En 1857, gracias a la gestión del empresario minero José Tomás Urmeneta, se formó la Compañía del Ferrocarril al Sur, con el objeto de tender una vía férrea entre la capital y Talca.
Al igual que el ferrocarril a Valparaíso, esta sociedad tuvo grandes problemas para reunir el capital necesario e iniciar las obras, cosa que no se logró hasta enero de 1858. Participó el Fisco con un millón de pesos y los accionistas privados con $ 843.000. Entre estos estaban Emeterio Goyenechea Gallo, José Tomás Urmeneta, Domingo Matte y Matías Cousiño con 100 acciones; Manuel Eyzaguirre González, Manuel José de la Cerda Concha, Javier Errázuriz Sotomayor, Victoriano Garrido Hernández, Rafael Larraín Moxó, con 50 acciones cada uno. El resto de las acciones estaba repartido en más de cien pequeños accionistas. Estos eran en su mayoría agricultores interesados en obtener mejores condiciones de transporte para participar del mercado de las exportaciones de cereales vía Valparaíso.
Antes que existiera la vía ferroviaria, las condiciones de transporte al sur eran bastante precarias, es así que existía hasta la ciudad de Talca un servicio de coches por una ruta de tierra, que comunicaban los poblados más cercanos a la cordillera de Los Andes, se empleaban " carruajes impulsados por caballos", para cuatro y seis personas, demorándose dos días y medio en cubrir el trayecto.
Las rutas propuestas para el trazado de la línea del ferrocarril, consultó una vía directa de Santiago al sur, a través de las ciudades principales del valle central, aprovechándose los tramos mas rectos posibles que permitían los poblados, por esta causa, fue desechada la ruta por la costa, a pesar de las muchas presiones durante su estudio, para aprovechar la vía marítima, en el transporte de los implemento y maquinarias. Todos los pertrechos; rieles, galpones, ferretería de los puentes, casas de máquinas, tornamesa, locomotoras, carros, etc., tuvieron que ser trasladados desde Valparaíso a la capital en carretas.
La primera sección entre Santiago y Rancagua se construyó en dos tramos simultáneos, divididos en el río Maipo. El primer tramo norte fue inaugurado en Abril de 1858, los rieles llegaron hasta el río Maipo, mientras que el otro lado tendido al sur, hasta Rancagua es inaugurado el año 1859. El tendido completo, con el puente sobre el río Maipo terminado, es inaugurado en Diciembre de ese año.
El valle de Mostazal está encerrado entre estos dos grandes cordones montañosos, en su parte este y oeste y al norte lo cierra caprichosamente la unión de las dos cordilleras, de forma tal que entre sus laderas, permite solamente el paso de un lecho de río bastante estrecho que lleva las aguas de vertientes y deshielos al mar.
El proyecto de la vía férrea agudizó este problema, la construcción de los terraplenes para el asentamiento de la línea activó un dique, que en años normales no presenta mayores problemas, pero que cada cierto tiempo, en inviernos lluviosos, produce la inundación de vastas extensiones del valle y terrenos cultivables.
La antigua ruta caminera o camino Real obvió este problema aprovechando el camino del Inca diseñado mas al interior de la cordillera. Esta ruta fue usada por las antiguas diligencias, se encuentra construida por esta razón previendo las inundaciones del paso de la angostura, por el llamado paso de Chena, vía el antiguo pueblo de Codegua, este lugar, relevo de postas, fue durante el largo período de la colonia tránsito obligado para llegar a Rancagua.
En ese tiempo los campos de Mostazal se caracterizaban por tener una concentrada vegetación arbórea. Allí abundaban el peumo, maitén. boldo, quillay, litre, con un tamaño tal que proveyeron la madera para construir los envigados de techumbres de iglesias, bodegas, y casas. También se han visto agotados estos recursos debido al uso del carbón y leños obtenido de los espinos y a los incendios en años de intensas sequías.
Por los numerosos esteros y ríos que cruzan el valle, el lugar concentró a los primeros veraneantes, que provenientes de Santiago, aprovechaban la vegetación de sauces y maitenes para instalarse por temporadas con sus familias en la confluencia de los ríos.
LAGUNA DE ACULEO
Al valle se llegaba desde Santiago en grandes carretas con toldos al paso lento de los bueyes, cargadas con todos los implemento para pernoctar en el lugar, otros paseantes derivaban sus inquietudes para el paseo de la laguna de Aculeo ubicada en las cercanías de la angostura de Paine, lugar famoso para la pesca de pejerreyes y carpas en todos los tiempos.
Puente ferroviario sobre el río Angostura, hacia 1900
Una vez terminados los trabajos de construcción del ferrocarril, comienzan los primeros intentos para urbanizar la villa, principalmente por el aprovechamiento de los planos del ferrocarril que permitieron trazar regularmente las calles, también tuvo un excelente aporte la llegada al pueblo de la orden religiosa de los hermanos de San Francisco, causantes entre otras cosas, de la modificación del patronímico de Mostazal, por el de "San Francisco del Mostazal."
La construcción del convento de la orden es comenzada en 1858 y llevado a su término alrededor de 1890, pero su iglesia es terminada recién en el año de 1946. La estación del ferrocarril pasa a llamarse desde entonces San Francisco.
La característica principal de la villa se la otorga su estero, llamado "El estero del tronco". Este riachuelo divide en dos el poblado, de forma, cordillera a mar, cruza la vía férrea, que también divide al pueblo en dos, pero de norte a sur y gira en redondo detrás de la estación del ferrocarril.
El estero nace en la cordillera de Los Andes, se nutre de diversas vertientes, muchas de ellas termales, es fortalecido por otro estero que llega desde el sur, el estero San Francisco, ambos unidos detrás de la estación, siguen paralelo a la línea férrea junto al terraplén y tratan de escurrirse por un pequeño puente ferroviario en el estrecho de la "Angostura", normalmente este pequeño puente permite el escurrimiento de las aguas, salvo que en años lluviosos se forma una gran laguna que llega hasta la plaza del pueblo.
Observando la armonía del paisaje se podría decir que los primeros especímenes que eligieron posesionares de las riberas del "Estero", son las garzas, las cuales con sus largas patas y largos cuellos rastrean el fondo del estero en búsqueda de peces y renacuajos. Desde tiempos inmemoriales estas aves han permanecido viviendo en forma permanente en sus orillas y depositan sus huevos entre los arbusto, son especies solitarias, las cuales esparcidas de trecho en trecho en el río, permanecen quietas al acecho como sus eternos vigilantes.
Los primeros seres humanos que deambularon por esta zona fueron posiblemente grupos de cazadores que, en oleadas sucesivas, en cada verano, bajaban de la cordillera procedente de los extensos territorios de las pampas argentinas, cercanas a la cordillera de Los Andes, que, en la época estival trepaban a los cajones cordilleranos en pos de los animales que pastaban en las veranadas, los cuales, debido al mejoramiento de las empastadas de los valles en Chile, se fueron quedando cerca de los ríos o de las fuentes naturales de agua. Singular importancia deben haber tenido para darle fuerzas a estos asentamiento el haber encontrado lechos termales, lugares muy reconocidos hoy en día por lo saludable de sus aguas. Termas de Las Marcas, cerca de Codegua y El Flaco, cerca de San Fernando.
El progreso en el manejo de las técnicas de cultivo, dado las buenas condiciones de riego y la domesticación de los animales, hizo posible la sedentarización de estos pueblos que se asentaron a lo largo del uso de estos ríos, constituyendo la base del pueblo mapuche. En esta zona los nativos se autodenominaban picunches. (mapuches del norte).
Las técnicas de construcción de viviendas usada para sus asentamientos, radicó en el aprovechamiento integral de la totora, material que cubría las orillas de los ríos en ese tiempo, sistema que hasta muy avanzado el poblamiento de la villa, perduró como técnica aplicada en el diseño de las techumbres de las casas de algunos vecinos.
Las actuales investigaciones consideran al pueblo mapuche como una entidad étnica y lingüística que se extendía desde el río Choapa, por el norte, hasta Chiloé, por el sur, un territorio de 1.400 Km. que ostentaba marcadas diferencias de clima, flora y fauna. Esto provocó naturales diferencias dialécticas y de costumbres dentro de la misma etnia.
Hacia 1470 el imperio Inca se extendió en Chile central hasta el río Maule, ejerciendo dominio militar, económico y cultural. Ello se manifestó en la aparición de un estilo cerámico diferente y en la introducción de nuevos tipos de cultivos y técnicas de riego y un sistema muy particular de marcar los territorios con el aprovechamiento de la piedra, muy usado por los Incas para marcar los asentamientos.
Esta fue la introducción de la pirca, sistema que consiste en hacer un muro con piedras canteadas de un metro cincuenta de altura y un metro de ancho, al igual que la muralla china, resguarda la propiedad y facilita el encierro de los animales domésticos.
Luego, debido a las guerras internas que afectó al incanato, parte de los contingentes de colonos y soldados peruanos se replegaron más al norte, hacia el área de Santiago.
A la llegada de los españoles, la densidad de la población nativa era baja en esta zona, inferior a la existente al sur del Bio-Bio y al norte de Santiago, en el sur, por tener un mayor acceso desde las pampas en los pasos cordilleranos y al norte, atraídos por las explotación de minerales. Estos grupos sociales se hallaban en caseríos dispersos, por lo general a orillas de los ríos, sin constituir pueblos ni aldeas. En el área costina los lugares poblados eran Alhué, Litueche, Bucalemu y muchos otros aplicados a la extracción de la sal común y la pesca en el mar.
Durante el período de la dominación española, la población nativa del valle de Mostazal, fue sometida al régimen de encomiendas o latifundios a cargo de un solo propietario y bajo el amparo de la ley española, sistema resistido por los nativos, por lo cual, mucho indígenas fueron trasladados hacia el norte para ser usados en faenas mineras.
Estas grandes encomiendas otorgadas en beneficio de algunos soldados españoles, como premios por servicios prestados a la corona de España, fueron los asentamientos de las primeras propiedades agrícolas alrededor de los asentamientos indígenas de Codegua y Angostura y que cubrían todo el valle. Estas grandes haciendas, muchas de ellas dedicadas al cultivo de la mostaza y del tabaco, son las que en sus comienzos aportaron el incipiente poblamiento de un tipo especial de trabajador agrario, "el inquilino", que era un arrendatario instalado por el propietario en los deslindes de la hacienda, con el objetivo de resguardar sus intereses. En este largo camino rural hacia el estero del tronco y posteriormente hasta la estación del ferrocarril, nació la villa de Mostazal.
Las posteriores modernizaciones de la hacienda, tras la llegada del ferrocarril trajeron un cambio sustancial al sistema de producción agraria en el valle de Mostazal, orientada a la producción lechera industrial, con el asentamiento en la zona de Graneros de la compañía industrial y lechera Nestlé Suiza, para la producción de leche y café en polvo.
Los primeros antecedentes históricos de la villa, son aportados por algunos documentos y están relacionados con el otorgamiento de permisos para instalar canchas de juegos de bolas. En breve síntesis, este juego es parecido al juego de la mesa de billar, con tres bolos de madera, dentro de un marco de maderas hecho a nivel en la tierra, como techumbre para el sol se usa una ramada. El juego consistía en golpear las bolas con un mazo y que éstas pasen por un aro que se encuentra dentro de la cancha.
La autorización oficial para estas canchas provino del Gobernador don Ambrosio O'Higgins, en un bando fechado en Valparaíso, el 8 de noviembre de 1790. En el se autoriza al partido de Rancagua para instalar canchas: con 5 para Rancagua, 2 en Codegua, 1 en Mostazal, 1 en Angostura, 1 en Paine, 1 en Hospital, 1 en Maipo, 1 en Aculeo, 1 Machalí,
Otros antecedentes relacionados con la villa de Mostazal, se pueden encontrar en los primeros plano de diseño del ferrocarril y otros en lo relacionado con asuntos legales en la iglesia de Codegua.
Suelen encontrarse además en estos pequeños pueblos datos de las personas que han vivido en el, en su pequeño cementerio, también guardan sus recuerdos en los nombres de sus calles y en sus rincones, donde han quedado grabadas más de alguna leyenda, estampadas en algunos fachadas de viviendas, van quedando ahí en el tiempo, cuya vista inspira una melancolía de los claustros más recónditos. Está ahí el barrio de Chuchunco, ubicado en las calles laterales y detrás del convento franciscano, con sus casas de barro pintadas a la cal y sus grandes sitios quintas con frutales, el barrio de Ñuñoa, por ser la parte cívica más antigua corresponde a las calles centrales, con un sinfín de tenderos manejados la mayoría de ellos con ciudadanos de origen Libanés, el barrio de la estación, con sus lugares de El Refugio y la Invernada, donde vivieron personajes del devenir histórico como Alberto Blest Gana, escritor, Alejandro Flores, actor. Esta calle ubicada detrás de la estación, tuvo su origen con los barracones construidos por los trabajadores del ferrocarril, posteriormente en el lugar fue edificada una capilla y durante la propiedad de los establecimientos oriente de Santiago, se creó un gran criadero de pollos.
Así, con el transcurrir de la de llegada de nuevos vecinos y según los usos y necesidades de cada época, la casa habitación rural fue evolucionando en su programa y distribución. Con el nacimiento de la villa después del aparecimiento del ferrocarril, la villa toma una nueva fisonomía, aparecen las grandes casonas de un piso, con plantas en forma de U, corredores exteriores y de cara a los caminos.
Las pequeñas casas suelen estar ahí, llenas de jardines y huertos. La vida y el movimiento tienen en ellas una marcha tranquila que un extraño las creería deshabitadas, si no encontrara de pronto dueñas de casa bajo un parronal afanadas junto a una pileta del lavado de ropa, pequeños almacenes entre polvorientas calles, un golpear lejano de la campanilla del vendedor de helados, la música gratísima de la chicharra en los huertos de las tardes de verano. Las viviendas construidas la mayoría de ellas para los trabajadores de los fundos cercanos, mantienen aún sus largos corredores exteriores rodeados con jardines, en muchas calles se mantienen aún las viejas acequias con agua para los riegos de las quintas, todo ello va dando forma a las características de la villa. Es difícil transitar por sus calles sin admirar los enormes árboles y naranjales que permanecen en los sitios. Si observamos al interior de las veredas podemos ver, casas antiguas y remozadas algunas, que las inclemencias de los terremotos ha obligado a reedificar con modelos aportados por sus propios dueños o por la experiencia constructiva de los artesanos. Se observan casas de maderas transversales con adobes, hechos y amasados en los mismos sitios, casas con cubiertas de estuco o pizarras, que dibujan líneas azules sobre las paredes del edificio, terminados en tejas o pizarras. Estancias de un solo nivel, atemorizadas por los terremotos, que de tarde en tarde aterrorizan a la población.
La villa de Mostazal, como lo gran mayoría de los pueblos pequeños, tuvo un despertar tardío en cuanto a vida moderna se refiere, sus calles de tierra, hasta bien avanzados los años cincuenta, esperaron con mucha resignación que se instalaran en primer lugar, el agua potable y el alcantarillado, pero como todo pueblo que se respete, sus primeros habitantes bregaron por contar con municipio casi desde el primer momento de su fundación, el cual quedó felizmente registrado el 17 de Marzo de 1894, con su primer alcalde don Samuel Blas Ovalle. Es pintoresco recordar que la primera reunión de trabajo del Honorable Municipio se llevó a efecto en la sala de espera, de lo que es hoy en día nuestra reliquia y patrimonio nacional, " La estación del ferrocarril".
Gran parte de la iniciativa que contribuyó para que la villa tuviese cuadras y manzanas bien diseñadas, fue el aporte de los ingenieros que trazaron el ferrocarril, los que al expropiar las propiedades principales del centro del pueblo por donde debería cruzar la línea, crearon las calles transversales que dieron a la villa su fisonomía actual, del antiguo "Calle Larga" al Estero del Tronco.
El antiguo vado del "Estero del Tronco", que siempre fue un sitio poco profundo del río, por donde se podía pasar caminando o en carruaje, pronto vio terminada la estación del ferrocarril, que quedó ubicada en el sector norte del estero, por lo que de inmediato el comercio proliferó en la calle larga de Mostazal. El antiguo callejón de tierra se vio activado por una serie de tiendas y pulperías destinadas a surtir a los trabajadores del ferrocarril, la línea y los constructores del puente metálico sobre "El Estero". La estación de estilo tradicional chileno, como la mayoría de las estaciones diseñadas en una característica muy propia de la época, que no obstante, estar construida en adobes y ladrillos, su arquitectura se adecuó al paisaje con un corredor exterior al estilo de las casas campesinas, apoyado en pilares de maderas, oficinas y boletería fueron protegidas de la lluvia y una sala de espera apropiada con asientos para los pasajeros; en el frente se le acondicionó una pequeña plaza con palmeras y jardines pronto se vio concurrida de coches y diligencias de los más variados tamaños que transportaban personas motivadas por la curiosidad de conocer el tren metálico, sus carros y sus locomotoras, venían de remotos lugares de la región, para hacer el viaje hasta Santiago.
Iglesia La Punta
Los poblados del interior, cercanos a la cordillera de Los Andes, como son: La Punta , Codegua, Romeral, Lo Ovalle, etc., requirieron pronto de un camino carretero que los uniera con la estación del ferrocarril. Culminó esta necesidad con la construcción de un hermoso puente de concreto sobre "El Estero del Tronco", en la calle larga, para dar paso a un camino que uniría estas poblaciones. Este ha sido el puente símbolo de la unión entre lo nuevo y antiguo que ha caracterizado a la comunidad de Mostazal, y que ha servido hasta nuestros días para fortalecer el espíritu emprendedor de sus vecinos.
Este puente resistió los embates de la naturaleza desde su fundación el año 1893 aproximadamente, hasta su demolición en el año 1993, no por inservible, sino que por quedar estrecho al paso del intenso tráfico del mundo moderno.
El puente de concreto en la mitad de la calle principal ha sido desde su existencia un lazo de unión entre sus vecinos, un punto de encuentro, que le ha significado a los villanos la presencia de una vida diferente con respecto a otros pueblos de la región, una característica que a través de toda su existencia le ha ido otorgando un atractivo especial, con fines turísticos desde sus primeros tiempos y folklórico cultural después. El enriquecimiento de la vida interior, por cuestiones netamente deportivas, también motivaciones, muchas de ellas de carácter religioso, originadas la mayoría de ellas por la orden sacerdotal de San Francisco, avecindada en la comunidad, fundamenta también ese atractivo que tienen algunos pueblos para comunicarse con el tiempo y dejar huellas históricas entre sus gentes. Desde entonces, desde el puente y en sus márgenes han ocurrido las más extrañas manifestaciones de la vida cívica, desde destrezas ecuestres, baños públicos, circos, rodeos etc.
En sus comienzos, bajo uno de los arcos del puente, entrando por su ribera sur, funcionó una herrería, taller principal del pueblo para todo lo que significó herrajes de caballos, reparación de carretas y coches, que viajaban de diversos lugares a la estación, lugar también en que se atendían las remontas de los caballos de postas. Mas tarde la entrada norte y sur del puente se convirtió en lugar de ventas de especias, flores, puestos de pan, pescaderías, etc.
En muy diversos tiempos, bajando por el costado norte del puente, la ribera del Estero del Tronco, fue refugio para los gitanos, los cuales con sus tolderíos se instalaban bajo la sombra de los sauces a orillas del estero, que le daba animación con sus alegres fiestas de matrimonios y colorido al lugar con las variadas carpas. No faltaron las grandes fiestas en que se reunieron gitanos procedentes de diversos países de América en el que hicieron gala de espléndidos banquetes, con sus carromatos llenos de colores y ventas de chucherías especialmente de cobre. Pero al parecer el mayor atractivo del lugar lo constituyeron los circos, especialmente cuando el cine aun no tenía el contenido masivo que fue adquiriendo después. El circo de todos los tamaños y de diversos lugares de procedencia, siempre fue el mayor atractivo para la gente joven. Desde el montaje de su grandes carpas que el público contemplaba con verdadera expectación desde el puente, hasta sus mas extraños componentes que recorrían el pueblo con su banda, payasos, enanos y fieras. Estas temporadas motivaban el encuentro de toda la familia en el circo y era el comentario obligado de todos los vecinos. Circo como las Aguilas Humanas, con artistas procedentes de los Estados Unidos, sin duda fueron siempre la mayor atracción.
Sin lugar a dudas estos recuerdos van hilvanando la vida de la villa de Mostazal, marcan su juventud y crean su historia. Los juegos, por otra parte, aportan otro tanto, como los torneos y las justas deportivas. Su aparición coincide con la aplicación del huaso a las prácticas del arreo de animales desde la cordillera, práctica muy rica en esta zona huasa por excelencia, que en sus comienzos, por la necesidad de separar los novillos para marcarlos, debieron entrenar sus cabalgaduras para llevar el ganado, así aparece el deporte tradicional chileno, "el rodeo", en que una pareja de jinetes, la collera, montados en caballos inscritos, arrean y atajan a un novillo en tres oportunidades. Así nace la destreza del caballo y tiraduras en rienda.
El pueblo de Mostazal disfruta de estas prácticas en las canchas preparadas junto al estero, es admirable como los jinetes manejan los lazos y como preparan los animales para arriar el ganado, prácticas que, con gran lucimiento, es llevada a cabo por el club de huasos de Mostazal, cultura y folcklor, son los ingredientes que van adquiriendo los jóvenes de la villa, los cuales durante el verano se deleitan con los baños en el río. Historia aparte lo constituye la feliz iniciativa de sus autoridades al crear cada verano un dique bajo el puente.
"Los castores" podríamos llamar a los vecinos que abordaron la feliz iniciativa de crear este tranque, que produjo un cambio radical en las costumbres de vida de la juventud de la villa y también de muchos estudiantes que venían de Santiago a pasar sus vacaciones, esta piscina nativa alimentada con agua del estero y de vertientes y cupios de aguas vírgenes, permitió reunir grandes cantidades de muchachos que ahí aprendieron a nadar. La idea nació de la Municipalidad para otorgarle un apoyo económico al cuerpo de bomberos que tomaron la concesión para reunir fondos y contar con un cuartel
En sus inicios el lugar no pasó de ser una poza grande rodeada de sauces, posteriormente construyeron camarines para guardar la ropa, barandas y asientos para los espectadores, después se agregó una terraza con una ancha comunicación a la plaza, un quiosco para la venta y para la música. Hoy día todo a cambiado en el lugar, para bien de la comunidad, el lugar es solo un refugio de románticos recuerdos, aquí se tejieron y urdieron grandes alegrías y festejos, aquí la juventud de los años cincuenta celebró sus fiestas de Año Nuevo y algunos carnavales de verano, hoy la música a terminado, los grandes sauces ya han terminado sus años, el río presuroso sigue su marcha en la indeclinable cuenta de la vida. Pero hoy la villa cuenta con una hermosa y moderna piscina profesional en la orilla norte del estero.
Así como antaño el estero sirvió como lugar de encuentro para paseos de verano, un experimento realizado en el año 1915, cuando aún en Chile la electricidad no tenía una aplicación de uso masivo, la ribera del estero sirvió para montar un pequeño grupo generador de electricidad, con el cual se abasteció en un sistema de emergencia, la primera instalaciones de alumbrado público en el pueblo, se cuenta que esta planta se habría instalado en el sector de la calle Luco, y alimentada con agua por medio de un pequeño canal hecho de madera para la turbina, no han quedado mayores datos históricos, pero el operador de esta planta habría sido un mecánico de apellido Calderón. En tiempos posteriores la orilla de la ribera se ha aplicado a los más diversos oficios, destacándose entretenimientos, juegos para niños, circos, durante gran parte del año, las sombras de los grandes sauces de sus orillas han sido el aliciente seductor del sector para obtener tan numerosos invitados.
¡Pero!, no siempre el "Estero del Tronco" ha vivido la mayor parte de su existencia convertido en un inocente e inofensivo arroyuelo, a los pocos años de su construcción, debido a un año excesivamente lluvioso, se convirtió en un peligroso enemigo que amenazaba con llevárselo todo, incluido el mismo puente, que vio superado su nivel máximo en varias oportunidades, llegando el agua hasta la altura de su baranda. Como resultado, los niveles de acceso al puente fueron destruidos, por lo que fue necesario reforzarlos, principalmente en el acceso sur, con un murallón de piedras y cementos que permitió recuperar el terreno suficiente como para instalar allí la plaza pública.
La historia de la villa la vamos a ubicar en el tiempo que incluye los comienzos de los años cuarenta, la única razón es, considerar el período de la segunda guerra mundial, período de gran inquietud mundial, y comparar con la tranquila vida interior de la villa. En las calles, viviendas y quintas con sus huertas y parronales, el mundo exterior no llega, solamente algo se sabe por la poquísima información recogida por las radios emisoras, las cuales comienzan a tener una vital importancia en la vida de la comunidad. La rutina se aplica al trabajo agrícola principalmente, en las grandes haciendas vecinas a la villa, donde poco importan la cultura general del pueblo, que en los días de fiesta dedica su tiempo principalmente a las actividades deportivas. Nacen en este tiempo algunos grupos folclóricos, se crean algunas obras de teatro y las fiestas colectivas son organizadas por los hermanos de la orden de San Francisco, los cuales se integran en la comunidad a través de la iglesia y las procesiones de su santo patrono. Esta comunidad logra tener un colegio con internado para más de mil estudiantes, provenientes en su mayoría de Santiago. Pero la comunidad activa principal, pertenece al cuerpo de bomberos, que organiza diversas actividades, con el fin de lograr equipamientos para su cuartel, esfuerzo de sus voluntarios por contar con un carro de bombas y equipos modernos.
La preocupación de la familia se centra en lograr recursos para ayudar al ingreso y asistencia permanente de los jóvenes a la escuela básica, la guerra en Europa llega como un clamor lejano, no se tiene conciencia de que los resultados futuros de la destrucción de Europa pudiese afectar la vida de la comunidad directamente. La radio trae noticias censuradas de grandes catástrofes y muchas ciudades destruidas, pero el país recién afectado por un gran terremoto en la zona central, no termina de asimilar el efecto de una guerra. Sobre el partido que gobierna y sobre su presidente recae la responsabilidad de la reconstrucción de los pueblos afectado por el terremoto. Felizmente en la villa los efectos de la destrucción en el sur han sido mínimos.
La villa soporta un grado de atraso digno. En la mayoría de las casas se dispone de luz eléctrica, no así de agua potable, es fundamental el horno de barro para el pan, la artesa para el lavado de la ropa y el pozo para el agua fresca, la vida diaria se ve estimulada con la llegada de la radio y la comunicación inmediata con el mundo, en muchas familias durante la noche se entretienen en escuchar emisiones procedentes de otros países, especialmente motivados por obtener noticias mas frescas originadas por la segunda guerra mundial.
Las casas se llenan de estos recuerdos, donde tuvieron lugar los acontecimientos de esta historia, es precisamente una de esas viviendas, honorables restos de un tiempo crítico para el mundo y para la comunidad donde nos ha tocado vivir, donde fijaremos los hechos.
Después de seguir las sinuosidades de este pintoresco camino de los años cuarenta, que es el comienzo también de la construcción de la carretera Panamericana sur, cuyos menores accidentes despiertan recuerdos y cuyo efecto general tiende a sumergir a la mayoría de las personas en un especie de ensueño, se divisa un espacio de mucho esfuerzo, en el centro del cual colocaremos a nuestro personaje, en la puerta de la casa del señor Ramos. Es imposible hacerse cargo del valor de esta expresión en la villa de San Francisco sin saber antes y conocer la biografía del señor Ramos.
El señor Ramos, disfruta en la villa de alguna reputación, cuyas causas y efectos no pueden ser totalmente comprendidos por las personas que no hayan vivido en la villa. El señor Ramos, llamado por algunos "el ingeniero", sin saber realmente sus causas sino que más bien por una sensación de respeto por su condición de anciano, había llegado al pueblo al término de su vida, bordeando ya los sesenta años, hacía ya mucho tiempo que el pelo había blanqueado su cabeza, con un sinnúmero de experiencias vividas en lejanas tierras y cargado, mas que de riquezas, con riquezas otorgadas al Estado de Chile, en numerosas obras de bien público, en un tiempo en que Chile es azotado por uno de sus peores terremotos, con mayores efectos que la segunda guerra mundial misma ocurrida en Europa.
Cuando la zona sur del país es destruida por el terremoto en Chillán y Concepción, es nombrado Ingeniero Provincial de Obras Públicas en Concepción y Cañete. Le correspondió llevar adelante todo el proceso de reconstrucción en la zona. Su matrimonio se vio también destruido con el fallecimiento de su mujer en el mismo terremoto, su hijo, de algunos meses, debe ser criado por una nana, se ve obligado a reconstruir también su vida así como su casa.
Años después, con su nueva familia reconstruida y con un nuevo matrimonio con una joven muchacha chillaneja de no más de diecisiete años y numerosos hijos de este nuevo matrimonio, solicita su traslado al norte, son los años en que en Chile, por el mismo efecto de los sismos, existe una tremenda escasez de casas, por lo que, en su búsqueda por la zona encontró arriendo finalmente en la villa de Mostazal.
Es así como, casado, siendo un hombre ya anciano, en las postrimerías de su vida, el Ingeniero, que ya había cumplido los sesenta años y provisto de una estable jubilación ingresa a la comunidad de la villa. Entre los habitantes de Mostazal, para muchos campesinos, el Ingeniero pasó como un hombre dado a las ideas nuevas, pronto fue solicitado para organizar los trabajos voluntarios, como dotar a la compañía de bomberos de un nuevo carro de aguas y posteriormente, para conseguir los fondos para la adquisición de una ambulancia. La villa no contaba con servicios médicos, por lo que había que transportar a los enfermos y parturientas a la vecina localidad de Graneros.
Fue nombrado miembro de la asamblea política y pronto su influencia se dejó sentir. Políticamente, protegió a los partidarios del antiguo régimen llamados Social Demócratas, los cuales se mantenían en el poder por un tercer período, trató de impedir el desmoronamiento del régimen, pero las fuerzas sociales fueron mucho más poderosas, el pueblo en su magnifica ignorancia de la cosa pública, trabaja mucho, pero las razones de orden económico no las analizan con profundidad. Fue un período de grandes trastornos, motivados, principalmente como resultado de los inconmensurables gastos que tuvo que soportar el Estado para la recuperación de las zonas desbastadas por el sismo por un lado, pero por otro y lo más grave, fue el producto de los racionamientos de los alimentos, principalmente azúcar, aceite, yerba mate, que el país no producía internamente y que era necesario importar. Europa y su reconstrucción, después de la guerra, se llevaban todos los productos y países pequeños como el chileno, con un terremoto tan cruento como la guerra, también tuvo que soportar los mismos sufrimientos. Fue el período de los cupones para comprar el medio kilo de azúcar o el cuarto litro de aceite, lo que llevó al pueblo a maldecir los gobiernos Social Demócratas, y expresar abiertamente, "políticos ladrones", el Ingeniero, en todos sus años de funcionario público, no había tocado un peso que no fuera en defensa del Estado de Chile. Fueron los años en que el pueblo llamó a la escoba para barrer con los ladrones.
Ramos abandonó los honores políticos sin pena ni gloria. Ya por aquel entonces en la villa se habían construido una serie de obras públicas, en beneficio de la comunidad, pavimentos y alumbrado en la calle central principal, canalizaciones a lo largo de todas las calles para el agua potable y el alcantarillado, un edificio para las oficinas públicas y un pequeño teatro.
El pueblo de Mostazal conoció a Ramos por sus incansables paseos por las calles de la villa en compañía de su hijo mayor. El pueblo los veía sostener largas conversaciones. El muchacho delgaducho y alto casi de la misma altura del anciano, atendía con verdadero interés la charla, todos los temas de conversación estaban orientados principalmente al terreno político. Si en un momento el tema decaía, el muchacho preguntaba nuevamente: - Papá ¿qué son las derechas políticas?, ¿Cuáles son los partidos de izquierda?, ¿En qué consiste tal o cual partido?, siempre había una respuesta culta, versada, nunca el compromiso, tal vez en espera que la vida misma otorgara la respuesta definitiva.
Físicamente, Ramos era un hombre de un metro setenta y seis centímetros de altura, macizo, barrigón, por lo que usaba para disimular su barriga un grueso cinturón de cuero, normalmente en sus paseos diarios por la villa, usaba una delgada manta de vicuña en sus espaldas, su cara redonda, que mantenía siempre pulcramente afeitada, los ojos tenían la expresión tranquila y dominadora lo que el pueblo atribuye a la imposición por presencia, su frente amplia, casi exenta de arrugas con su cabello blanco terminaba por otorgarle magnificencia. Por otra parte, sus actitudes, los modales al conversar y al caminar, todo revelaba en él esa confianza en si mismo que da la costumbre de haber salido siempre airoso en sus empresas.
Así, aunque era en apariencia un hombre de costumbres sencillas y suaves, tenía un fuerte carácter.
La casa de Ramos situada en una de las calles transversales de la villa, exactamente ubicada frente a la iglesia del convento, era una pequeña quinta, que siempre arrendó. La calle era de tierra, como la mayoría de las calles transversales del pueblo, solamente se mantenían pavimentada la vereda de uno de los costado de la calle para el tránsito de las personas. El frente de la casa, con una puerta ancha de dos hojas, maciza de roble barnizado, llena de grietas, con simétricos dibujos, mantenía una rejilla cuadrada, pequeña como mirador, una barra de madera aseguraba la puerta. Por dicha rejilla, destinada a reconocer a los amigos, se podía ver en el fondo la sala de estar, y a través de la galería los naranjales de la huerta.
Pocos amigos frecuentaban la casa de los Ramos, generalmente los convidados habituales estaban constituidos por vecinos, los cuales, por ser también pobladores de las casas vecinas, eran invitados a pasar a las aposentadurías de la familia, que en temporadas de verano se instalaban en un comedor acondicionado bajo el parrón; en época de invierno, el lugar de reuniones era una larga galería con amplios ventanales, donde por lo general se instalaba un brasero metálico para la numerosa familia que en pequeñas banquetas se sentaban en su rededor. Por esta suerte, las escasas amistades que de tarde en tarde llegaban de visita, por lo general, constituidos por políticos de la capital, eran recibidos en la sala especialmente acondicionada, que en la mayoría de las casas de los pueblos pequeños mantienen como una reserva secreta y cerrada para tales ocasiones, estas salas o despachos sirven al mismo tiempo de comedor, es el centro de la vida doméstica, cuando de hacer vida social se trata, allí iba el peluquero del señor Ramos dos veces al año, allí se recibía a los regidores del municipio, al cura, a los vecinos que de tarde en tarde venían por consultas de tipo jurídico y también consejos. Esta habitación, cuyas anchas puertas daban a la calle, se mantenían como única posición con su piso encerado, un amplio esquinero mantenía a la vista algunas reliquias de tiempos mejores de la familia, como platos y lozas de procedencia inglesa, la coctelera metálica, un frutero plano de cristal, el cual nunca era mantenido con frutas, pero que siempre mantuvo cartas y documentos que en cualquier momento podrían ser utilizados, una mesa redonda pulcramente cubierta con un mantel bordado a mano, una lámpara colgante eléctrica, con una ampolla de vidrio, simulando ser una antigua lámpara a parafina.
En las paredes estaban colgados los retratos al pastel que representaban a los padres del Ingeniero Ramos y el retrato al carbón de Ramos con su joven esposa, en la muralla contigua, el mismo Ramos pero, en una edad mucho más joven, al parecer, por su vestimenta tomada recién salido de la universidad, finalmente, lo que más llamaba la atención en cuanto a los retratos en la muralla, por la calidad del trabajo, el que consistía en un dibujo a pluma de ganso, en tinta china, de un bebé de pocos meses, al `parecer la hija mayor de Ramos, fallecida a esa misma edad.
El resto de la casa lo constituían los dormitorios, separados por secciones , las niñas, en condición mayoritaria agrupadas promiscuamente en un dormitorio grande y su hijo mayor en un pequeño dormitorio al interior de la casa, la pieza de la cocina se encontraba separada del resto del edificio, tenía la característica especial y común a todas las casas de la época, el disponer de una cocina metálica a leña, de varios compartimentos para los diversos tamaños de las ollas, un caldero lateral mantenía agua caliente en forma permanente para el baño en la temporada de invierno, un horno de buen tamaño permitía fabricar el pan diario dentro de la familia. La nana Charito, una mujer ya de ciertos años, era la persona que además de haber criado a todos los niños, se encargaba de preparar la comida. Apenas terminada la comidas se mantenía la cocina siempre limpia fresca y ordenada, luego la familia se preparaba durante las tardes para oír las comedias por radio. La nana Charo dormía con las hijas mayores y mantenía un ascendiente sobre la familia igual al de los padres.
La quinta apropiada, de buen tamaño para una familia numerosa, permitía cobijar en un primer patio un hermoso parronal, bajo su sombras se reunía diariamente la familia durante el verano. Desde tempranas horas de la mañana se reunían todos ahí, por lo general, bajo el parrón se servían y preparaban todas las comidas del día, un pozo surtía el agua para los menesteres domésticos y también para el riego de la huerta, para un mayor frescor este pozo fue construido bajo dos grandes naranjos, se suplía con creces la falta de agua potable para la familia, el segundo patio estaba destinado a la huerta y el criadero de aves, mantenido este lugar como parte del entretenimiento de la vida diaria por el mismo ingeniero, en este patio se encontraban toda clase de arboles frutales, tales como: Duraznos de temprano en Diciembre, para el ponche de las fiestas de Pascua, granados rojos, membrillos, ciruelos de varias clases, damascos y cerezas. El riego de esta parte de la huerta se había diseñado desde tiempos de fundación de la villa, con un surtidor traído desde el Estero del Tronco y secretamente conservado por todos los vecinos para evitar el pago de impuestos y cargos municipales, se había acordado de mutuo consentimiento el paso de un pequeño canal por el interior de los sitios y la mayoría de las veces generaba serias peleas por su uso, los buenos vecinos aprovechaban el trabajo ajeno al ver pasar el agua por su sitio. No faltaron las enemistades serias entre vecinos por este codiciado bien, nunca se logró tener un juez de aguas. En tiempos recientes, la comunidad de la villa y en general toda la comunidad chilena ha reorganizado las relaciones vecinales con un sistema regulado por la ley, que son las Juntas de Vecinos, bajo la tuición de las Municipalidades las que otorgan este beneficio, con este sistema se ha mejorado la asistencia judicial y asistencia social.
1948 fue un año difícil, el comienzo de la crisis de casi toda la comunidad chilena. Desde hacía ya algún tiempo se venían sintiendo los efectos de esta situación que se manifestaba cada vez con mayor intensidad. Hacía tres años que había finalizado la guerra en Europa, pero sus efectos se hacían sentir en Chile con fuerza. La escasez de los alimentos, mucho más grave que la falta de dinero, fue no encontrar en el mercado los productos necesarios para la diaria existencia. Los racionamientos fueron un grave problema que las familias tuvieron que soportar, el Municipio decretó el control de las ventas por medio de vales, a los cuales había que tener acceso después de varios horas de largas filas para obtener un cupo, para medio kilo de azúcar o medio litro de aceite, etc.
Fue el año en que el crudo invierno se sintió profundamente por la falta de combustible. La entrada del otoño había sido de días muy hermoso y los primeros días de Abril hacían sentir las primeras heladas, tan fuertes que los niños que hacían el trayecto hacía la escuela básica, lo hacían chacoteando por sobre los charcos de agua congelados, el frío en la mañana mantenía las veredas cubiertas con un manto blanquecino, y el rocío en las hierbas mantenía a éstas pétreas por el hielo. Por esta razón se había dividido la jornada de clases en dos tiempos, en la mañana asistían a clases los hombres y en la tardes solamente las mujeres.
El edificio construido para la escuela básica en la década del veinte, fue una de las primeras manifestaciones de modernismo logradas por la villa, fue diseñada a todo esplendor, amplia, de dos pisos, con un hermoso gimnasio techado y piso con parquet, fue siempre el orgullo de los vecinos. Fue construida cuando el país enfrentó la necesidad de superar el bajo índice de alfabetización que se mantenía por algunos años y también gracias al impulso renovador que llegaba de la vieja Europa después del término de la primera guerra mundial.
Después del término de esta gran guerra, llegaron a Chile muchas inquietudes sociales, se aspiraba a obtener los alcances de los acuerdos obtenidos en el tratado de Versalles, como son, las ocho horas de trabajo por día, para los trabajadores, especialmente agrarios, los cuales, en ese tiempo basaban su jornada por el horario solar, otra razón social defendida en esa época fue las leyes previsionales, Caja de Empleados Particulares y Seguro Social Obligatorio, situación social lamentable que arrastraba el país desde casi su fundación. Estas escuelas verdaderos homenajes a la cultura en sus ostentosas arquitectura para un medio de comunidades rural, fueron todo un éxito, especialmente en un medio, donde apenas hacía poco se habían abandonado las construcciones de totora o que, a lo sumo, donde había casonas hechas en adobes y techumbres de tejas estas escuelas fueron verdaderos palacios.
En estas escuelas se enseñaba en seis años, todo lo necesario para que el alumno tuviese las herramientas necesarias para su cultura general y aplicaciones del diario vivir, lectura completa, caligrafía, dibujos, geografía e historia de Chile, matemáticas, música, artes manuales y artes culinarias y bordados en las niñas, educación física en cantidad apreciable hasta lograr buenos deportistas, etc., los textos de estudio aportados por el Ministerio de Educación, de igual manera que profesores, los cuales procedían de la Escuela Normal de Profesores, institución no superada por la calidad integral de esos profesionales.
El tiempo pasaba imperturbable, la pura y monótona vida en esos días por la villa y los comentarios obligados estaban relacionado con las pequeñas dificultades de la vida diaria, muchas de esas dificultades originadas por la falta de servicios básicos, como el agua potable y alcantarillado. En ese tiempo durante las largas conversaciones de sobremesa que mantenían el Ingeniero y su hijo mayor, se daban tiempo para comentar las causas y razones por las que el país pasaba por tantas necesidades, mamá María aportaba lo suyo y todos los pequeños escuchaban en silencio sin comprender, solamente mama María a ratos aportaba sus comentarios por las molestias del racionamiento, por lo general el pueblo murmuraba y ya comenzaban los descontentos con el gobierno de los social demócratas.
SAN FRANCISCO DE MOSTAZAL
21 kms. al norte de Rancagua.Pueblo que se originó en un antiguo fundo y una pequeña iglesia construida en 1858 y que guarda tradiciones y arquitectura rural propias de la zona central de Chile.Su trazado es de calles regulares formadas alrededor de la Estación de Ferrocarriles. Cerca del pueblo existen antiguas haciendas con casas patronales rodeadas por parques, paisaje característico del campo chileno.Cercano a este pueblo, por camino ripiado, se encuentra el Parque de la Hacienda Callejones.
Historia
Campo Escuela Callejones
Callejones, se caracteriza por tener una belleza escénica atípica con respecto a la zona central del país, el que se debe a la influencia de distintos paisajistas que han ejercido su presencia en el parque, el que fue terminado de construirse en el año 1890 por el paisajista francés Guillermo Renner, el cual también es el diseñador de los parques Macul (1872), Bucalemu (1875), Santa Rita (1882-1885) y Lo Aguila (1890). El parque de la Hacienda Callejones sufrió, a través de su historia, importantes modificaciones como la realizada por el francés Gachelin en el año 1923, del cual entre sus creaciones destaca el Parque de las Majadas de Pirque (1910) y por el vienés Oscar Praguer en 1940, quien en 1930 proyecta el Parque Japonés junto al río Mapocho y pasa sin duda a ser el paisajista más cotizado de la época.
Como resultado de lo anterior, es la gran variedad de especies forestales exóticas, las que destacan encinos, robles americanos, sequoias, cedros, abetos y alcornoques, entre otras 40 especies de árboles. También podrá observar de la avifauna típica de la zona, y de animales domésticos propios del campo chileno.
La hacienda durante el proceso de Reforma Agraria (fines de la década del 60), pasó a ser administrado por la Corporación de Reforma Agraria (CORA) y durante años estuvo sin uso. En estas condiciones, gracias a la gestión de autoridades institucionales del movimiento Scout, la Hacienda Callejones pasa a ser parte de esta, quién hoy en día ha logrado transformarla en uno de sus centros con mayores visitas.
La misión del Campo Escuela Callejones, es ser un lugar en donde las actividades propias del escultismo, puedan ser ejercidas sin inconvenientes, y apoyar a los objetivos educativos de la Asociación de Guías y Scouts de Chile.
Además de utilizarse como lugar de campamento para los Grupos Scouts, se utiliza para la realización del Programa Nacional de Campamentos Escolares, que brinda la oportunidad única de vacaciones de verano a niños y jóvenes de alta vulnerabilidad social de la VI Región y Región Metropolitana.
- Fecha de publicación: 29 Apr 2008- Publicado por: administrador-
EL VALLE DEL CACHAPOAL, “CUNA DEL CHILE CLASICO”
Con el correr de los siglos coloniales en Chile – al igual que en el resto de América -, los Jesuitas alcanzaron una enorme influencia en la educación, la cultura y la economía locales.Transformando 55 haciendas en polos autónomos de agroindustria, cada una con su capilla, molino, herrería, curtiembre, en ellas se fundó una nueva cultura, orgullosa y mestiza, donde la música, la gastronomía y los atuendos son algunas de sus expresiones.Viñedos, artesanías y arquitectura expresadas en casas patronales e iglesias, son testimonio de este legado.
HITOS
• Hacienda Callejones: Familia Irarrázabal; Parque Renner, Praguer y Gachelin, grandes avenidas de cecuollas• Graneros: Hacienda, Iglesia La Compañía, Casa de Molino• Graneros: Maestranza Ovalle – Hodgkinson (casa patronal)• Graneros: Parque de Graneros, Familia Correa y Toro, Parque diseño Renner• Pueblo (plaza y Estación) de Graneros• Taller Gajardo (escultura)• Rancagua: Museo de la Patria Vieja y Casa de la Cultura.• Lo Miranda• Doñihue: artesanía aperos• Viña Santa Luisa• Coltauco
PARROQUIA SAN FRANCISCO DE SAN FRANCISCO DE MOSTAZAL
• En un sector de “mostazales” un grupo de hermanos franciscanos estableció un convento. Los habitantes pronto asociaron la localidad con su patrono, el Santo de Asís, y con el paso del tiempo surgió el nombre de San Francisco de Mostazal, dando paso a la creación de la comuna, en 1894.
• Corría 1856, cuando D. Pedro José Luco, como fruto de una misión, determinó apoyar la fundación de este convento en los terrenos de su hacienda. El amplio edificio que se construyó contaba con 19 celdas, tres claustros y templo de una nave. Hasta 1906, cuando el terremoto destruyó la iglesia y su torre, existió un templo “de una sola nave, pero bastante grande”, con torre. Una imagen de bulto –es decir de cuerpo completo o de candelero- de la Inmaculada presidía el altar mayor. Tenía tres altares más, dedicados al Calvario, a Nuestra Señora del Carmen y a Santa Filomena.
El 28 de diciembre de 1930 se bendijo la primera piedra del templo que hoy existe y pasaron 14 años, hasta que en 1944 se dio por terminada la obra.
• La parcela adyacente al primer convento se transformó en modelo de aprovechamiento de la tierra: árboles para madera y frutales, viñas, elaboración de vinos, fabricación de tejas y ladrillos, cercos, riego, etc.
• Por el inventario de 1885, podemos conocer las difundidas devociones al Santísimo Sacramento, al Niño Dios, a la Santísima Virgen, a San Francisco, San Antonio, San José. El Mes de María era celebrado con solemnidad, al igual
que la Semana Santa. Sin ser parroquia, prestaba los mismos servicios que en ellas y por este motivo en diciembre de 1933 el obispo de la nueva diócesis de Rancagua se proponía erigir allí una parroquia. No fue hasta 1965 que se erige la parroquia San Francisco de Asís .
• Desde 1923 y por un largo período, estuvo a cargo de la Provincia Franciscana la que instaló allí su Colegio Seráfico o Seminario Menor, dedicado prioritariamente a la formación de los futuros franciscanos.
• Algunas muestras de la preocupación de los frailes por la educación popular: según el inventario de 1885 se reserva en el edificio una sala dedicada a colegio; en la década del 2O, el P. Weiss abre una escuela gratuita para los niños del pueblo; en 1960, fray Hernán Álvarez abre la Escuela Técnica Femenina «Santa Clara»; en la década del 50 se admitieron en forma experimental algunos niños del pueblo para que allí aprendieran junto con los seminaristas sus primeras letras.
• Con el tiempo va diluyéndose la característica de seminario y el colegio empieza a ser aprovechado por familias que sólo buscaban un internado para sus hijos, ya que, al mismo tiempo, desaparecían los internados tradicionales de casi todos los colegios del país; y esto, tarde o temprano, lleva a la Provincia a asumir la realidad de que el Colegio Seráfico no albergaba vocaciones y que, llegado el fin de año, no había candidatos para pasar al noviciado. Así llegó su cierre.