Monumentos Nacionales (III)
PUKARA DEL CERRO DE LA COMPAÑIA
Categoría : Monumento Arqueológico
Ubicación : al oriente del la ruta 5, a la altura de Graneros
Comuna : Codegua
Categoría : Monumento Arqueológico
Ubicación : al oriente del la ruta 5, a la altura de Graneros
Comuna : Codegua
Región : Del Libertador General Bernardo O`Higgins
Decreto : 1191 11/03/1992
En medio de la depresión intermedia de Chile Central se alza este cerro-isla, -rodeado por algunas ciénagas-, entre el interfluvio del estero Codegua y el río Cachapoal, en las cercanías de la ciudad de Rancagua. Alcanza una altitud máxima de 677 metros sobre el nivel del mar. El acceso a su cumbre es difícil, por la presencia de acantilados y una marcada pendiente de rocas duras. Al sortear estas dificultades, desde la cima se puede tener un inigualable dominio visual del valle. Las poblaciones indígenas aprovecharon esta fisonomía del cerro y la reforzaron con muros defensivos a distintas alturas.
La cumbre es bastante plana, sin embargo, presenta una suave gradiente hacia el sur, la cual está delimitada en su borde oriental por un muro de doble hilera de piedras semicanteadas. Es en esta área donde se encuentra el mayor número de estructuras arquitectónicas. Por la falda sur, donde se encuentra uno de los senderos de acceso, el perfil del cerro hace un descanso, produciéndose un espacio más o menos plano en el cual también se construyeron estructuras. La ubicación del cerro es estratégica, ya que desde sus alturas es posible visualizar todo el curso medio del río Cachapoal, desde Angostura de Paine y Cuesta de Chada por el norte, hasta la Angostura de Rigolemo por el sur y los faldeos cordilleranos del este y oeste.
El Cerro Grande de la Compañía está dotado de varios recursos básicos para la subsistencia humano como fuentes de agua, especies comestibles de flora, fauna menor y canteras. Todas estas características hicieron que este cerro fuera ampliamente utilizado por los grupos indígenas de la zona y ,más tarde, por los incas que en su avanzada hacia el sur ocuparon hasta esta parte del territorio chileno.
En este cerro-fortaleza se han señalado tres momentos de ocupación. El primer momento está representado por una ocupación pre-incaica con una posible intención defensiva que, si bien no se advierte en la construcción de muros específicos, ni en la existencia de restos de armas u otros elementos de este tipo, se reconoce en la elección del emplazamiento, que habría respondido a la intención de resistir la conquista incaica. El rango temporal de una de las viviendas, -entre 1380 y 1450 d.C.-, la existencia de estructuras de almacenaje asociadas -a escala doméstica- y la abundancia de restos alfareros, señalan que su utilización fue reiterada y posiblemente se extendió hasta el contacto incaico. La población indígena correspondía a desarrollos analogables de los valles del Aconcagua, Mapocho y Cachapoal, pero dentro de un marcado particularismo entre uno y otro. El momento de contacto con contingentes incaicos, aparece insinuado por varias estructuras entre las que se encuentra la plaza intramuros, que se ubica más arriba que el resto del conjunto.
La presencia de estructuras macizas organizadas espacial y funcionalmente, siguiendo los esquemas defensivos y de almacenaje propios de un patrón de arquitectura inca-provincial, da cuenta de la efectiva conquista y ocupación del cerro previo a la llegada de los españoles. Dicho momento se ubicaría entre el 1430 al 1450 d.C. La envergadura de las obras realizadas supone la utilización de gran cantidad de mano de obra, asimismo, la gran cantidad de depósitos existentes dan cuenta de la creciente necesidad de abastecimiento del lugar. Los grupos que intervinieron en el proceso de expansión y establecimiento en el área del Cachapoal, corresponden a elementos intrusivos inca-diaguitas del Norte Chico e inca-locales.
El último período de ocupación del lugar corresponde a la participación del Cerro Grande de La Compañía o del Inca, en la resistencia indígena organizada por el cacique o señor Cachapoal, contra los españoles. Las crónicas de éstos hicieron posible el descubrimiento, de una manera muy semejante al descubrimiento de la ciudad de Troya gracias a la obra de Homero.
En 1997 para instalar una antena telefónica, se abrió un camino de varios metros de ancho el que arrasó con parte del muro perimetral de la fortaleza y varias de las collcas. Lo que provocó además que sectores significativos del cerro sufrieran erosión.
A partir del daño provocado por estas obras se está desarrollando un proyecto de restauración del suelo y puesta en valor de la fortaleza.
La cumbre es bastante plana, sin embargo, presenta una suave gradiente hacia el sur, la cual está delimitada en su borde oriental por un muro de doble hilera de piedras semicanteadas. Es en esta área donde se encuentra el mayor número de estructuras arquitectónicas. Por la falda sur, donde se encuentra uno de los senderos de acceso, el perfil del cerro hace un descanso, produciéndose un espacio más o menos plano en el cual también se construyeron estructuras. La ubicación del cerro es estratégica, ya que desde sus alturas es posible visualizar todo el curso medio del río Cachapoal, desde Angostura de Paine y Cuesta de Chada por el norte, hasta la Angostura de Rigolemo por el sur y los faldeos cordilleranos del este y oeste.
El Cerro Grande de la Compañía está dotado de varios recursos básicos para la subsistencia humano como fuentes de agua, especies comestibles de flora, fauna menor y canteras. Todas estas características hicieron que este cerro fuera ampliamente utilizado por los grupos indígenas de la zona y ,más tarde, por los incas que en su avanzada hacia el sur ocuparon hasta esta parte del territorio chileno.
En este cerro-fortaleza se han señalado tres momentos de ocupación. El primer momento está representado por una ocupación pre-incaica con una posible intención defensiva que, si bien no se advierte en la construcción de muros específicos, ni en la existencia de restos de armas u otros elementos de este tipo, se reconoce en la elección del emplazamiento, que habría respondido a la intención de resistir la conquista incaica. El rango temporal de una de las viviendas, -entre 1380 y 1450 d.C.-, la existencia de estructuras de almacenaje asociadas -a escala doméstica- y la abundancia de restos alfareros, señalan que su utilización fue reiterada y posiblemente se extendió hasta el contacto incaico. La población indígena correspondía a desarrollos analogables de los valles del Aconcagua, Mapocho y Cachapoal, pero dentro de un marcado particularismo entre uno y otro. El momento de contacto con contingentes incaicos, aparece insinuado por varias estructuras entre las que se encuentra la plaza intramuros, que se ubica más arriba que el resto del conjunto.
La presencia de estructuras macizas organizadas espacial y funcionalmente, siguiendo los esquemas defensivos y de almacenaje propios de un patrón de arquitectura inca-provincial, da cuenta de la efectiva conquista y ocupación del cerro previo a la llegada de los españoles. Dicho momento se ubicaría entre el 1430 al 1450 d.C. La envergadura de las obras realizadas supone la utilización de gran cantidad de mano de obra, asimismo, la gran cantidad de depósitos existentes dan cuenta de la creciente necesidad de abastecimiento del lugar. Los grupos que intervinieron en el proceso de expansión y establecimiento en el área del Cachapoal, corresponden a elementos intrusivos inca-diaguitas del Norte Chico e inca-locales.
El último período de ocupación del lugar corresponde a la participación del Cerro Grande de La Compañía o del Inca, en la resistencia indígena organizada por el cacique o señor Cachapoal, contra los españoles. Las crónicas de éstos hicieron posible el descubrimiento, de una manera muy semejante al descubrimiento de la ciudad de Troya gracias a la obra de Homero.
En 1997 para instalar una antena telefónica, se abrió un camino de varios metros de ancho el que arrasó con parte del muro perimetral de la fortaleza y varias de las collcas. Lo que provocó además que sectores significativos del cerro sufrieran erosión.
A partir del daño provocado por estas obras se está desarrollando un proyecto de restauración del suelo y puesta en valor de la fortaleza.
Pucará de La Compañía
De Wikipedia, la enciclopedia libre
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Pucará de La Compañía, fortaleza incaica ubicada en el Cerro Grande de La Compañía, comuna de Graneros, Chile. Se trata de la edificación más austral que se conserva del Imperio Inca. Es monumento histórico de Chile. Su ubicación expresada en coordenadas es 34°04′ S 70°41′ O.
Los vestigios del pucará consisten en las bases de 7 estructuras de planta circular, una construcción mayor y otras edificaciones anexas que pueden ser sitios de vigilancia. La cumbre plana del cerro está rodeada, además, de muros defensivos perimetrales.
Existen tres momentos de ocupación histórica del pucará:
Entre los años 1380 y 1450, de acuerdo a la datación arqueológica, se habría utilizado el cerro, con fines que parecen relacionarse con la resistencia de la población local, promaucaes o picunches, a la invasión inca.
La mayor parte de las estructuras y restos corresponde a la ocupación inca del cerro, entre los años 1430 y 1450, aproximadamente.
Nuevamente la población indígena local dio su último uso a la fortaleza, tratando de resistirse a la conquista española. Las noticias documentales de este suceso que aparecen en las antiguas crónicas fueron las que guiaron a los arqueólogos y permitieron reubicar el pucará en años recientes.
El Cerro Grande de La Compañía fue declarado Patrimonio Arqueológico por el Decreto nº 1191 del 11 de marzo de 1992. Pese a ello, estos restos arqueológicos no tienen un acceso turístico adecuado, ni un control y cuidado por parte de las autoridades. Una actitud que denota el poco respeto por el patrimonio arqueológico del pucará es la existencia de una gran antena de telefonía celular en uno de los extremos de la cumbre del cerro. Los trabajos de instalación de esta estructura incluyeron un camino y movimientos de tierra, que destruyeron cuatro metros de un muro defensivo.
Pucará de La Compañía en el sitio oficial del Consejo de Monumentos Nacionales de Chile.
M. T. Planella, B. Tagle, R. Stehberg y H. Niemeyer; Logros y fracasos en la etapa de recuperación de un patrimonio histórico vulnerado: el caso de la fortaleza del Cerro Grande de La Compañía. Artículo de Revista Chungará, sep. 2004.
Molino solitario Marchigüe o Marchihue es una localidad costera de la provincia de Colchagua en Chile. Desde mucho se le ha llamado "Pueblo de los Molinos", e incluso su himno comunal así se titula, pues desde hace más de un siglo ha desarrollado merced a sus diarios vientos del sur, una industria artesanal de molinos de metal para impulsar aguas desde sus norias. El molino consiste en una estructura de madera o metálica de 8 a 10 metros de altura, tensada para resistir el empuje del viento, que se corona con una maquinaria que transforma la fuerza rotatoria de las aspas en un movimiento rectilíneo vertical que acciona una bomba de Bauer empujando hacia arriba una columna de agua que se desahoga horizontalmente en algún tipo de depósito.
El auge de los molinos se dio a principios del siglo XX y en ese antiguo Marchigüe se construyeron por cientos, dando al pueblo y las haciendas rurales un característico sello que prevalece hasta hoy, a pesar de que han sido reemplazados por bombas eléctricas debido a la gran cobertura de energía que tiene la comuna desde los años 1980.
Pueblo de los molinos
La maquinaria consiste esencialmente de una rueda de aspas o álabes que giran con el viento mientras son orientados en esa posición por una o dos veletas de direccionamiento. El eje sobre el que gira la rueda de aspas termina en un cigüeñal que opera una biela que moviliza alternadamente hacia arriba y abajo una pértiga que llega al fondo de la noria. Al final de la pértiga se encuentra la bomba que, en cada movimiento, "cucharea" un volumen de agua y lo va depositando en un caño cilíndrico que se rebalsa hacia su conducción horizontal normalmente, varios metros sobre el nivel del agua. La bomba de impulsión activa un sistema de válvulas de apertura y cierre gravitacional para contener el agua impulsada en cada rotación de la biela, que opera mediante un engranaje reductor a las revoluciones que giran las aspas.
Molino Rebañero
Los molinos de viento se desarrollaron en Estados Unidos a fines del siglo XIX y fueron perdiendo vigencia con los nuevos sistemas eléctricos de bombeo más eficientes una vez el suministro de esa corriente se hizo generalizado. Los molineros de Marchigüe no inventaron nada nuevo, sino que aprendieron a hacerlos con rústicas herramientas. Las estructuras son generalmente de madera de la zona tensadas con alambres enroscados, las aspas y veletas son de láminas de zinc recortadas, los descansos de los ejes son de hierro dulce forjados a fragua y los ejes templados tras el proceso de deformación a forja. Todo el sistema de lubricación de las originales graseras y cárteres de aceite fue reemplazado por cebo de caballos usados para lubricar ejes de carreta.
Molino en paz
Fue tal el éxito de estos artesanos que permitieron una gran proliferación de los molinos, perfeccionando su técnica con el pasar de los años
para dotar de agua a los hogares y rebaños en una tierra de secano.
Demasiados temporales
Esperando el aguacero
Los molinos de viento han dado un sello característico a la comuna de Marchigüe, en especial en días de verano cuando nunca cesa el viento y provee de la cristalina agua a una zona árida y curtida por el sol. Los primeros agricultores buscaron las aguas en el subsuelo y de ese incansable afán de regar sus tierras, se forjaron al temple los campesinos del lugar, curtidos de sol y viento y enamorados de sus tierras secas y solitarias.
De la conjunción de un cielo diáfano, en que las estrellas se observan por millones; de un sol radiante y destemplado y de un viento incansable que día a día refresca las lomas, permite a los campesinos elaborar uno de los mejores vinos tintos del mundo.
Son tales las características que el viento da a Marchigüe que el lugar es considerado uno de los 5 mejores terroirs del país, en especial para las cepas Cabernet Sauvignon, Merlot, y Carmenére, lo que es un honor nada menor toda vez que el valle de Colchagua al que pertenece Marchigüe, fue considerado en 2005, como el mejor valle del mundo para la producción de vinos tintos.
Los molinos de viento han dado un sello característico a la comuna de Marchigüe, en especial en días de verano cuando nunca cesa el viento y provee de la cristalina agua a una zona árida y curtida por el sol. Los primeros agricultores buscaron las aguas en el subsuelo y de ese incansable afán de regar sus tierras, se forjaron al temple los campesinos del lugar, curtidos de sol y viento y enamorados de sus tierras secas y solitarias.
De la conjunción de un cielo diáfano, en que las estrellas se observan por millones; de un sol radiante y destemplado y de un viento incansable que día a día refresca las lomas, permite a los campesinos elaborar uno de los mejores vinos tintos del mundo.
Son tales las características que el viento da a Marchigüe que el lugar es considerado uno de los 5 mejores terroirs del país, en especial para las cepas Cabernet Sauvignon, Merlot, y Carmenére, lo que es un honor nada menor toda vez que el valle de Colchagua al que pertenece Marchigüe, fue considerado en 2005, como el mejor valle del mundo para la producción de vinos tintos.
17 AZUDAS (o ruedas de agua) DE LARMAHUE
Categoría : Monumento Histórico
Ubicación : Sector de Larmahue
Comuna : Pichidegua
Región : Del Libertador General Bernardo O`Higgins
La Provincia de Colchagua fue colonizada por los españoles a partir del siglo XVII, alcanzando rápidamente una alta densidad poblacional. Los habitantes de la región, para poder subsistir, debieron enfrentar el problema de que las tierras, extraordinariamente fértiles, o bien carecían de riego, o por el contrario estaban inundadas. Ello los llevó a aplicar complejas técnicas de regadío y drenaje.De entre éstas, la más novedosa e imaginativa la constituyen las azudas, que permitieron el riego de una buena parte del valle del Tinguiririca, con aguas del río Cachapoal. Estas obras constituyen un gran aporte de la civilización musulmana, transmitida al mundo hispánico y luego a América.Las azudas se concentraron en la antigua estancia de Larmahue, cuyos orígenes se remontan al siglo XVIII. El lugar presenta un plano manifiestamente elevado respecto a los ríos antes mencionados, por lo cual hubo de subirse el agua hasta alcanzar la altura necesaria. Ello se efectuó mediante estas ruedas de agua, unidas por su eje a dos fuertes pilares, que movidas por la corriente dan vueltas, llenándose los recipientes -tarros- colocados en todo el perímetro. Al llegar a la parte superior de la rueda, los tarros se vacían sobre una o dos canaletas, que conducen el vital elemento a los campos.Estas ruedas son armadas por uno de los maestros en su casa o en el taller. Las piezas son numeradas ordenadamente. Como eje se usa uno de carreta, el cual se monta en descansos de madera o rodamientos. Los radios o palos tienen entre 3 y 4 metros -lo que da a la rueda un diámetro de entre 6 y 8 metros-, y su cantidad varía entre 16 y 32. Son de madera de álamo, roble, raulí, eucaliptus, y requieren periódicos recambios. Sostienen una o dos hileras de tarros. Por 1988, había 33 ruedas en operaciones; poco después se contruyeron 7 más. La razón del auge de este mecanismo de riego se explica por el alto costo de la bencina y electricidad -fuente de energía de las motobombas- versus el bajo costo de mantención y operación de las azudas.Las azudas, por su ingeniosa construcción, son un testimonio de la habilidad de los habitantes de la región para superar los escollos de la naturaleza en el desafío de aprovechar el máximo de terrenos agrícolas fértiles.La Municipalidad de Pichidegua realizó una encuesta entre los propietarios de azudas, constatando el gran aprecio de que estos bienes son objeto, y el deseo de que perduren en el tiempo. La declaración como Monumento Histórico de 17 de estos bienes contó con el apoyo expreso de sus propietarios. La medida impulsará a la Municipalidad a financiar parcialmente la mantención de las azudas, a la vez que podrá facilitar el otorgamiento de recursos por parte de otras instancias con el mismo fin. El año 2003 la Azudas fueron inscritas en "la Lista del Patrimonio Mundial en peligro" del World Monuments Watch.
Ruedas de Larmahue
De Wikipedia, la enciclopedia libre
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Estas ruedas o azudas son un sistema de regadío ingenioso y único que se cree data del siglo XVIII. Permite regar tierras que carecían de riego, por lo cual hubo que subir el agua hasta alcanzar la altura necesaria, lo que se efectúa mediante estas ruedas de agua, unidas por su eje a dos fuertes pilares, que movidas por la corriente dan vueltas elevando y luego arrojando el vital elemento mediante recipientes colocados en todo el perímetro, la mayoría de las cuales tiene un diámetro de cinco y seis metros y algunas tienen hasta ocho metros. 17 de las 40 ruedas existentes fueron nombradas Monumentos Nacionales en 1998.
Etiquetas: 17 Azudas de Larmahue, Codegua, Larmahue, Marchigüe, Molinos de viento, Pukara del Cerro de la Compañía
2 comentarios:
Estimada Melisa... sigo con mucha atencion tu blog y es una leccion de historia y cultura de nuestra region y de Chile. Te queria pedir o preguntar lo siguiente: en el portal www.vi.cl en el foro Ayuda Tareas hay un sub foro que tiene el nombre de Historia... pues bien, podrias tu poner cosas de tu blog em ese subforo? por supuesto abierto por ti y sin quieres con tu nombre o este mismo nick. Tu pagina la han visitado mas de 400 personas desde que puse el aviso. Pienso que lo que haces es muy valioso y ojala lo viera todo el pais. Tenemos buen numero de visitas, asi que si los articulos aparecen ahi -modificados o como quieras- seria muy muy bueno. Tal vez las fotos seria trabajo subirlas con imageshack por ejemplo, pero eso es ya un lujo. Piensalo y gracias de antemano.
Rhego
Excelente material. ¿Sabes algo del pukará que existió en la Cuesta Chada
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