vicente), lo cual para mi estudiante de pedagogia en historia, es una gran honor tener vestigio de ese pasado tan lejano y he tenido la oportunidad de estar en el cementerio de cuchipuy y apreciar ese lugar arqueologico. Aun se debe enfatizar mucho en lo cultural para cuidar estos restos, y apreciar a las personas q estuvieron antes de nuestra propia cultura. Ademas demostrar q hubo una gran fauna lo cual se ha perdido por razones desconocidas(climaticas o humanas). En fin agradesco que este en la internet la informacion del complejo de la la laguna de taguatagua y sus fases de cuchipuy. se despide atentamente Juan Pablo Maturana Salvatierra.
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